100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-54

Capítulo 54: ¡Que Comiencen los Juegos!


[Punto de vista de Alkelios]

Llegué a las puertas del castillo mientras masticaba con calma mi manzana. En lugar de ver a los usuales dos dragones en guardia, ahora había seis de ellos. Todos se miraban bastante feroces y vestían armaduras de aspecto poderoso. Dos de ellos tenían lanzas y escudos, mientras que el resto tenía espadas y escudos. Era una combinación interesante, pero yo también habría agregado un par de arqueros detrás de las puertas. De esta manera el enemigo necesitaría esquivar flechas mientras se aseguraba de no terminar cortado o empalado por las espadas y lanzas.

"¡Buenos días!" dije con una expresión radiante en mi cara.

Ellos respondieron mirándome.

"¡Detente ahí mismo! ¿Quién tu ser?"

"¿Tu?" parpadeé sorprendido al escuchar el uso incorrecto del verbo.

"¿Quién tu ser?"

"Soy UN humano… o era. Algo así, no soy ni humano ni dragón ahora. Pero entonces, ¿pueden realmente decir quiénes son en verdad cuando los misterios de este universo todavía deben ser descubiertos y las maravillas de los dioses aun bendicen nuestro mundo?" contesté con un montón de basura filosófica.

"¿Huh? ¿Humano? ¿En Drakaria?" dijo y viendo a su amigo, todos empezaron a carcajearse. 

"¡No juegues con nosotros, renacuajo! ¡Vete de aquí antes de que te dejemos el cuerpo lleno de agujeros!" lo dijo uno de los que tenían lanzas.

Hm, ¿desde cuándo son unos imbéciles los guardias del palacio?

Aquellos de hace nueve meses eran un poco más estrictos y cuidadosos con ambos palabras y comportamiento hacia otros, pero estos tipos, por otro lado, estaban llenos de aberturas y me recordaban a los tontos soldados del actual Ejército Brekkar.

Es posible que… Hm, ¿me pregunto…? Pensando eso pregunté "¿Todos ustedes responden directamente al idiota de Draejan?"

"Si. ¿Huh? ¿Acabas de llamar idiota a nuestro jefe?"

"No podemos dejarte ir así como así luego de insultar al hijo del duque." Dijo otro mientras desenvainaba su espada.

Todos estaban tomando una pose agresiva, obviamente olvidando el hecho de que eran guardias que no deberían responder a cualquier tipo de insulto o provocación.

"Idiotas…"

El de la lanza fue el primero en atacar. Pude ver sus movimientos en cámara lenta debido a que tenía la capacidad de reaccionar mucho más rápido que ellos. Mi velocidad no era algo de lo que te podrías burlar.

Atrapando la lanza con mi mano izquierda, empujé y jalé haciendo que se soltara de su agarre. Con ella, di un golpe en círculo hacia la izquierda y golpeé a dos de los guardias, enviándolos a rodar por el suelo. La asta se rompió como resultado, pero utilicé la punta restante para lanzarla como proyectil hacia la pierna del otro usuario de lanza. Evité el corte de una espada y detuve otra con mi guante que venía de la dirección contraria. Pateando el suelo, salté hacia delante y embestí al dragón desarmado, aplastándolo contra el muro. Agarrando su escudo, lo arrojé hacia el usuario de espada en la izquierda y corrí hacia el de la izquierda. Mi lanzada fue muy efectiva y noqueó al dragón en su lugar. Para el último en pie, me vio correr hacia él, así que intentó defenderse con su escudo, pero yo lancé el golpe directamente a la parte de en medio. La fuerza detrás de mi puño no era ninguna broma, y lo mandé volando hacia la calle con su escudo haciéndose pedazos.

"Débiles…"

Luego de limpiar el polvo de mi armadura, procedí a entrar al palacio como si estuviera regresando a casa luego de una larga ausencia, a un paso muy calmado y relajado. Mientras tanto, los testigos de mi batalla de hace un momento no podían creer lo que veían sus ojos. Era normal, después de todo en sus estándares los guardias eran fuertes, tal vez cerca del Rango Emperador si los comparabas con aventureros, pero yo tenía el poder de un Despertado Avanzado, era una broma pensar la posibilidad de que fueran capaces de golpearme, mucho menos derrotarme.

Tan pronto pasé las puertas frontales fui recibido por un grupo de diez dragones que resguardaban el palacio. La alarma para intrusos debió haber sido sonada como resultado de la conmoción en la entrada. Bueno, no es que me importara. Adentrarme en este lugar luego de ser vetado por Draejan era algo bastante imposible a menos que utilizara sigilo o fuerza bruta. Elegí la última debido a que era más divertido.

"¡Bien! ¡Más carne de cañón!" dije tronando alegremente mis nudillos.

