100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-98.1

Capítulo 98: Los Problemas de un Herrero (Parte 1)


[Punto de vista de Elleyzabelle]

Durante el Ritual Nundaba, el tiempo pasó tan lento que se sentía como si un pequeño humano enclenque estuviera jalando toda una montaña detrás de él. Los dwarfs que venían al Patio del Templo me veían como si fuera un objeto en exhibición. Hubo muchos que expresaron su creencia de que no duraría más de un día e incluso algunos que deliberadamente me decían opiniones sexuales para perturbar mi concentración.

Como dragonesa e hija de la Reina Elliessara Seyendraugher, me mantuve firme en frente de estos patéticos intentos. Nadie tenía el derecho de poner un pie en la Plataforma del Alma, así que a lo mucho podía quedarse cerca del borde y decirme palabras insignificantes. Los ignoré al igual que una oveja ignora a las hormigas en el suelo enfocándose solamente en el jugoso lobo frente a ella.

Para mí, el lobo era el Acuerdo de Comercio entre Albeyater y Trindania, mientras que el verdadero dulce jugoso que me hacía babear era el polvo de aleación Celestio-Zaradio imbuido con magia dwarf, el objeto necesario para crear la cura del efecto de estado [God’s Demise Poison].

Así, perseveré y resistí las lujuriosas miradas de ciertos dwarfs, las insinuaciones sexuales de otros. Seguí leyendo los bobos versos de sus libros religiosos y vertí toda mi concentración en permanecer en un estado de trance. Pero en la mañana del tercer día, cuando el reloj de arena estaba a punto de dejar caer sus últimos granos de arena, el suelo empezó a sacudirse.

"¿Q-Qué está pasando?" preguntó uno de los dwarfs que pasaba.

"¡M-Miren! ¡El Templo del Dios del Fuego! ¡Las paredes se resquebrajan!" gritó una mujer dwarf.

El pánico se empezó a difundir aún más cuando uno de los acólitos salió corriendo del templo con su ropa en llamas. Se arrojó el solo a una gran pila de nieve cercana para apagarlas. Varios otros dwarfs salieron corriendo con un sacerdote del Dios del Fuego. Todos ellos tosiendo por el humo que los cubrió de repente, mientras que otros sufrieron quemaduras por el fuego.

"H-Hay lava… ¡Hay lava en el primer piso!" gritó uno de los sacerdotes.

¿Lava? Pensé mirando al templo.

El suelo estaba temblando, pero eso era debido a que algo le estaba ocurriendo a la montaña. Por un lado, cerca del Templo del Dios de la Tierra, una gruesa capa de hielo se empezó a esparcir hacia los bordes, por otro lado, las piedras se estaban tornando rojas y se destrozaban por el calor. Una gruesa nube de vapor se elevaba en el cielo gracias al repentino aumento de temperatura.

¿Qué está ocurriendo aquí? ¿El volcán entró en erupción? Pensé preocupada mirando a los sacerdotes tratando de alejar a todos lo más lejos posible de los templos.

Luego de otro temblor, el esparcir del hielo se detuvo, pero la furia de la montaña no.

Me levanté y grité a uno de los acólitos que venía en esta dirección "¡Tú! ¿Qué está pasando?"

"¿Huh? Princesa de Albeyater, erm… no lo sabemos, ¡pero el Templo del Dios del Fuego repentinamente se llenó de lava y del Templo del Dios de la Tierra empezó a extenderse hielo! ¡Si no hacemos algo al respecto, la ciudad de Exaver estará en peligro!"

"¿Hielo y lava?"

Mirando la montaña, todo lo que podía ver era el vapor de la nieve derretida elevándose furiosamente mientras se esparcían grietas por todos lados intentando liberar la presión acumulada en el interior.

"¿Qué han hecho esas dos?"

Pensé en bajarme de la Plataforma del Alma, pero justo entonces vi a Kataryna saliendo del Templo del Dios de la Tierra, tenía una sonrisa bastante serena y encantadora en su rostro.

"¿Quién es esa?" fue lo primero que dije debido al repentino cambio sorprendiéndome más de lo que debería.

