100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-98.2

Capítulo 98: Los Problemas de un Herrero (Parte 2)


Esa reliquia era algo que todo herrero en Trindania conocía y que deseaba tomar en sus manos. Desafortunadamente, no era tan sencillo. El martillo estaba encantado para que solo aquellos dignos pudiesen levantarlo del suelo y empuñar su tremendo poder de herrería.

Para lograr esto, uno tenía que poner pie dentro de los tazones de Urugudu mientras sus flamas rugían dentro. Para cualquier dwarf promedio, esto era una locura, pero para mí, podría pronto convertirse en realidad.

Al menos yo no deseaba tomar el martillo tanto como deseaba confirmar su existencia con mis propios ojos, pero para esto, necesitaba un poco de ayuda.

Así, esperé pacientemente hasta que las dragonesas se recuperaran y fueran a negociar con su Majestad, el Emperador Mush'Nomv'Azer.

Primero que nada, las tres dragonesas se presentaron ellas mismas en frente de su Majestad en el segundo día luego de completar el ritual. No había forma de moverlas de ninguna forma hasta que se despertaron, y aquella con escamas doradas no estaba nada feliz por como la dragonesa roja siguió babeándola durante su sueño. Yo no hubiese tenido el coraje para acercarme a tal bestia aterradora que con un gruñido podía mostrar una gran hilera de colmillos afilados.

La ceremonia de condecoración empezó con las tres presentándose en frente de su Majestad, quien entonces anunció ante todos los líderes de tribu que ahora eran parte de Trindania. Como tal, ahora podían ser propuestas por un dwarf, comprar una casa en este continente o incluso empezar un negocio. Al mismo tiempo, muestras leyes las protegían tanto como las hacían responsables de sus propias acciones en nuestras tierras.

Para nosotros los dwarfs, esta declaración de parte de su Majestad acompañada por el éxito del Ritual Nundaba era igual a tener a los grandes espíritus mismos hablar por ellas. No había honor más grande que esto a recibir para un extranjero como ellas, en mi opinión, era una bien merecida recompensa.

La ceremonia luego continuó con cada una de ellas recibiendo un símbolo de su éxito, un tótem tallado a mano por su Majestad. Era hermoso y encantado para durar por mucho tiempo. Podían utilizarlo como un medio para entrar y salir de Trindania cuando quisieran. Era un pase libre en nuestro Imperio.

Luego de salir de la Sala de Audiencias, fueron escoltadas por su Majestad hasta el salón de baile, donde hubo un pródigo banquete esperándolas. Incluso tenía esos crujientes caracoles y arañas fritas entre sus delicias. Mientras yo disfrutaba su crujiente sabor, las dragonesas se alejaron de ellos. Por otro lado, comieron mucha carne de Hanba y varias frutas. Cada una de ellas comió lo equivalente de toda una familia dwarf, ¡y también podían tolerar el alcohol! Incluso su Majestad estaba sorprendido por su insaciable apetito.

Entonces, mientras todos disfrutaban la fiesta, tomé un plato de arañas fritas y me acerqué hasta su Majestad.

"Viejo amigo, ¡casi no te veía ahí! ¿Dónde te has estado escondiendo?" dijo tan pronto sus ojos se posaron en mí.

"Aquí y allá su Majestad. El olor de arañas fritas y caracoles crujientes me atrajo lejos de mi humilde morada en la forja." Le mostré una sonrisa y luego le piqué el diente a una araña.

El sabor de las criaturitas fritas era absolutamente divino, pero encontrarse con ellas luego de que maduraran era aterrador. Estas pequeñas cosas podían crecer hasta medir un metro de largo, de colmillos hasta hilera.

"Debe haber algo más, Andu'Yang'Ores, después de todo, no eres el tipo de dwarf que disfruta escabullirse en fiestas como estas." El dwarf me mostró una sonrisa y tomó una araña de mi plato.

"No puedo engañar a sus ojos, mi amigo. Sí, he venido hasta aquí para encontrarme con ellas y pedirles si serían tan amables de asistirme con una pequeña tarea."

"¿Qué tipo de tarea?"

"¿Recuerda la Gran Forja Ugurudu?"

"Sí, escuché que sus bramantes llamas han vuelto a la vida."

"En efecto lo han hecho. Y con la resurrección de la forja, el Martillo de Umidaba puede ser reclamado, si es que la leyenda resulta ser verdad claro."

"¿El Martillo de Umidaba? Ese es el legendario objeto que los dwarfs han soñado reclamar desde hace varios siglos. ¿Realmente crees que puedes obtenerlo?"

"No, pero deseo tener un vistazo. Si puedo confirmar su existencia, entonces tal vez… bueno, solo tal vez un joven en el futuro puede reclamarlo como suyo."

"Hm, deberías tener más confianza en tu persona, viejo tonto. Creo que estás más que calificado para reclamar el martillo como tuyo." Dijo palmando mi hombro izquierdo.

"No, su Majestad, creo que no soy digno. Hay muchos otros con vasta experiencia además de mí, por ejemplo… el joven hombre que hizo las armaduras y armas de esas dragonesas."

"Hm, ¿son así de impresionantes?"

"¡Absolutamente!"

"Aun así, él no es un dwarf. ¡Hasta donde me concierne, Andu'Yang'Ores, tu eres el mejor dwarf herrero de Trindania! Tu habilidad no tiene comparación, por lo tanto, es simplemente justo que tu empuñes ese martillo, ¡no un forastero! ¡Debes tener más confianza en ti mismo! Ah, ¿por qué no voy y le pregunto a la Princesa Elleyzabelle si puede prestarnos a sus dos caballeros para esta tarea? Puede que necesite algo para que esto sea posible. Hm, ese polvo de aleación Celestio-Zaradio que mencionó antes puede funcionar."

