100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 2-47.1

Capítulo 47: Charla Amistosa (Parte 1)


[Punto de vista de Kataryna]

El día después del duelo entre Alkelios y Draejan, fui a visitar a la Tercera Princesa. Ella expresó su gratitud por mi deseo de apoyarla en estos tiempos difíciles. Esas fueron las palabras dulces que cualquier noble o persona real diría en su posición.

"Solo para ser claros, conmigo, te deshaces del acto político." Le advertí, quitándole su máscara antes de que me molestara más.

Ella tragó saliva y asintió.

"Para ser honesta, no sabía que hacer… estaba en un callejón sin salida a causa de mi posición política, pero contigo a mi lado, todavía podría tener una posibilidad de permanecer al menos por encima de la línea de flote. Aquellos que tienen individuos Despertados Avanzados bajo su mando no son muchos y los políticos en nuestro reino son como tiburones cuando se trata de… recolectarlos." Dijo y luego suspiró "Me disculpo de antemano por cualquier inconveniente que esta gente te pueda causar." Ella hizo una reverencia.

Asentí.

"¿Qué hay de Alkelios y Seryanna?"

Ella frunció el ceño y bajó la mirada "No he tenido la oportunidad de hablar con ninguno de los dos desde el incidente de ayer." 

"Mi hermana no abre la puerta incluso aunque me quede tocando por media hora." Kleo expresó su preocupación.

Dejé salir un suspiro y rasqué la parte de atrás de mi cabeza.

"Tenía el presentimiento de que esto pasaría. Bueno, iré a hablar con ellos…"

"Por favor hazlo… dejaré a mi amiga en tus manos." Dijo la Princesa.

"Amigos." La corregí antes de irme.

Cerca de media hora después, después de arreglármelas para encontrar el cuarto de Seryanna en este muy complicado Palacio, abrí su puerta y entré a la habitación. Estaba localizada en el primer piso en el ala este. Esta estaba reservada estrictamente para los caballeros, mientras que los cuartos de los sirvientes estaban en el piso planta.

Dentro, miré una cama simple con lecho de algodón, un escritorio a la izquierda, y un pequeño clóset para guardar varias ropas que uno necesitaría vestir en el Palacio. La dragonesa en cuestión estaba sentada en la mesa por la ventana y mirando pasar las nubes.

En sus ojos faltaba la energía o vida que antes había visto en ella. Es como si ella se hubiera rendido ante el más pequeño rayo de esperanza y no tenía manera de recuperarlo.

La Seryanna de ahora es una a la que encuentro… decepcionante.

"¿Aun ahogándote con tu propia lástima?" le pregunté mientras caminaba hacia ella y me detenía junto a la mesa.

"Creo que recuerdo haber cerrado la puerta…" murmuró.

Parpadeé y miré hacia atrás al… desastre.

"Las puertas son baratas para los Caballeros Reales, ¿verdad? Solo consíguete una nueva, además, no contestaste cuando te llamé."

"No tocaste."

"Detalles." Entonces posé mi mano sobre su cabeza y liberé una onda fría.

"¿Q-Que estás haciendo?" ella se hizo para atrás y saltó, aterrizando en su cama.

Ella estaba respirando con dificultad, y había unos cuantos copos de hielo sobre su cabeza.

Sonreí.

"Parece que todavía hay un poco de luz ahí."

Parpadeando sorprendida, Seryanna retiró el hielo de su cabello.

Mientras ella hacia esto, yo tomé una silla y me senté frente a ella, una pierna sobre la otra.

"Así que, ¿te importaría hablar?" pregunté con una sonrisa.

"¿Sobre qué?" me observó.

"Alkelios."

Cuando dije esto, ella alejó la mirada y juntó sus rodillas en su pecho.

"No hay nada que hablar al respecto." Murmuró.

"¿Oh en serio?" dije levantando una ceja.

El aire dentro de la habitación empezó a volverse frio. Ella me observaba, pero tercamente se rehusaba a hablar y se puso una sábana sobre sus hombros.

Me mantuve de esa forma y no dije ninguna cosa por varias horas hasta que su estómago empezó a rugir.

"¿Hambrienta?"

Ella asomó su cabeza fuera de su capullo de sábanas y me observó. Era tan frío, que podía ver su aliento volverse vapor. Si pudiera compararla con algo, eso sería como un cachorro recién nacido que asomaba su cabeza fuera de su huevo y echaba una mirada al curioso mundo alrededor suyo. De una forma, ella era tierna, especialmente la forma en que me hacía pucheros.

"No." Murmuró y entonces regresó a su capullo.

Me reí, pero no me fui.

Unas cuantas horas más pasaron y cuando empezaba a oscurecer afuera, ella finalmente dijo unas cuantas palabras.

"¿Por qué sigues aquí?"

"Estoy curiosa de esta nueva criatura que encontré. Vive en un capullo de sábanas." Me reí.

"No es gracioso." Murmuró y sacó su cabeza un poco.

Mi cola estaba meneándose en el aire, moviéndose de arriba a abajo a mi lado. Me estaba divirtiendo con esta dragonesa pelirroja.

Varios minutos después de constante observación, ella finalmente se dio cuenta de que no iba a mover mi cola de aquí, así que ella de mala gana se rindió en su desafío contra mí. ¡Esta dragonesa estaba 500 años atrasada si quería siquiera intentar confrontarme!

Asomando su cabeza por completo, preguntó "¿Puedes al menos dejar de hacer este invierno?"

"Seguro." Asentí y sonreí.

El aire alrededor regresaría a la normalidad una vez que el calor de afuera empezara a derretir el hielo que se acumuló en el interior. Iba al menos tomar dos horas para que esto pasara, así que pensé en cambiar el escenario un poco.

