100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-96.3

Capítulo 96: El Ritual Nundaba (Parte 3)


"Vamos a comenzar, esta parte es: Myo Sho Fu Mon. Significa ‘la ley profunda’. Y esta es Myoho renge kyo, la maravillosa ley del Sutra del loto."

"¿Hm? Esta parte… es… ¿Sho Buh Chi E. Jin Jin Mu Ryo. Go Chi E Mon. Nange Nan Nyu?"

"Sí, pero pronunció Bu' como Buh, eso es incorrecto. Aquí, cuando vea este signo, lo pronuncia de esta forma…"

Una hora y media mas tarde, me las arreglé para entender la mayoría de los raros símbolos y su pronunciación. El sacerdote también trató de explicar su significado, pero encontré la idea de iluminación estancada o iluminación condicionada como algo ilógico. No le dije esto, no deseaba causar ningún problema.

"Solo leyendo esto cada día y cada noche un discípulo puede aprender a sobrepasar sus propios límites y conquistar las vidas que su alma trae a este mundo. El estado mental que alguien alcanza en este punto es llamado Iluminado."

"¿Hay algún Iluminado en este continente?"

"Si. Son poderosos guerreros que siguen las enseñanzas de los Dioses y que honran la palabra de nuestro Emperador."

Ya veo… Despertados Avanzados. En verdad es un hecho que ven el mundo con diferentes ojos, pero no iría tan lejos como para decir que han alcanzado algún tipo de cenit espiritual. Al menos, no creo que ninguno de ellos lo haya hecho…

"¿Tal vez esto es solo una guía? Una historia que podría ayudar a aprender y entender el mundo de una mejor manera en lugar de darte una ley que debas obedecer palabra por palabra." Me pregunté en voz alta.

"Hm… esas son palabras sabias, Lady Seryanna, pero me temo que son engañosas. ¡Las palabras de la religión deben obedecerse sin duda alguna!" declaró con una sonrisa.

¿Obedecer? Esa fue la única palabra que saltó en mi mente cuando lo escuché.

La obsesión en seguir una cierta doctrina estaba presente en ambos religión y en política. Para aquellos que pertenecían al ejército, era parte de sus vidas. Todos debíamos obedecer a la Reina y al Rey.

Dejé pasar este pensamiento y me enfoqué en los días de oración que estaban por venir.

Cuando llegó la toga, me sorprendí por ver lo delgado que era el material. Era similar a la tela de araña, pero sin su tipo de resistencia, y tampoco sentía Energía Mágica emanando de ella. Incluso así, realmente dudaba que fuera algo que los plebeyos pudieran comprar. Mientras caminaba para acá, lo que pude observar era que la tela mas utilizada era el lino, seguido de pieles animales. No había lugares donde pudiese cultivarse algodón o un bosque donde pudieran criar arañas.

La importación también estaba fuera de la ecuación, ¿así que probablemente tenían otro método para producir esta seda?

Fue un poco difícil ponerme la toga, así que le pedí a una de las sacerdotisas del templo que me ayudara un poco. Mis alas y mi cola se interponían y dificultaban el trabajo de ella, pero al final se las arregló para enrollar la tela en mi cuerpo. Mi espalda estaba expuesta, y el atractivo que daba mientras la vestía me hacia preguntarme que tanto habría excitado a Alkelios con ella. Si conseguía una pose más seductiva y con un pequeño guiño, entonces era seguro que me tomaría en brazos directo a nuestra habitación.

"Empezando ahora, estará aquí por los siguiente tres días. Si en algún momento desea rendirse, solo vierta su Energía Mágica en esta roca pulida encantada. Nos dejara saber y vendremos en seguida por usted."

La miré con curiosidad y me pregunté si actuaba como alguna especie de señal para ellos.

"Gracias, pero no será necesaria." Le dije tratando de dársela de vuelta, pero me detuvo.

"Es parte del Ritual Nundaba, mi lady."

"¿Es así?"

"Sí. Ahora, una vez cierre la puerta tras de mí, el ritual iniciará. Le deseo la mejor de las suertes, Sir Seryanna." La sacerdotisa hizo una pequeña reverencia y se fue de la habitación.

