100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 2-39.1

Capítulo 39: En Camino a Drakaria (Parte 1)


[Punto de vista de Alkelios]

Metí la pata…

No, no solo metí la pata… ¡fallé por completo!

Y no tenía idea de por qué en primer lugar. Recordándolo un poco, no debería haber NINGUNA razón para no poder ponerlo arriba. Era como si mi cuerpo simplemente rechazara la mera idea y pensamiento de estar junto con Seryanna… ¿o también era esta solo una excusa?

Para ponerlo en palabras simples, empecé a albergar un cierto disgusto hacia mí mismo… por mi parte humana.

Después de que Seryanna se durmiera, yo no pude cerrar mis ojos. Ser incapaz de entender por qué algo como esto pasó, siendo carcomido por la culpa y el remordimiento, no pude dormirme. Me mantuve a su lado y la acurruqué en mis brazos. Ella no trató de alejarme, al contrario… a través de la noche, ella no estaba dispuesta a moverse sin importar que tan caliente se pusiera.

Mirándola de esta forma, sabía que ella no quería dejarme ir, pero también había algo dentro de mí que se rehusaba a liberarla. Justo como cuando ella empezó a llorar… al principio, quería correr por la vergüenza, pero mis brazos se negaron a dejar de abrazarla. Era como si mi cuerpo tuviera una mente propia… Sin importar que, dejarla ir era un gran NO.

Así, la noche pasó sin que yo pescara ni un pestañeo de sueño.

El siguiente día, ella se despertó, pero no dijo ninguna palabra. Permanecimos en los brazos del otro por al menos una hora entera antes de que se moviera y me diera un beso. Le di la bienvenida como una bestia hambrienta y la apreté muy fuerte en mis brazos.

"¿Me amas?" me preguntó después de separar nuestros labios.

No me estaba mirando a los ojos.

"Sí." Respondí sin una pizca de vacilación.

Con una pequeña sonrisa en sus labios, ella agachó su cabeza en mi pecho y entonces susurró "Esperaré entonces…"

Escuchándola, la culpa subió de nivel varias veces. Me estrangulaba por dentro, pero la peor parte era que no tenía idea que es lo que pensaba de mí mismo para sentirme culpable. Era un tonto o tal vez un idiota que no era capaz de darse cuenta de esto, pero tal era la naturaleza humana.

Algunas veces la más fáciles de las respuestas son las más difíciles de ubicar incluso si están justo debajo de tu nariz… pensé, recordando lo que mi padre me dijo.

Ya de mediodía, me vestí, comí una merienda rápida y entonces fui a despedirme del generoso comerciante que nos dejó quedarnos en su casa por dos noches.

"¿Estás seguro que no quieres quedarte otra noche?" preguntó más que nada pensando en las pociones que haré a cambio de la estadía.

"Sí. Apreciamos todo lo que hizo por nosotros, señor Vanazalez, pero es hora de que retomemos nuestro viaje, especialmente ahora que Seryanna está recuperada."

"¿Es así? ¡Bueno, cuando regreses a esta ciudad, si llegas a necesitar un lugar para quedarte, no dudes en venir a mi tienda! ¡Estaré encantado de recibirte!"

"Tomaremos esa propuesta en consideración la próxima vez que vengamos. ¡Adiós, señor Vanazalez!" dije y partimos camino.

Lo más que me quedara, lo más de pociones que el recibía de mí, cada una de ellas probablemente costaba más que la renta de una habitación en una posada. Sin embargo, era por mucho más confortable y seguro aquí que en una. Tampoco me importaba prepararlas siempre y cuando no usara mis propios ingredientes.

De lo que me di cuenta, sin embargo, fue que de verdad necesitaba de algún tipo de anillo [Bolso] también. ¿Tal vez algo como una mochila de ítems? Si terminaba topándome con una situación donde necesitara hacer algo, estaba indefenso a menos que alguien me ofreciera ambos los materiales y el laboratorio.