"¿Qué te parece si tomamos un vuelo y comemos unas cuantas piezas de carne preservada?" pregunté mientras mostraba mi anillo [Bolso].

El que estaba usando era mi anillo especial, el cual podía guardar un almacén de bienes completo. Aún tenía nuestro equipaje de viaje dentro, incluyendo sus bolsas. Una vez que terminara mi plática con ella, planeaba devolvérselas. No veía ganancia en mantenerlas conmigo.

"Seguro…" respondió asintiendo.

Una vez que salió de su capullo, la agarré con fuerza y salté por la ventana. El clima era bueno y perfecto para volar. Así que, estiré mis alas y volé. Varios guardias volaron hacia nosotras e intentaron detenernos, pero una vez que vieron quienes éramos, nos dejaron pasar.

Continúe volando hasta que llegamos a un buen lugar en la orilla de un río que pasaba por Drakaria. Aterricé ahí y levanté un pequeño campamento. El fuego estaba listo en un momento y flameando hermosamente bajo el estrellado cielo nocturno. Todo lo que tenía que hacer ahora era preparar la parrilla para la comida. Solo por si acaso, me aseguré de que no hubiera monstruos o dragones alrededor de nosotras. Después de todo, no tenía necesidad de que alguien llegara a arruinar este momento después de todo el problema que pasé para sacar a Seryanna de su ‘huevo’.

"La carne estará lista en diez minutos." Le dejé saber y caminé hacia ella.

La dragonesa estaba sentada en la orilla del río, observando la reflexión de las dos lunas en las calmadas aguas. Era casi el final de la luna dwarf. Personalmente prefería su calendario al nuestro. Era preciso y fácil de seguir. Una vez que las dos lunas estaban perfectamente alineadas una con la otra, sabía que un mes había terminado y que el siguiente empezaba.

"Gracias." Seryanna dijo luego de suspirar.

"De nada." Dije tomando asiento junto a ella.

Tomando una roca, la arrojé al río, haciendo que saltara cuatro veces antes de hundirse.

"¿Tu tenías algún amante? ¿Antes en Zerudan?"

"Hm…" me recliné hacia atrás con mis brazos presionados contra el suelo y mirando al cielo. "Amante, ¿huh?" dije y cerré mis ojos.

Pensé de vuelta en el tiempo cuando aún era un Caballero en la armada de Zerudan. Había alguien a quien seguía también, después de todo, puedo tener el elemento hielo, pero al final… aún era una dragonesa en corazón.

Mi último deseo, ¿eh? Sí, tengo uno… Dirigido a cierta dragonesa… Si estás aquí, entre esta multitud, entonces quiero que sepas que yo siempre te amé. Es por eso, desde el fondo de mi corazón, deseo que seas feliz…

Esas palabras… esa escena… regresó a mi mente como una mala memoria jugándome una broma.

Fue el día que atestigüé la ejecución de un brillante dragón. Él fue alguien que fue encontrado culpable por aquellos tan llamados ‘sangre real’ que fluía por sus venas. Aunque cuando los corté en piezas, su sangre era la misma que la de los soldados, nada especial en ella. Pero si, su crimen… fue arreglado debido a que temían que se volviera más poderoso que ellos. Era tonto. Para sobrevivir, nuestro reino requería de su fuerza, aun así, el Rey no vio su valor, solo la codicia y la envidia de los nobles alrededor de él.

Cuando su cabeza rodo en el suelo… así lo hicieron las suyas.

"Ah, recordé algo desagradable."

"Es así… ¿entonces por qué le pediste a Alkelios que te embarazara?"

"Ah, el asunto del huevo…" dije y cerré mis ojos otra vez.

"Para alguien con tu fuerza, eso no es normal. Tu incluso pudiste pedirle esto a un príncipe."

"¿Tú crees que su valor podría crecer si su sangre fuera a ser real?"

"¿No lo haría?"

"Seryanna, eres muy joven, así que tal vez tu desconozcas esto, pero entre más arriba del pedestal un dragón ponga su sangre, elemento, o el color de sus escamas, más bajo se vuelve su valor como dragón. ¿Qué somos, Seryanna?"

"Erm… ¿Caballeros?"

Sacudí mi cabeza.

"Somos mujeres." La miré a los ojos.

"Las mujeres no tienen fuerza, ¿o sí?"

Cuando la escuché decir esto, no pude evitar sino reírme desde el fondo de mi corazón.

"¿Q-Que? ¿Dije algo gracioso?"

"Sí." Asentí y me limpié una lágrima.

"Explícate."

"Un momento." Dije y me levanté.

Caminé hacia la carne cocinándose y la volteé. Solo unos cuantos minutos y estaremos teniendo nuestra comida. Con una vara, también avivé la fogata un poco, para asegurarme que estaba extendido uniformemente. Después de eso, regrese al lado de Seryanna.

"¿Dónde estaba? ¡Ah, sí!" y luego me seguí riendo.

"¡Detén eso!" ella empujó mi hombro.

"Muy bien, pero la respuesta es que si la tenemos."

"¿A qué te refieres?"

Sonreí y miré al cielo.

"Con un simple beso, podemos derribar países. Con un guiño, podemos cambiar el pensar de un Rey. Con un ademán, podemos cambiar la historia… si sabes cómo utilizar este poder y te aceptas tu misma, tales cosas no son imposibles."

"No lo entiendo."

"Hm. Hay un dicho que dice así: ¡No temas al Rey sino a la Reina, que para que una mujer haya sido capaz de robar su corazón seguramente puede cambiar el curso de la guerra!" y entonces la miré a los ojos.

"Aún no lo entiendo."

Suspiré.




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