Antes de cerrar la puerta, retiró el puente de piedra, cortando el acceso al otro lado.

No miré ningún reloj de arena cuando me adentré, asumo que lo deben tener en el exterior. Aquí dentro, las altas temperaturas podrían haberlo dañado.

Sin nada mas que hacer, me senté en el suelo y empecé a recitar el extraño libro que me fue dado.

Justo como el Gran Sacerdote dijo, la temperatura se elevó durante la primera hora, y continuó elevándose por las siguientes cuatro hasta que se estabilizó. Estaba tan caliente ahora que el agua se evaporaba cuando tocaba el suelo, y si hubiese una cubeta con líquido adentro empezaría a hervir en cuestión de minutos. Para mí, era solo un poco caliente.

Era un Draconiano Superior de la Flama Alta con un Número de Poder de más de 850. No había ninguna manera que permitiera que mi ser sucumbiera a temperaturas solo por encima del punto de ebullición del agua. ¡Era ridículo!

Luego de otras tres horas, la temperatura se elevó de nuevo, y para el fin del segundo día, ya me encontraba sudando. Estaba sentada en el medio de un horno.

Solo un poco más… solo un día más…

La temperatura no era tan insoportable, pero había algo en este lugar que combinado con la oración me drenaban de mi energía. Me debilitaba y me hacía sentir como si estuviese en una especie de trance. ¿Tal vez el agotamiento se estaba reflejando en mi cuerpo?

Fue en este momento cuando escuché la puerta de la Habitación de Oración abriéndose.

[Punto de vista de Mush'Nomv'Azer']

[Justo después que el grupo de la Princesa Elleyzabelle dejó la Sala de Audiencias]

Estos extraños eran realmente impresionantes. No retrocedieron cuando estaban de pie en frente de mí, ni se perturbaron al sentir el intento asesino de mis guardias. ¿Tal vez era tan débil que ni siquiera se molestaron en notarlo?

La Princesa también era algo más. La forma en que se desenvolvía y me miraba a los ojos era similar a una Reina que gobernaba sobre incontables reinos y a través de vastos océanos. Sentí el tipo de fuerza dentro de ella que siempre he soñado ver en un verdadero gobernante. Tristemente, parecía que yo no poseía tal fuerza en mi ser.

"Su Majestad, ¿está seguro acerca de este Ritual Nundaba?" me preguntó uno de los nobles.

Era un líder de tribu joven del lejano Sur.

"¿Seguro? ¿Por qué no debería? ¡Estos extraños, a pesar de que llegaron no mucho después de nuestro gran predicamento, traen consigo un buen augurio!" asentí y froté mi barba.

Si pudiera abrir una nueva ruta de comercio con el Continente Dragón, tal vez podría hacer lo mismo con el Continente Relliar. Nuestra economía crecería y los dwarfs dejarían de ser conocidos como reclusos. Si entonces me las arreglara para traer de vuelta a los marginados, podría enriquecer el conocimiento de los dwarfs con la información recogida del exterior.

Los antiguos gobernantes temían el contacto con las otras especies, pero yo lo acogí. Como mi esposa decía a menudo "Un estado aislado no tenía esperanza de crecer debido al rechazo de cualquier cambio venidero, sea externo o interno."

Mientras meditaba esto, noté a mi viejo amigo Andu'Yang'Ores, el más prominente herrero en nuestro reino, susurrando algo bajo su barba.

"Ores, mi amigo. ¿Qué te molesta?"

"Su Majestad, sus armas y armaduras, ¿las ha notado?"

"¿Hm? ¿Qué tienen de malo? Por supuesto que eran elegantes y bien construidas. ¿Probablemente una vieja herencia?"

"Lo dudo. Incluso siendo Trindania aislada como solía serlo, yo habría escuchado de ellas, su Majestad. Las armas parecían estar compuestas de múltiples partes movibles justo como las armaduras, pero por los Espíritus, no tengo idea de cómo fueron ensambladas o cómo funcionan. Si hablamos de Encantamientos Mágicos, solo digamos que fuimos afortunados que no decidieran probarlos con nosotros."