Los guardias se estaban acercando con la intención de asesinarme en el lugar, pero eso no iba a ocurrir, ¿verdad?

Con una mueca, me apresuré hacia ellos y empecé mi masacre. Por supuesto me aseguré de no matarlos, solo les quebré unos cuantos brazos y piernas, algo con lo que pudieran recordarme muy bien.

Respecto a las armaduras, aunque la mía se miraba como una cota de malla con acolchado de cuero duro, era más fuerte y poderosa de lo que se miraba. Las suyas, en cambio, se miraban mejor que la mía, pero los encantamientos no eran nada comparados a los míos. [Pony Power] era un nombre ridículo, pero esa habilidad era el equivalente de [Bartender] en la alquimia, la habilidad de creación final para esa rama específica.

¡Mi entrada a la sala del trono del Rey iba a ser GRANDIOSA!

[Punto de vista de Feryumstark]

Ese día, estando sentado en mi trono, miré a los rapaces vestidos de nobles dragones gordos mientras susurraban entre ellos acerca de que es lo que iba a ocurrir. ¿Qué tipo de decreto iba a dar o a quien iba a llamar ante mí? Muchos se habían reunido, por lo que era claro que tenía un anuncio importante para compartir.

Algunos de estos tontos incluso creían que me encontraba aquí con ellos debido a mi amada esposa finalmente había sucumbido ante los efectos del veneno en su sistema. Mmm, que tan alejados de la verdad se encontraban.

Por otro lado, incluso mis propios hijos parecían estar ansiosos y preocupados. Elleyzabelle, no importaba que tanto tratara de ocultarlo, ella nunca podría esconder tales cosas de los ojos de su padre. Para Elovius, él estaba rígido como un dwarf listo para proponerse y serio como elfo hablando sobre la importancia de los bosques. Solo estos dos estaban presentes, los demás tenían otros asuntos que atender.

Entre los acompañantes que venían con los nobles, me di cuenta de varios de ellos que hicieron una impresión durante la última guerra. Entre ellos, también vi al caballero de mi hija, Seryanna. Ella había crecido hasta convertirse en una hermosa dragonesa de escamas rojas y se encontraba dentro de los pocos que no mostraban miedo o preocupación. A su lado estaba Trhaherkleyoseya, la bromista siempre llena de energía elogiada por mi hijo mayor, Coshun, por ser alguien con un gran potencial para la guerra y las políticas. Kataryna estaba curiosa y tal vez un poco impaciente, pero esa era la forma de comportarse de los Despertados Avanzados.

Elleyzabelle era la única que trajo a todos sus acompañantes. Kataryna no era alguien que pudiera ser detenida, y yo también deseaba ver a las dos nietas de Brekkar. Hablando de él, ese viejo necio estaba parado a mi derecha, justo al lado de Elovius. El también trajo a un acompañante, su joven aprendiz Iolaus. Nunca tuve la oportunidad de hablar con este viejo dragón desde aquel día cuando eligió partir hacia Tomeron, pero si todo salía bien hoy, planeaba invitarlo a una bebida.

Mirando a mi derecha, vi a Draejan y a su seguidor de capucha negra, quien estaba lejos en la parte de atrás junto a los guardias. Él no era alguien de estado noble en este reino, un plebeyo a lo mucho, por lo que no tenía permitido acercarse a cierta distancia de mí. Lo mismo aplicaba para los acompañantes de los nobles que no tuvieran algún rango en la nobleza.

Ninguno tenía permitido estar a menos de tres metros del área alrededor de mi trono con excepción de aquellos que yo llamara. En frente de mí, los nobles estaban estratégicamente colocados en dos lados a la derecha y a la izquierda, mientras que los acompañantes sin título nobiliario estaban al fondo.

Ordené que fuera de esta forma por dos cosas: inducir en ciertos individuos un margen de error y para tener un brazo de apoyo fuerte en ambos lados, en este caso Brekkar y Kataryna. Una vez que la escoria intentara escapar, rápidamente iría a agarrarlos por el cuello y aplastarlos por completo.

Aun así, algún extraño se atrevería a preguntar: ¿por qué todos estos acompañantes en primer lugar? Bueno, esto era debido a que cuando un noble era convocado ante mi tenía permitido traer solo un acompañante con él. Si de casualidad ejecutaba al noble, entonces el dragón acompañante que trajeron consigo debía llevar los restos sin vida hacia su familia y anunciarles mi decreto. Por otro lado, si fuera a promover o a felicitarlos de alguna forma, ellos podrían ordenarles ir de vuelta a su feudo y anunciar este gran honor.

Desafortunadamente en estos días, la mayoría de ellos eran traídos meramente como porta equipajes o roperos andantes. A veces sentía lastima por los pobres chicos.

Sin embargo, hoy no iba a ser un día de promociones ni de demociones. Iba a ser un día de… sacrificios.

