100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 2-42.2
Capítulo 42: El Consejo de un Amigo (Parte 2)
Así, después de que ella se calmó, le conté todo, acerca de cómo conocí a Alkelios, acerca de cómo me encontré con Kataryna, acerca de cómo el curó a mi abuelo, acerca de cómo el me besó primero, acerca de la extraña noche cuando me sentía toda caliente por dentro y entonces le dije acerca de Draejan.
"Eso es… inesperado."
Su cola ya no se movía más.
"Si él te trajo los minerales de Draconitium y Dregaryum, entonces él está intentando quedarse con todo al final."
"Cierto, pero él también es muy conocido por odiar a los humanos. No creo que lo vaya a tomar a la ligera cuando escuche que te has estado acurrucando con un humano. Más si el encuentra que se las arregló para abrazarte de esa manera, incluso si ustedes no llegaron a hacer nada… Hm, ¿por qué en el nombre de todos los dioses el no saltó sobre ti y ya? ¡Desde el punto de vista humano, tu eres un muy buen botín!" Dregarya dejó salir un exasperado suspiro y luego me miró a los ojos "¿Tu no bateas por ese lado verdad?"
"¡NO!"
"Bien… aunque si yo no estuviera en una relación, no me hubiera importado pasar algo de tiempo en una noche contigo." Me guiñó un ojo.
"Por favor mantén esas bromas para ti Dregarya."
"¡Lo haré!"
"Aunque honestamente, no sé qué hacer… no quiero casarme con Draejan, pero si el Rey mismo lo ordenó, no seré capaz de hacer algo al respecto. El claramente está tomando el rol de general en serio y todo mundo verá normal para mí el casarme con él debido a que mi abuelo fue aquel que creó el ejército. Incluso el Príncipe a la Corona y el Primer Ministro estuvieron de acuerdo…"
"No te preocupes por esos dos, ellos solo siguieron con el flujo político. Estoy más preocupada acerca de lo que Draejan le hará a tu humano… no veo que esto vaya a terminar bien."
"¿Qué es lo que crees que va a pasar?"
"Primero que nada, por el aspecto de las cosas, el no parece estar muy seguro de sí mismo respecto a su relación contigo. Poniéndolo en frente del rey como un modo de cambiar su idea acerca del matrimonio podría terminar siendo contraproducente. También, tú no has Despertado. Así, aun eres considerada en pensar como una niña por muchos de ellos. Entonces, tenemos a Draejan, quien tratará de planear algo para convertir tu relación a su favor."
"¿Cómo exactamente podría el hacer eso?"
"Simple. Hacerlo probar que él no vale la pena tenerte por los estándares draconianos. Incluso si ahora mismo él está solo tratando con un montón de estrés y cosas como esas, ¿Quién crees que se va a poner de su lado? Avergonzarlo en frente de ti causándole perder la cara en frente de la Realeza indudablemente forzará a Alkelios a hacerse para atrás."
"¿Por qué no solo matarlo? ¿Por qué ir a través de todo esto?"
"Para hacer que tú te sometas a él. Para probarte lo equivocada que estabas por elegirlo a él. Para golpear su ego y hacerlo sentir que está por encima de todos."
"¿Crees que el… ganará?"
"¿Alkelios? No… El será… devastado si se encuentra con Draejan o si sucumbe ante su trampa."
"¿Puedo hacer algo para detener esto?"
"¿Tu? No… Tú misma lo dijiste, el Rey lo ordenó. A menos que puedas hacer que ese terco dragón cambie su opinión, tendrás que casarte con Draejan y actuar como una buena y leal esposa para él."
A ninguna de nosotras le gustaba los resultados que ella previó, pero ella estaba en lo cierto con una cosa… El Rey tenía todo el poder en mi actual situación. A menos que cambiara de opinión, estaba ligada a convertirme en la esposa de Draejan incluso si aún no Despertaba.
"¿Qué hay de Alkelios? ¿Puedo siquiera hacer algo por el?"
"Hm…" cerró sus ojos y pensó sobre ello por un largo momento. "Sí." Dijo abriendo los ojos "Si ves que cae en la trampa de Draejan… Tal vez, deberías pensarlo dos veces antes de decidir si aquel que esta ante ti es el Alkelios real o no."
"¿Alkelios real?"
"Los dragones al igual que los humanos tienden a ocultarse detrás de una intrincada máscara de mentiras, estrés, y la idea de ‘lo correcto para hacer’. Bueno, esto es también algo que aprendí recientemente después de mi riña con ‘ese tipo’." Me guiñó.
"¿Ustedes dos discutieron? Eso… no es sorprendente…"
"¡Sip! Y quien lo empezó no fui yo por cierto. Bueno, larga corta historia, él tenía un montón de cosas en su mente, y el estrés del trabajo había alcanzado el punto de ebullición. La última vez que lo miré menear su cola fue después de que lo traje a la cama conmigo… a la fuerza. Así, tuvimos una plática al respecto. Una cosa guio a la otra, y me di cuenta de que aquel con el que estaba hablando era solo la máscara que él se estaba poniendo en frente de todos esos nobles cascarrabias. ¿Sabes cómo fue que capturé su atención?" me mostro una sonrisa malévola.