"¿Qué querría hacer con esa cosa inútil? La aleación misma solo es buena si ha sido forjada como un objeto. Teniendo solo algo de polvo no ayuda en nada. Incluso si lo fuera a pedir en grandes cantidades, re forjarlo es endemoniadamente problemático también."

"No tengo idea para que lo necesita, pero parecía bastante interesada en ello. Le dejaré saber esto y veré que contesta." Dijo con una sonrisa y luego caminó hacia el grupo de dragonesas.

Hm, me pregunto cómo llamarías a un grupo de dragones o dragonesas. ¿Un rebaño tal vez?

Mientras el Emperador hablaba con ellas acerca de esta tonta petición mía, miré alrededor en el salón de baile a los otros líderes de tribu que asistieron a toda la ceremonia. Las mujeres humanas también estaban aquí, pero se quedaban en el fondo, lejos del centro de la fiesta. Eran todo sonrisas y carcajadas mientras hablaban con algunos de los invitados. Los lazos creados entre ellos durante el tiempo de la revolución fueron duros y puestos a prueba a través de la batalla. Era una gran diferencia comparado con las dragonesas quienes habían finalizado el Ritual Nundaba.

Los dwarfs en general no eran los tipos más sociables debido a que años de tiranía habían hecho más difícil el interactuar incluso con los de su alrededor, ahora imagina con forasteros. Es por eso que una vista como esta era una cosa rara de presenciar sin importar en qué lugar de todo el Imperio Trindania buscaras, pero con los recientes cambios y un poco de buena voluntad de los espíritus, sería una muy común en un futuro cercano.

Para ser honesto, en aquel entonces era un poco difícil confiar en tus propios vecinos cuando la mayoría de padres estaban temerosos de ser traídos ante los soldados por sus propios hijos. La razón principal por la que nosotros elegimos pelear en esta rebelión era para tener la libertad de hablar y sonreír como quisiéramos sin miedo a ser encerrados en prisión o asesinados en el acto. Los dwarfs luchamos debido a que queríamos ser libres y los Héroes Humanos que aparecieron de la nada llegaron justo a tiempo a concedernos nuestro deseo.

Pero bueno, ¿quién era yo para decir mi opinión al respecto? Siendo herrero, a menudo me encontraba metido hasta el cuello en hollín sujetando un martillo y con fuertes golpes tronando en mis orejas, no discutiendo acerca de política en la plaza.

Pero ser un herrero no era excusa para hacerme ciego al sufrimiento por el que pasaba mi especie. Es por eso que me uní a Mush'Nomv'Azer en su rebelión para derrocar al antiguo Rey, Amezer'Davos'Eldra. Para mi sorpresa, mientras más me adentraba en este negocio, más me daba cuenta de cuanto odiaban los dwarfs a este bastardo de la realeza. Tanto, que de hecho la mayoría de ellos pidieron que el nombre del Rey fuera borrado de todo registro en nuestra historia.

Este es el por qué fue tan fácil para los dwarfs seguir adelante con la declaración del borrado del antiguo rey. Ellos eran los que querían esto en primer lugar, no el actual Emperador como fue que le dijimos a estos dragones.

Cerca de media hora más tarde, cuando empezaba a sentir como el licor entumecía mis nervios, vi Mush'Nomv'Azer acercándose. Me mostraba una sonrisa de oreja a oreja.

Conozco esa mirada.

Esa era su mirada de ‘Obtuve un trato mejor de lo que esperaba’, pero que para mí era la mirada ‘Me debes una’. La última vez que se acercó a mí con esa mirada, terminé gastando todo mi metal en espadas y armaduras promedio para su ejército. Bueno, promedio para mi habilidad, pero no tenía que pedirme que solo utilizara aleaciones de Zaradio en ellas. ¡Literalmente derramé lágrimas cuando vi el precioso metal siendo usado para algo como eso! ¡Mi honor como herrero había sido manchado!

"¿Y bien?" dije poniendo mi tarro en la mesa.

Estaba vacío de todos modos.

"¡Buenas noticias, mi amigo! ¡Aceptaron ayudarnos a recuperar tu martillo si puedes darles un poco de polvo de aleación de Celestio-Zaradio imbuido con magia dwarf ancestral!"

"¡Idiota!" golpeé mi frente con mi propia palma y dejé salir un quejido de dolor.

"¿Huh?" el Emperador idiota me miraba como si no supiese que es lo que acababa de prometerles.

"¡¿Cómo pudiste haber hecho una promesa sobre algo que NO tenemos?!" dije con mi mejilla brincándome.

"¿No lo tenemos?"

"No. La única cosa que puede hacer una aleación de Celestio-Zaradio es un Gran Martillo de Herrería Legendario, ¡una herramienta por la que daría un brazo para tener!"

Ah, mi acento se descontrola.

"¿Cómo el Martillo de Umidaba?"

"Sí, como el Martillo de Umidaba, pero eso solo es una leyenda."

"¿Entonces si lo tuvieses?"

"Les haría todo un lingote del maldito material."

"¡Maravilloso! Entonces les iré a decir que se preparen. Mañana está bien ¿verdad? Sí, está bien. ¡Espera por ellas mañana en la mañana en la Antigua Gran Forja Urugudu!" y así lo dijo palmando mi hombro derecho justo antes de irse a decirles a las dragonesas.

Sentí como si el martillo de un aprendiz de herrería saliera volando de su agarre golpeándome en la cara. Me tomo un buen par de minutos antes de que mi vieja cabeza empezara a trabajar de nuevo.

"¿Mañana yo voy a hacer qué en dónde?"

Bueno, no dije que trabajara apropiadamente.




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