"¿Afortunados? ¿A qué te refieres?"

Cuando Andu'Yang'Ores realmente estaba siendo serio sobre un tema, especialmente tratándose de herrería, su acento tendía a tener deslices.

"Su Majestad, sin ofender, pero hacen ver a nuestros objetos Divinos como nada más que simples juguetes comparados con ellos. ¡Quien sea que los hizo tiene una aterradora habilidad herrera!"

"¿Eso te parece? Hm…" dije mirando hacia la puerta frotando mi barba.

Estas noticias eran problemáticas por un lado e interesantes por otro. Si los dragones poseían tales maravillas de manufactura, entonces era mejor para los dwarfs aliarnos con ellos en lugar de terminar en malos términos.

El Ritual Nundaba tenía otro aspecto que nunca era mencionado a aquellos participantes. Básicamente, luego de que pasaran el primer y segundo día, el Emperador podía entrar a la Habitación de Oración y cuestionar un poco a quien estuviese dentro, pero sin preguntar nada que pudiera sacarlos de su trance. Eso estaba prohibido.

Aunque no tenía permitido estar más de un par de minutos, dentro de ese tiempo, tenía que determinar si se trataban de amigos o enemigos. Si eran lo último, luego de salir exhaustos de ese lugar, sería sencillo acabar con ellos.

La primera en interrogar fue Sir Seryanna.

En la mañana del tercer día, me puse una armadura encantada con hechizos que me ayudarían a sobrevivir las altas temperaturas adentro.

"Su Majestad, por lo que es valioso, no creo que sean malas o que tengan intenciones negativas hacia nuestra nación." Dijo el Gran Sacerdote Klen'Ashin'Tark.

"Si tienen tu apoyo también, ¡entonces no hay nada de qué preocuparse! ¡Kuhahaha!" me reí y me puse de pie frente a la resistente puerta de piedra.

Uno de los sacerdotes recitó un hechizo sobre ella y la puerta lentamente empezó a abrirse.

Di un paso al frente y di un salto sobre el río de lava. Las temperaturas de aquí eran tan altas que hacían que mi barba sudara. Los encantamientos apenas y estaban aguantando.

¡Oi! ¡Oi! ¿No es esto un poco exagerado?

"¿Su Majestad?" la dragonesa preguntó con una voz debilitada.

"Sí. Soy yo. Parte del Ritual Nundaba es una pequeña charla conmigo. Era necesario mantenerlo en secreto, pero no hay nada de qué preocuparse." Dije con una sonrisa mientras me acercaba.

"Ya veo…"

Dejando de lado las increíbles temperaturas, ella todavía se mantenía firme. El sudor en su cuerpo empapó la toga por completo y la hacia ver completamente transparente. Sus escamas rojas eran visibles a través de la delgada tela y me hacía difícil no posar mis ojos sobre ella. La forma en que me miraba con esas mejillas sonrojadas y su mirada cansada solamente agregaban encanto a su persona. Era como tener a una seductora tratando de tentarme, o más bien una serpiente.

"Seré breve, para no perturbar mucho tu concentración. Deseo preguntarte que es lo que piensas del imperio dwarf."

"El imperio dwarf… Trindania… es por mucho, extraño… pero hermoso. Es débil y sencillo, pero… la gente no parece estar en contra de su mandato. Lo aceptaron. Son felices… eso me gusta." Respondió con absoluta y brutal honestidad.

No esperaba tal respuesta…

Normalmente, un extranjero habría tratado de alabarme de cualquier forma que pudiese, para elevar su valor ante mis ojos. Sin embargo, esta dragonesa no parecía preocuparse por eso, ella expresaba su opinión directa y honesta.

Ya tenía una buena impresión de ella.

"Entonces, ¿puedes decirme si hay algún Héroe Humano en tu continente?" esta pregunta era debido a que mi esposa me contó que la entidad Divina les dijo que el Continente Dragón era un lugar muy peligroso y aterrador para ellos.

"Sí… mi esposo y otro… pelearon entre ellos, batalla terrible… mi esposo ganó, pero yo maté al otro Héroe Humano." Dijo mientras batallaba para respirar debido al calor.




Comentarios