Sacudí mi cabeza.
"Me desvestí en frente de él. ¡Sin ropa ni nada que me cubriera! Arrojé todo y entonces dijo: ‘Creo que madame Dregarya Gorrashy debería ponerse su ropa otra vez, o si no puede pescar un resfriado. ¡Durante una conversación de esta magnitud tal comportamiento puede verse como grosero!’" ella gesticuló y uso el tono de voz habitual que los hombres usaban cuando estaban en público.
Yo simplemente parpadee. Hacer algo como eso era atrevido, y yo definitivamente dudaba que pudiera hacer algo como eso con Alkelios. Realmente… esto implicaba ya conocer al que estaba detrás de la máscara.
"¿Qué es lo que crees que hice?"
"No lo sé."
"Caminé hacia él. Él se hizo para atrás y seguía hablando de todo ese sin sentido. No lo dejé escapar y lo empujé contra la cama. El siguió hablando de esa forma, así que le pregunte donde se creía que estaba y en frente de quien pensaba que estaba hablando. Cuando se dio cuenta que la máscara no funcionaba, se rio hasta que lloró. El estrés realmente le estaba afectando y cambiando su personalidad."
"¿Crees que es lo mismo para todos?"
Asintió.
"Ambos él y yo pasamos a través de algo similar… Cuando era más joven, fuiste tú quien me sacó de ese trance, ¿recuerdas? Estaba martillando todo el día y noche hasta que mi mano sangraba. Tú me detuviste y llevaste a los campos. Incluso peleaste conmigo hasta que yo no pude seguir. Si no hubieras sido tan buena amiga conmigo, ahora mismo ya habría estado muerta por trabajar hasta el cansancio."
"Hice solo lo que vi como normal… Pero Alkelios, no sé cuál es su verdadero ser… ¿o si me enamoré de esta máscara suya o del real?" dije insegura de mis propios sentimientos y apreté mis puños cerrados.
"Oye, relájate." Dijo ella poniendo sus manos sobre las mías. La miré y la vi mostrándome su suave sonrisa "Solo no pienses que el que está en frente de ti es el verdadero. Podrás no tener experiencia con los hombres, pero sí que tienes unos buenos instintos. Solo síguelos. Ellos te lo dirán. Y por lo que pasará de ahora en adelante, hay una alta probabilidad de que esto también sea parte de su prueba. Si él no puede sobrepasar este dilema y erigirse a tu lado al final, entonces… tú también deberías rendirte con el debido a que los dragones de aquí lo engullirán vivo con sus políticas."
Asentí y bajé la mirada. Lagrimas se acumularon en mis ojos por el desorden dentro de mi corazón. Sentimientos de ansiedad, culpa, e inseguridad estaban todos revolviéndose y girando dentro de mí. No podía dejarlos salir, y no podía calmarlos tampoco. Estaban empujando, tratando de librarse de sus ataduras.
Después de eso, no podía aceptar o estar de acuerdo con la idea de que me enamoré de una mentira o que debería de rendirme con él así como así.
Todo este tumulto interno podía ser visto en mi contraído rostro mientras las lágrimas caían por mis mejillas, e intenté con todas mis fuerzas no llorar.
"Déjalo salir Seryanna. Solo yo estoy aquí… sé que es difícil, pero saldrás de todo este embrollo, estoy segura de eso." Dijo y me abrazo.
Cuando ella hizo esto, lloré y lloré como una niña golpeada por el dolor y la tristeza. Me aferré a mi amiga y temblé. Mi propia máscara como caballero fue despezada en ese momento, dejando salir a la mujer que se escondía tras ella quien no quería que las cosas terminaran de esa forma. Quien no quería ser tratada como algún tipo de peón político. Quien no quería casarse con un dragón por el que no sentía absolutamente nada…
Para ser honesta, sentí que si en verdad me casaba con Draejan… por dentro, moriría.
--
Después de calmarme, hablamos de los detalles de mi nueva armadura, así como también de una posible espada nueva. Dregarya no tenía intención de hacerle a Draejan una nueva armadura de esos materiales hasta que el Rey se lo ordenara hacerlo, pero ella me dijo que tenía planeado tener una larga y buena charla con su amante una vez que regresara de su campaña. El tópico podría ser el contenido de cierta carta y de cómo arreglarlo.
Para mí, iba a tener que reprimir el deseo de cortar a Draejan y permanecer calmada hasta encontrar una solución. Estaba tratando aquí con poderes políticos muy por encima de mi influencia o de la Tercera Princesa. Sin embargo, era claro que este dragón sabía unas cuantas cosas de las que tal vez ni siquiera el Rey mismo estaba enterado.