Ah, fue una torpeza como Princesa mostrar tal falta de respeto.

"¡¡¡ROAR!!!"

El fuerte rugido sacudió el suelo y el terremoto esta vez fue tan poderoso que hizo que perdiera mi balance y cayera sobre mi trasero. Mirando arriba, vi a una dragonesa de escamas rojas en su forma de bestia total mientras volaba fuera de la boca del volcán.

Ciertamente, esa era mi caballero, Seryanna Draketerus, pero ¿qué pensaba al cambiar a esa forma?

Estaba rodeada de vapor ardiente que haría que la piel de un dwarf se chamuscara y llenara de ampollas, y parecía como si se acabara de tomar un baño de lava. Todavía se podía ver roca fundida resbalándose por su cuerpo, y con cada aleteo de sus alas, lo aventaba por toda la montaña.

Si hasta este momento los dwarfs estaban solo asustados, entonces ahora estaban completamente aterrados, congelados en su lugar debido a la poderosa bestia. Para ser sincera, incluso yo estaba sorprendida, ya que normalmente ningún dragón debería ser capaz de sobrevivir tan duras condiciones. Cierto, los Despertados Avanzados eran capaces de hacer maravillas a veces, pero eso era debido a la fuerza y destreza para respaldarlas. Tal control preciso sobre un solo elemento no existía, y aun así Sir Seryanna parecía ser alguien que despreocupadamente lo lograba.

Permaneció ahí arriba, volando en el cielo por unos momentos. La dragonesa seguía mirando la boca del volcán como si estuviese triste de dejarlo atrás. Era la misma mirada que yo tuve hace mucho tiempo cuando mi hermano Elovius me hizo escoger entre continuar comiendo mi pastel de cumpleaños o ir a saludar al General Brekkar por primera vez. Como joven Princesa, quería conocer al famoso general con mucho fervor, pero tampoco quería dejar mi pastel atrás, era más que seguro que mi padre iba a terminar comiéndoselo de un bocado antes de que madre pudiese pararlo. Eso fue lo que ocurrió la última vez, después de todo, y al final, ocurría lo mismo esta vez también. Siendo mi pastel el sacrificio por mi esperada reunión con el General Brekkar.

Con un rugido triste, la dragonesa sacudió el resto de lava de su cuerpo y empezó a circundar el volcán unas cuantas veces antes de finalmente elegir descender. Estaba volando en dirección al Patio del Templo.

¿No está volando un poco rápido? Y… ¿Por qué parece tan adormilada? Pensando eso sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Mis instintos me estaban advirtiendo de un peligro inminente. Tenía que escapar de ahí.

Me levanté, pero mis piernas se sentían entumecidas por el largo periodo en una sola posición, y todo mi cuerpo se sentía cansado debido a la falta de sueño. Luego de tomar un paso, me encontré de rodillas y con las manos temblando por agotamiento. Apenas y tenía energía para levantarme, menos para escapar de este lugar.

¡Esto es malo!

La dragonesa extendió sus alas y ralentizó su descenso, pero ya era muy tarde para quitarme de su camino. Sus agudas garras perforaron la Plataforma del Alma, provocando grietas que se esparcieron como las raíces de un árbol. El suelo tembló y me fui rodando hacia uno de los bordes. Intenté protegerme de cualquier herida cubriéndome con mis alas.

Creí que tal vez Kataryna vendría apresurada a ayudarme, pero nunca llegó su apoyo. Tal vez se seguía recuperando del ritual por el que acababa de pasar. Si yo me sentía tan entumida y drenada de mi energía, no podía imaginar el estado en el que se encontraban mis dos caballeros luego de resistir esas habitaciones especiales dentro de los templos.

Me detuve apenas unos pasos lejos del borde. Replegué mis alas de vuelta y me empujé como pude del suelo. En frente de mí, había varios dwarfs corriendo despavoridos, y pude escucharlos pidiendo por guardias e Iluminados del ejército.

Cuando giré mi cabeza, vi la Plataforma del Alma llena de numerosas grietas profundas que amenazaban con convertirla en cualquier segundo en una gran pila de grava. Encima se encontraba mi Caballero Real, quien estaba observando los alrededores con ojos cansados que mostraban cuan agotada y somnolienta estaba. Tal vez ni siquiera se encontraba completamente consciente sobre lo que estaba pasando ahora.

