100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-56.3

Capítulo 56: Locura en la Corte (Parte 3)


"Es una buena pregunta." Dijo el Rey. 

"¿Quién dijo que no puede pelear?" sonreí. 

"Brekkar. ¿Tienes algo que decir al respecto?" 

"¡Ahem! Si, su Majestad, iba a anunciarlo tarde o temprano, pero actualmente mi salud está totalmente repuesta. He sido curado y estoy recuperando mi antigua fuerza." 

"Hmm, ¿y quién fue aquel que te curó?" 

"Alkelios Yatagai, su Majestad." 

Los murmullos y susurros invadieron la habitación de nuevo, elevando la cantidad de ruido de fondo. 

"¡SILENCIO!" ordenó el Rey mientras los observaba todos. 

Con un *gulp* audible viniendo de varios de ellos, el Rey volteó con Brekkar y le preguntó "¿Dónde se mantiene tu lealtad?" 

"Con usted, su Majestad." 

La confusión entre los nobles continuaba. 

"Hm, muy bien. Si es así, entonces no veo ningún problema en hacerte general del Ejército Brekkar una vez más." 

"¿Alguna objeción?" pregunté. 

Nadie dijo nada. 

Brekkar tenía una muy buena reputación entre los nobles, y su sacrificio hace 38 años no era algo que se tomara a la ligera. Si estaba recuperado, entonces esperarían a que recuperara su fuerza en lugar de darle el mando a un joven sin experiencia como Draejan. 

Esta declaración, sin embargo, parece haber encendido una chispa dentro del dragón. Se miraba calmado, casi como si aceptara lo que implicaba este resultado, pero sus puños cerrados estaban casi sangrando de lo fuerte que estaba apretando. 

"Ahora, para mi tercera petición, quiero que su Majestad disuelva el compromiso entre Seryanna Draketerus y Draejan Andrakaryus Doesya." 

"Nunca supe de este compromiso en primer lugar. Pero incluso así, no puedo hacer esto a menos que los individuos involucrados así lo deseen." 

"Su majestad, yo nunca me consideré prometida de Draejan, y se me dijo que el matrimonio fue una orden real." Seryanna dio un paso al frente y declaró con agudeza. 

"¿Es así? ¿Quién hizo esta demanda entonces?" 

"Ese fui yo, su Majestad." Elovius dio un paso al frente. 

"¿Tu? ¿Por qué?" 

"Con el fin de suavizar la transición del liderazgo del Ejército Brekkar. En ese tiempo, crei que Brekkar seguía enfermo y que era incapaz de pelear por completo. Como tal, quería al menos preservar el poderío y legado de su ejército. También lo hice pensando que esto podría ser visto como un símbolo hacia las afueras y hacia nuestra población para demostrar que la fuerza de Albeyater no se había debilitado." 

En circunstancias normales, habría sospechado de Elovius siendo la mente maestra también, pero cuando me encontré con el rey en aquel entonces, me aseguró que su hijo era a lo mucho un sujeto duro de entender, pero que su lealtad e intenciones se encontraban en el lugar correcto. 

"Entiendo. Dadas las circunstancias, ¿aun crees que merece seguir en pie esta propuesta tuya?" 

Elovius volteo a mirar a Brekkar y luego a su padre, el Rey. "No." 

"Ya veo. Entonces el compromiso entre Seryanna Draketerus y Draejan Andrakaryus Doesya no tiene razón válida para efectuarse si uno de los involucrados no desea que así suceda y si la razón política original detrás de ello ya no existe." 

Los nobles asintieron en concordancia, mientras Draejan se tragaba su propia saliva. 

"¿Algo más, Alkelios Yatagai?" 

"Realmente me gustaría un masaje en la espalda, pero creo que no puedo pedir eso." 

"Eso sería ridículo." 

Los otros solo reaccionaron tensos ante mi broma inocente. 

"¡Ahem! De cualquier manera, ¡sí! Deseo que su Majestad declare que soy absuelto y perdonado de cualquiera de los crímenes en contra de la corona que se me impusieron o que creyeron que cometí el día de hoy o en el pasado, como tal el amenazarlo y todas esas cosas." 

"Hm… ¿Dónde se mantiene tu lealtad, Alkelios Yatagai? Primero declara esto ante mí y los dioses, y entonces te daré mi respuesta." 

Sonreí. 