"¡Su alteza! ¡Tenemos un intruso!" dijo un guardia al entrar a la habitación.

Todo mundo inmediatamente empezó a preocuparse y miraban a los alrededores alterados. Palabras como asesinato y otras empezaron a volar a través de la sala.

"¡SILENCIO!"

Todos se callaron una vez más mientras me miraban de vuelta.

"Su alteza, tenemos algo que hacer." Uno de los nobles más delgados se atrevió a preguntar.

"Si cualquiera de ustedes se atreve a moverse, yo mismo le quitaré su cabeza." Dije mientras cerraba mis ojos y me sentaba de vuelta.

Aquellos débiles tragaron saliva, mientras que los fuertes se tensaron. Kataryna estaba tratando de aguantarse su risa, así que la ignoré. El único entre todos que tuvo una reacción diferente fue Brekkar. Dejó salir un suspiro y sacudió su cabeza. Ni siquiera él sabía para que había sido convocado, pero sabía que era mejor quedarse en silencio que tratar de cuestionarme.

Así, esperamos…

No mucho después, las puertas volaron y dos guardias reales cayeron adentro como si los hubieran arrojado, cayendo al piso y rodando unas cuantas veces hasta detenerse. Gemidos de dolor era lo único que se escuchaba de ellos, y todos volteamos a observar a la entrada.

"¡Lo siento! ¡Lo siento! ¿Llegué tarde a la fiesta?" Alkelios fue aquel en preguntar con una sonrisa radiante mientras se adentraba en la sala del trono, arrastrando por el cuello a uno de los guardias.

El momento en que lo vi, supe que había cambiado. El aire a su alrededor era diferente. La debilidad dentro de él se había desvanecido. Este es un hombre que no deberías dejar que te engañe, y mis instintos me decían que él era peligroso.

No bromeaba cuando dijo que iba a volver más fuerte que nunca… pero ¿qué tan poderoso te volviste Alkelios? Pensé y dejé que una pequeña sonrisa apareciera en mis labios, pero solo por una fracción de segundo.

A decir verdad, quería tener una sesión de combate con él ahora mismo… una sangrienta práctica donde podría probar la extensión de sus límites.

"¡¿Quién eres tú?! ¡Como te atreves a entrar a esta cámara!" gritó un noble. Creo que era un Marqués proveniente del sur.

"¿Hm? Soy Alkelios Yatagai, un antiguo humano. Ten, un regalo." Se presentó y luego le arrojó el guardia que tenía arrastrando.

"¡AAA!" los dos dragones gritaron antes de estrellarse uno contra otro.

Sacudiendo sus manos, se acercó a mí a través de la multitud de nobles y acompañantes, sin importarle quien lo observara o en quien tuviera sus manos en sus espadas.

"Su alteza, permítame asesinar a esta peste. Parece que no aprendió su lección la última vez." Dijo Draejan mientras agarraba su espada.

"Creí haber ordenado que todos se callaran."

El dragón se hizo para atrás y tragó saliva.

Mirando a Alkelios, lo observé detenerse a cinco metros de mí. Solo un salto era necesario para alcanzarme.

"En efecto, tengo unos negocios pendientes con ese idiota de ahí, pero por ahora, tengo otros asuntos más importantes que atender. ¡Así que, damas y caballeros, si me prestan su atención por favor!" dijo dando un giro en su lugar.

Los nobles que no podían sentir su fuerza se burlaron y lo tomaron como un tonto deseando por la muerte. En nuestra sociedad, él cometió varios crímenes desde que llegó aquí. Entre todos ellos, romper la promesa de un duelo fue la peor de todas. Pero esto era acorde a su plan… después de todo, yo necesitaba que algunas condiciones fueran cumplidas con el fin de perdonarlo y de hacer que los nobles más influyentes del reino lo aceptaran, y él tenía la forma exacta de hacer que sucediera, pero toda esta actuación tenía que parecer real… tan real como pudiera.

"¿Todos están mirando? ¡Bien!" sonrió y se volteó hacia mí.

"¿Cuál es el significado de esta… broma?" pregunté con un rugido.

"¡Oh, que miedo! ¿El gran dragón va a morderme?" dijo riendo.

Insultar y burlarse de la más alta realeza de un país era un movimiento demente, pero era para bien. Mientras que los nobles estaban escupiendo maldiciones, Kataryna estaba meneando su cola en el aire, revelando su emoción.

"¡Este hombre está loco! ¡Alguien decapítelo y sáquelo de una buena vez!" el que dijo eso fue un barón del este.

"¿Hm? ¿En serio? Pero ni siquiera he llegado a la mejor parte, Kataryna ¿vas a dejarlos que hagan eso?" dijo y le guiñó a la dragonesa.

Esta era la primera vez en siglos que miraba a la helada dragonesa sonrojarse. Por un momento pensé que estaba viendo cosas.