Como un animal salvaje Seryanna olió el aire a su alrededor y se giró en su lugar. Unas cuantas piezas de la plataforma se derrumbaron cuando lo hizo, y apenas pude mantener mi balance. Fue ahí cuando la dragonesa posó sus ojos sobre mí.

Con sus labios convirtiéndose en una sonrisa placentera, me tomó de donde me encontraba y me acercó a ella.

"¡NO! ¡Seryanna! ¡Detén esto ahora mismo! ¡Te lo ordeno!" intenté hacerla escuchar, pero no se inmutó ni un poco.

Con sus largos dedos escamosos enrollados alrededor de mí, del cual solo un poderoso guerrero podría liberarse con fuerza bruta, Seryanna luego acomodó todo su cuerpo alrededor de mi como un felino tratando de proteger a su cachorro.

Al igual que cualquier bestia salvaje, una vez que terminó, me lamió con su enorme lengua, cubriéndome a mí, la Princesa a la que juró proteger y servir, en su babero.

"¡YUCK!" me quejé quitándome la pegajosa saliva de mi cara.

Esa vergonzosa toga ahora estaba empapada y se había vuelto transparente. Ahora no podía salir, aunque quisiera. ¡Habría sido desastroso, impensable, vergonzoso para alguien como yo!

"¡Seryanna, estúpido Caballero Real! ¡No soy tu almohada para dormir!"

Al final, yo también me encontraba cayendo en las tentadoras garras del sueño. Mis pesados parpados me traicionaron, y dormí ahí en el abrazo de Seryanna, quien me resguardó del frío y de las miradas indecentes.

Hablando de Kataryna, me encontraría más tarde por qué no saltó en mi ayuda. A pesar de que clamaba ser una poderosa Despertada Avanzada que podría seguir y seguir luchando por días sin descanso, cayó dormida mientras se encontraba de pie tan pronto salió del Templo del Dios de la Tierra. Ni siquiera el escándalo de Sir Seryanna fue capaz de despertarla, y su propia cola azotaba a cualquier dwarf que quisiera acercarse a ella como si tuviese mente propia.

[Punto de vista de Andu'Yang'Ores]

En vista del desastre que esas tres dragonesas causaron, muchos dwarfs en la capital se encontraban inquietos por el resultado. En un lado de la montaña debíamos preocuparnos por la sangre de Urugudu, los fluentes ríos de lava causados por la de escamas rojas, y por el otro lado, teníamos numerosos pastores de Hanba quejándose de sus prados congelados y de los impasables muros de hielo.

Si no fuese por la severidad de estos eventos, me habría carcajeado cuando escuché sobre el guardia que tenía su barba convertida en un cubo de hielo debido a la congelación repentina, o del desafortunado chico que fue al baño solo para descubrir que un río de lava se formó justo debajo de su baño y que fue arrastrado por la corriente.

Yo, al menos, no quisiera que un cataclismo me sorprendiera con mis pantalones abajo descargando mis desperdicios solo para encontrar al siguiente momento en que me había convertido en el capitán del Viejo Fondo de Caca, ¡el apestoso azote de los interminables océanos de lava!

A pesar de estas desafortunadas circunstancias en las que nos encontrábamos los dwarfs, parece que esas tres se las arreglaron para completar el ritual, y ningún sacerdote se atrevió a comentar algo en contra de esta decisión. Después de todo, un templo termino como un depósito congelado y el otro como un experimento de investigación del flujo de la lava. Además, se tuvo que reemplazar la Plataforma del Alma, esta vez más resistente, tal vez hecha de Celestio encantado.

Para nosotros, este asunto definitivamente tenía su lado brillante también. Verán, la señorita con el desagradable aliento de fuego se las arregló para reiniciar la Antigua Gran Forja Urugudu. La lava creada por ella sobre fluyó en la reliquia antigua y permitió que sus flamas ardieran nuevamente, y con ello, tenía grandes esperanzas de recuperar el antiguo Martillo de Umidaba.




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