"Yo, Alkelios Yatagai, oficialmente declaro mi alianza hacia La Tercera Princesa del Reino Dragón Albeyater, Elleyzabelle Sojourn Seyendraugher, y por extensión, sus Majestades El Rey y la Reina del Reino Dragón Albeyater, ¡Feryumstark Seyendraugher y Elliessara Seyendraugher!" declaré con un tono de voz alto. 

Excepto por aquellos que me conocían, la expresión de sorpresa en sus rostros no tenía precio. Elovius incluso tenía su boca bien abierta a pesar de lo grosero que eso hubiera parecido. Incluso Draejan me estaba viendo con los ojos bien abiertos como si no creyera lo que sus orejas escucharon. Los del grupo que abiertamente revelaron sus comportamientos traidores debido a que pensaban fui enviado por los humanos con el fin de ayudarlos en su complot me miraron como si todo el mundo se hubiera destrozado sobre sus hombros, sin tener la fuerza para permanecer de pie. 

"S-Se acabó…" dijo Pallause. 

Si que si… 

El Rey cerró sus ojos por un momento y luego soltó una gran y ruidosa carcajada. 

"Lo escucharon, ¿no es así? ¿Tiene alguna objeción?" preguntó mirando a los sorprendidos nobles que aún permanecían de su lado. 

"Por mí, ninguna." Declaró Brekkar. 

"Tampoco yo." Declaró Elleyzabelle con una sonrisa educada. 

"No veo razón por la que no debería ser perdonado. ¡Considerando todo lo que ha pasado hasta ahora, en verdad es merecedor de ello!" dijo uno de los nobles. 

"Concuerdo con ello. ¡El humano tiene agallas! Piensa más como dragón que como humano." 

"Aunque yo también estoy de acuerdo, no confió en él." 

"No creo que todo este asunto se tratara de confianza en primer lugar. Ahora que declaró esto, todo tiene sentido. Encuentro demasiado extraño que simplemente no utilizara su habilidad para destruir todo el Reino. Un ataque como ese viniendo de un humano que odia a los dragones habría sido absolutamente lo mejor para él." 

"Yo solo estoy decepcionado de conocer que muchos dragones que pensé eran respetables terminaron siendo unos… traidores." Dijo otro con un suspiro escapando de sus labios. 

Uno tras otro cada quien continuó anunciando sus opiniones, mientras que los traidores eran incapaces de decir una sola palabra. Todos estaban devastados por como terminaron las cosas. 

"Bueno, como pueden ver, no hay objeciones. Así que si, oficialmente te concedo el perdón, Alkelios Yatagai, por cualquier crimen cometido en contra de la corona hasta este momento. También acepto tu declaración de lealtad." 

"¡Gracias, su Majestad! ¡Y qué bien! ¡Al fin! ¡Tener mi brazo levantado de esta manera me estaba matando!" dije mientras cancelaba el hechizo. 

La masiva amenaza a la vida de todos en esta ciudad fue reabsorbida como Energía Mágica en mi cuerpo. 

Viendo cómo se desvanecía, todo mundo dejó salir un suspiro de alivio, especialmente los guardias quienes se encontraron siendo completamente inútiles. Aun así, había una cosa más que se tenía que hacer antes de empezar a celebrar. 

"Alkelios, esta es tu primer orden. Aprehende a estos tontos que intentaron tramar algo en mi contra." 

"¡Será un placer!" 

"¡Espera! ¡No! ¡Tiene que haber alguna clase de error!" 

"¡Nos engañaste!" declaró Pallause. 

El Vizconde Galbarion ya estaba completamente pálido, viendo cómo se reveló a si mismo siendo el que deliberadamente envenenó a la Reina. Luego de escupir todo lo que sabía, la única cosa que le esperaba era la pena de muerte o los calabozos, dependiendo de qué tan piadoso fuera el Rey con ellos. 

Mi único trabajo era revelarlos y aprehenderlos. 

"No entiendo… ¿por qué un humano como tu habría de ayudarnos?" Elovius confundido se acercó y me preguntó. 

"¿Habría razón para no ayudar a mis amigos?" 

"¿Perdón?" 

"Ve y pregúntale a tu padre, tengo asuntos que atender por aquí." Sonreí y troné mis nudillos mientras me preparaba para administrar una dosis de Noqueo y Amarre. 

Mis sogas estaban encantadas para resistir incluso los esfuerzos del Perro Jefe de cuatro cabezas que me encontré la primera vez que llegué a este mundo. 

"¿No podemos hablar acerca de esto?" 

Sonreí y empecé a golpear. 