En los juegos, siempre había un conveniente menú de Creación de Ítem, a través del cual, con un solo clic, podías crear los más complejos y poderosos objetos. A lo mucho, necesitarías estar ‘alrededor’ de un laboratorio, sin tener que interactuar con alguno directamente.

Una vez que yo y Seryanna arribamos a las puertas, vimos una línea interminable. Varios dragones estaban tratando de irse de Toros, pero solo los saludables tenían permitido hacerlo. Después de todo, el siguiente asentamiento después de este era la capital del Reino Albeyater, Drakaria. Ciertamente ellos no querían que nadie llevara la Gripe de Dragón a ese lugar.

Como tal, todo lo que debíamos hacer era esperar en la fila.

Cuando finalmente llegó nuestro turno, fuimos detenidos por los guardias.

"¡Espera, yo los recuerdo a los dos! ¡Ella estaba enferma, váyanse de vuelta!"

"Eso es un poco grosero. ¿Acaso ella se ve enferma?"

"Yo la vi con mis propios ojos. ¡Ella estaba estornudando y tosiendo!"

"¿Está estornudando y tosiendo ahora?"

"¡Ella se está aguantando!"

"¿Me estás acusando de mentir?" Seryanna preguntó mientras lo observaba.

"¡Sí! ¡Eso es lo que estoy haciendo! ¡Estás mintiendo! ¿así que qué vas a hacer al respecto?" dijo con una gran sonrisa en su rostro.

Seryanna desenvainó su espada y la apuntó hacia él.

"¿Qué tal si te envío a la cárcel por insultar a un Caballero Real?"

"¿Qué? ¿Crees que tus mentiras van a funcionar aquí? ¿Huh?"

"Bueno, estoy bastante seguro de que, si vas a seguir con esto, vas a terminar muerto, así que por qué no llamas a tu supervisor antes de que eso pase." Le advertí.

"Crees que estoy atemorizado de una muj…"

¡BONK!

Sus palabras fueron cortadas cuando alguien lo golpeó por detrás.

"Para que uno de mis hombres actuara tan grosero en frente de un caballero. Que vergonzoso." Dijo un dragón alto vistiendo una armadura de cuerpo completo mientras agarraba al guardia inconsciente por su cuello. 

"¿Eres tú el que está a cargo aquí?" dijo Seryanna bajando su espada.

"Sí. Mis disculpas, Sir Draketerus." Hizo una pequeña reverencia.

"¿Me conoces?"

"Por supuesto. Yo estaba ahí cuando el rey le dio el título de Caballero Real al cargo de La Tercera Princesa del Reino Dragón Albeyater, Elleyzabelle Sojourn Seyendraughter. En aquel tiempo, yo estaba vestido como un noble meramente suertudo en atender la ceremonia."

"¿Entonces me permites tu nombre también?"

"¡Por supuesto! ¡Soy el Baron Theryan Ovedaken! La cabeza a cargo de los guardias en Toros."

"Recordaré ese nombre."

"Gracias, será un honor."

"Entonces, presumo que no hay razón para mantenernos aquí en las puertas, ¿o sí?"

"¡Por supuesto que no! No muestra ninguno de los síntomas, así que es libre de seguir su camino. ¡Tenga un viaje seguro, Sir Draketerus!"

Mientras yo los observaba estupefacto, los guardias se movieron a un lado para dejar pasarnos. Rápidamente seguí los pasos de Seryanna hasta que ambos estábamos afuera caminando hacia el puente sobre el Gran Abismo.

Viéndolo por primera vez, era una vista bastante impresionante para observar. El largo puente blanco extendiéndose de un lado a otro del Gran Abismo. Piedras blancas encantadas estaban ensambladas perfectamente para formar esta increíble construcción, aunque, sin magia, ciertamente se hubiera desmoronado en piezas para ahora. La cresta del reino encontrada en sus banderas estaba grabada cada 10 metros a los lados, mientras que un cristal mágico iluminaba sobre el constantemente. La espada engullida por el fuego era imponente y amenazante. Inspiraba fuerza, pero también coraje en mi opinión.