Dejé a Dregarya cuando el cielo se empezó a oscurecer. A esta hora, estaba segura de encontrar a Alkelios de vuelta en la posada, y usando esta oportunidad, le extendería la invitación de la Tercera Princesa. Después de esto, planeaba regresar al palacio e informar a los guardias de la convocatoria oficial, así como tener a alguien que me dejara saber el momento en que arribara. Si no lo hacían, terminaría causando muchos problemas.
Sin embargo, en cuanto dejé el ala sur del Palacio y entré al vestíbulo que guiaba a la salida, un dragón se paró delante de mí. Tenía alas blancas delgadas en su espalda, más pequeñas que las de la princesa Elleyzabelle. Una larga cola con puntas dobladas en la espina cerca de la cola. Grandes pies con garras similares a los de los dragones en su forma bestial. Una cabeza con forma humana con ojos negros rasgados y varias escamas corriendo en ambos lados de sus mejillas. Vestía una típica armadura de placa de Caballero Real con el emblema de la Casa Ducal Doesya en el frente.
Como un dragón, no se miraba nada mal, y su cabello corto negro era el usual en aquellos trabajando en el ejército, sin embargo, lo que llamó mi atención era el color de sus escamas, tenía dos tipos: blancas, que eran la mayoría; y doradas, que podían ser vistas en la punta de su cola, sus alas y un solo par en su barbilla.
"Saludos, Sir Seryanna. Es un placer finalmente conocerle. Mi nombre es Draejan Andrakaryus Doesya."
Me congelé y no fui capaz de regresar el saludo. Este dragón no era otro que aquel que me encaminó en su juego político, mi futuro marido.
"Oh, supongo que es natural que alguien se sorprenda al conocer a su prometido de esta forma."
Me quedé fuera de mi cuando escuché la palabra ‘prometido’.
"No sé qué juegos estés llevando a cabo, pero no tengo intención de convertirme en tu esposa. Ni siquiera estoy Despertada, por lo tanto, nuestra compatibilidad elemental es desconocida." Declaré con un tono de voz firme.
"Tales cosas son solo detalles. Para un heredero, yo siempre podría encontrar una mujer adecuada con el elemento adecuado. Si tus ansias de tener un hijo son muy altas, puedes tenerlo por tu cuenta, no me importa… siempre y cuando ese individuo sea un dragón." Entrecerró sus ojos.
"Declarando tu infidelidad incluso antes de ponerme un anillo en el dedo. Que decepción." Repliqué, actuando como si no hubiera escuchado esa última oración que dijo.
"Un dragón o dragonesa, especialmente aquellos de rango noble no están prohibidos por el Rey en tener más de un amante. Cuando se trata de asuntos de herederos, esta es una solución maravillosa."
"Me disculpo, pero yo no soy de tales creencias."
"No importa que es lo que creas, sino de lo que es la verdad de este mundo. Como tal, no necesito decirte que tu futuro ya está sellado, a menos que desees declararte como una traidora."
Mis dedos se apretaron alrededor de la empuñadura de mi espada.
"Nunca iría en contra de las órdenes de su Majestad."
"Bien. Porque yo tampoco. Como tal, fue puramente por la voluntad de Su Majestad que tomó en consideración el mayor bien de nuestro reino y que por eso aceptó este matrimonio. Contigo de mi lado, la nieta del estimado Brekkar Draketerus, tendré total control sobre el Ejército Brekkar, justo como lo desea Su Majestad."
No había manera de que pudiera contestar a sus palabras. Hacerlo solo sería visto como un acto de desobediencia hacia el Rey. Como Caballero, esto iba más allá de la vergüenza y era impensable. Así, justo como mi amiga me sugirió, me abstuve y lo soporté.
Viéndome así, Draejan sonrió y caminó pasándome. Con esto nuestro primer encuentro concluyó, pero antes de irse, me dijo una última cosa.
"Oh, y no te molestes en ir a visitar a tu mascota humana esta noche. Hace solo unos momentos, le envié a él y a tus otros amigos una invitación oficial hacia el Palacio. Por supuesto, permitiré que primero los traigas ante la Tercera Princesa. Después de todo, tal encuentro solo servirá para mostrarle a este humano la verdad innegable de este mundo… Esos humanos no son bienvenidos aquí, y una relación de cualquier tipo con ellos solo podría ser vista como… deshonrosa. Y aquellos que vayan contra esta regla solo terminarán… sufriendo."
Mientras Draejan caminaba lejos, yo me quede ahí parada, apretando la empuñadura de mi espada y observando el suelo. No había absolutamente nada que pudiera hacer ahora para detener a este dragón. Su poder vastamente sobrepasaba al mío.
Qué debo hacer… ¿Cómo puedo protegerlos? Si solo fuera Despertada. Si solo fuera más fuerte. Si solo… me hubiera casado con Alkelios.
Tales eran los pensamientos que plagaban mi mente mientras iba de camino a mi propia habitación.
Comentarios
Publicar un comentario