"¡Huhuhu! ¡Si alguien se atreve a tocarlo lo voy a convertir en una brocheta!"

Viendo los alrededores, Brekkar estaba sonriendo de oreja a oreja, Iolaus estaba suspirando y sacudiendo su cabeza como si hubiera visto algo imposible otra vez, Seryanna estaba sonriendo con sus mejillas sonrojadas, y Kleo estaba haciendo una gran mueca.

Ellos sabían que esto era parte de su regreso, pero no todos sabían de esta actuación, en especial Kataryna.

"¡Gracias!"

Se dio la vuelta y me miró directo a los ojos.

"¡Ahora entonces! ¡Creo que tenemos algo de lo que hablar! ¡Pero primero, vamos a tomarnos una selfie!"

"¿Una qué?" varios de nosotros preguntamos.

El hombre encapuchado que trajo Draejan fue el único en reaccionar levantando su cabeza. Tomé nota de esto.

"*Sigh*, no importa. La broma es demasiado nueva para que la entiendan, de todos modos, como iba diciendo, antes de empezar a hablar, quiero asegurarme de que su alteza no vaya a hacer algo estúpido."

"Hm. ¿Quién sabe?"

"¡Bien! ¡Esta es mi carta de ‘garantía de no ser atacado’!" levantando su mano Alkelios dijo "[Itsy Bitsy BOOM]"

Encima de su mano apareció una gran esfera roja como magma. Tenía 3 metros de diámetro e incluso a MI me envió escalofríos. Esa cosa era sin ninguna duda… peligrosa.

Creí que estaba bromeando cuando me contó sobre cuán poderoso era ese ataque…

"Ahora, todavía tengo que lanzar este ataque, pero fácilmente puede destruir la ciudad entera además de envenenar el área circundante haciendo imposible el vivir aquí por varios cientos de siglos. No pueden ver el veneno. No pueden detectarlo con su conocimiento. No pueden hacer nada al respecto. Lentamente los matará. Mutará de una forma horrenda a sus futuras crías si es que ustedes logran sobrevivir al impacto. Esto no es una broma. Brekkar y Kataryna pueden confirmar, su majestad, si lo que digo son mentiras o no."

Yo ya sabía que no era ninguna mentira. Sabía que esto era real. Incluso yo tragué saliva al ver eso.

"Él está diciendo la verdad… una aterradora verdad…" dijo Kataryna con una sonrisa.

"En efecto." Brekkar asintió y se cruzó de brazos.

En este punto, esto no podía ser visto como otra cosa más que un ataque directo a la realeza de este país. Incluso si él se hacía para atrás, yo estaría forzado a enviar a todo el ejército tras de él y asesinarlo. Supongo que esto es por lo que Draejan estaba sonriendo… él tenía previsto este tipo de desarrollo. Afortunadamente, él no tenía todas las piezas del rompecabezas que requería para hacer una predicción más acertada. Al igual que todos los otros nobles aquí, creía que Alkelios era solo un lunático sin ninguna oportunidad de escapar o sobrevivir luego de esta estupidez suya.

"Ahora, voy a decirles lo que no pueden hacer. Primero que todo, si me atacan físicamente, mágicamente, o con hechizos o habilidades mentales, detonaré este hechizo. Si me hacen enojar, detonaré este hechizo. Si tratan de actuar inteligentes o de darse importancia alguna, detonaré este hechizo. Si intentan mentirme, detonaré este hechizo. Si intentan asesinarme o de alguna manera se las arreglan para hacerlo, este hechizo detonará automáticamente. Si tratan de cancelar o interrumpir este hechizo, lo detonaré. Si lo hace, todos y cada uno en este castillo y sus inmediaciones será convertido, literalmente, en polvo. ¿Me logré dar a entender?"

Asentí. "Si. En este momento ordeno a todos los aquí presentes a no levantar ni un solo dedo en contra de este hombre… por ahora."

Me da tristeza decirlo, pero esta despiadada demostración de fuerza bruta era la mejor forma de llegar a los necios nobles que siempre estaban ansiosos por mentir, engañar o tomar ventaja de algún otro. Algunas veces, para obtener respeto, tenías que golpearlos en la cara hasta que te lo dieran. Solo entonces podrían reconocerte sin atreverse a actuar estúpidamente. Pensé mientras recordaba como en mis días de juventud yo solía utilizar métodos similares…

Era desafortunado que no pudiéramos arreglar las cosas con palabras, pero había demasiados idiotas cerca del trono, y muchos otros que se negaban a aceptarlo. Años de negligencia hacia la corona hacían eso en el rey o emperador sin importar que tan poderoso fuera.

Por el lado brillante de las cosas, una vez que esto terminara, los países vecinos tendrían que preocuparse de otra cosa además de mi inexistente debilidad.





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