La primera vez que vi la bandera del reino fue en la casa de Brekkar. Era en uno de sus depósitos. Si una sirvienta que pasaba no me hubiera dicho que era, no la hubiera reconocido ahora que cruzaba este puente.

Detrás de nosotros, los altos muros de Toros se mantenían como una defensa final contra todo aquel o aquello que se atreviera a cruzar el puente ilegalmente. Imponente y poderoso, también separaba un lado del reino del otro. Era como si dijera que una vez que cruzaras este puente, ibas a esperar encontrarte con un nuevo y por mucho peligroso mundo.

"Es… profundo." Dije mirando sobre el borde a la grieta del Gran Abismo.

Era como mirar a las puertas del Infierno. Estaba esperando que en cualquier momento algún tipo de monstruo saltara de ahí y me llevara con el hacia abajo.

Tragué saliva.

"Mira donde pisas."

"No te preocupes, no voy a caer."

Mirándola a los ojos, tomé su mano y entonces le di un beso en la mejilla.

"¿Aun sigues enojada conmigo?"

Bajó la mirada y luego me miró.

"No sé si estoy molesta… No sé qué es lo que pasó…" sacudió su cabeza.

"Yo tampoco… Honestamente, no lo sé…"

"Gracias…"

Me sorprendí.

"¿Por?"

"Por no dejarme ir."

La abracé.

"No lo hice porque te amo…"

"Yo también te amo…" respondió y me regresó el abrazo.

Después de compartir un beso, continuamos cruzando el gran puente hasta que alcanzamos el otro lado.

Ahí, encontramos una gran posada, los establos de los Khosinni, y varios sitios para acampar.

"Tantos dragones…" dijo Seryanna mirando alrededor.

"Si, probablemente están esperando por algún conocido en Toros. Es mejor esperarlos aquí a enfermarse también ellos."

"No niego ese hecho. ¿Me pregunto dónde estarán Kataryna y Kleo?"

Era lo mismo para mí, no podía verlas por ningún lado.

"Vamos adentro. Tal vez estén esperando por nosotros ahí."

"Seguro." Asentí.

Los dos caminamos a la puerta de enfrente de la posada y entramos. Era un edificio de tres pisos con un establo y varios cuartos conectados a el. Era más como la mansión de un noble que una posada de viajeros. Adentro, todo el lugar estaba decorado con esculturas de madera e iluminado con varios cristales mágicos. Si mi matemática no me fallaba, había al menos 30 mesas esparcidas por todo el piso. La mayoría de ellas estaban ocupadas por dos o más dragones. Seis camareras estaban corriendo de ida y vuelta de la cocina, sosteniendo bandejas repletas de comida o tarros de aguamiel.

Ahí había dos bármanes que se ocupaban de las bebidas, pero de los dos, uno era un dwarf.

Desde la primera vez que fui dejado en este mundo, vi a alguien quien no era un dragón. Por dentro, estaba desbordando con emoción, pero al mismo tiempo, mi curiosidad se disparó. No pude evitar el preguntar cómo y por qué estaba aquí.

Solo para estar seguro, le pregunté a Seryanna "¿Ese es un dwarf?"

"Sí."

"¿Cómo? ¿Por qué esta aquí?"

Ella se rio "Creo que alguien como tu aquí es algo aún más increíble que él."

"¿A qué viene eso?"

"Los humanos están en guerra con los dragones, mientras que los dwarfs tienen una posición neutral con nosotros. Ellos son más que nada comerciantes y artesanos, así que es natural el encontrarte con muchos de ellos esparcidos a través de los reinos. Grupos humanos y elficos en especial parecen emplearlos por su resistencia y capacidad para luchar con facilidad en otros ambientes difíciles de manejar. Los dragones hacen lo mismo con mazmorras intrincadas. O al menos, eso es lo que me dijo." Ella señaló al dwarf quien estaba llenando un tarro.




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