Varios minutos después, el trabajo estaba hecho, todos los que eran traidores estaban siendo llevados a las celdas donde el interrogatorio iba a hacerlos sacar cada gota de información que tuvieran escondida. Eso si es que no morían durante el proceso. Si sobrevivían, una muerte rápida los esperaba en lugar de más tortura. 

Con una sonrisa, regresé con el Rey, quien le estaba diciendo algo a Elovius. Cuando me vio, los dos se detuvieron. El primero en hablar fue el Primer Ministro. 

"Mis disculpas, Alkelios Yatagai, si hubiera sido consciente de algo de esto…" 

"No, está bien, yo también tenía que aprender muchas cosas. ¡Además, todo resultó salir bien y eso es lo que importa!" 

"Ya veo. Sin embargo, me disculparé, y tomaré esto como una lección de corazón para que en el futuro sea más precavido con mis alrededores." Declaró y se fue a su lugar al lado del Rey. 

El siguiente en acercarse fue Brekkar. 

"¡No te he visto en tanto tiempo, y en verdad que has sobrepasado mi fuerza! ¡Realmente eres un milagro en dos piernas chico!" se rio y palmó mis hombros con sus manos. 

"Es bueno verte mi amigo. Ya no soy débil." Iolaus declaró con una orgullosa sonrisa. 

"A menos que hablemos de Kleo, entonces el joven es inútil." Brekkar dejó salir un suspiro. 

"¡E-ES… ESO NO ES VERDAD ¡" 

"¡Bwahahaha! ¡En verdad es bueno ser joven!" 

"¡Bienvenido Alkelios! Como siempre, ¡no fallas en impresionarme! ¡Sabía que estaba en lo correcto sobre ti en aquel entonces! ¡Realmente eres un dragón interesante!" Kataryna dijo con una sonrisa acercándose sin que me diera cuenta, sobando un beso de mis labios, "¡Bienvenido! ¡Fufu!" dijo luego de separar nuestros labios. 

"¡Hey! ¡Es mío!" Seryanna jaló a la dragonesa, pero cuando me miró a los ojos, su rostro se puso completamente rojo. "B-Bienvenido." 

"Es un gusto estar de regreso." Yo hablé esta vez, y fui yo el que tomó la iniciativa besándola en los labios. 

"¡AHEM!" el Rey nos interrumpió. 

Todos parpadeamos de la sorpresa y lo volteamos a ver, Elovius estaba suspirando y sacudiendo su cabeza. Los nobles giraron sus ojos mientras el Rey solo nos observaba. 

"Es bueno que tengan su pequeña reunión de bienvenida JUSTO EN FRENTE DE MI, pero aún hay asuntos importantes que atender y que necesitan nuestra atención, especialmente con la revelación de que había tantos traidores en nuestra corte. También, a mi esposa le gustaría tener una charla contigo." 

"¡¿A mamá?!" Elovius preguntó sorprendido. 

"Si." El Rey asintió. 

Todos empezaron a susurrar nuevamente entre ellos. Esto se estaba volviendo algo ridículo. 

"Por supuesto que sí. Oh, pero antes de que hagamos eso, tengo una cosa más que me gustaría resolver." 

"¿La cuál es?" 

"Sir Draejan Andrakaryus Doesya, te desafío a un duelo. ¡Si yo gano, estarás prohibido de siquiera intentar convertirte en general a menos que yo oficialmente apruebe que estás calificado para hacerlo!" 

"¿Deseas retarme, de nuevo?" 

"Si." 

"Eres un humano tonto como siempre. Y yo que pensé que habías cambiado." 

"¿Quién sabe? Bueno, ¿aceptas el reto o no?" 

"¿Y que si yo gano?" 

"Mi aprobación oficial hacia ti además de un juego de armadura que yo personalmente haré para ti." 

Levantó una ceja "¿Eres un herrero?" 

"Entre muchas cosas, también puedo hacer unos muy buenos anillos encantados. Con mi habilidad [The Shiny Artisan] puedo hacer un montón de joyerías y accesorios interesantes." 

"Suena justo, si no puedo derrotar a un humano débil como tú, ¿cómo me podría atrever a pedir el título de General?" 

"Un duelo justo. Me agrada, y lo apruebo." Declaró el Rey. 

"¡Todos hacia los campos de entrenamiento entonces!" dijo Brekkar en un tono de voz alto. 

"¡Ahora esto será interesante!" Kataryna dijo con su cola meneándose en el aire. 

"Tengo el presentimiento de que fui completamente ignorada…" Kleo dejó salir un suspiro agachando la mirada. 

"No es cierto. Me da gusto verte de nuevo Kleo."




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