100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 1-15.1

Capítulo 15: Peligro Imprevisto (Parte 1)


[Punto de vista de Seryanna]

De todas las payasadas que Kleo podría hacer, ¡haciéndome despertar en la cama de Alkelios fue por mucho la peor! No niego el hecho de que se sentía bien ser abrazada por él, ¿pero porque no pudo el solo mantener sus manos en sí mismo? ¡Tocar las escamas de mi espalda y agarrar mi trasero fue cruzar la línea! Un respetable caballero dragón nunca se atrevería a comportarse en tan inapropiada manera, ¡especialmente hacia una doncella dragón soltera como yo!

¡Oh sí! Él no es un respetable caballero, él es un humano… ¿Como pude olvidar ese pequeño detalle? Me pregunte yo misma mientras bajaba por la calle.

Kleo fue severamente regañada por lo que hizo, y el abuelo hizo que prometiera nunca usar ese hechizo de nuevo en alguno de nosotros. Ella no cumplió la primera o tercera vez, pero cortando su presupuesto para su viaje a la capital hizo convencerla de lo contrario.

Y para Alkelios, incluso si él era inocente, el igual se atrevió a tocarme de esa manera, así que tenía que asegurarme de enseñarle algunas cosas sobre sentido común draconico básico en los siguientes días. Nuestras dos especies eran por mucho muy diferentes en estar juntos del modo que él quería. Incluso si el viene de otro mundo, eso no era una excusa.

Dragones y humanos pueden a lo mucho ser amigos, tal vez aliados con dificultades, pero amantes estaba fuera de cuestión. Yo ya tenía tiempos difíciles tratando con aquellos de mi propia especie por el hecho de que me faltaba despertar, pero si traía una pareja humana a la mezcla, yo podría incluso ser etiquetada de traidora hacia mi propia especie y reino. Tal vez eso era verlo de una manera un tanto exagerada, pero ciertamente no podría ser bueno para mi maestra.

Ser mirada hacia abajo por los otros nobles por tener un caballero sin despertar es bastante duro, pero si yo fuera a tener a Alkelios como mi amante, podría incluso ser forzada a irme de su lado. Algo como eso… No puedo dejar que le pase a ella, no puedo abandonar a la Princesa así como así, no después de todo lo que ella ha hecho por mí…

No había necesidad de debatir sobre esto, mi lealtad hacia la Princesa era más importante que mi vida amorosa. Además, los humanos eran conocidos por tener un corto periodo de vida. Si recordaba bien, para la edad de 40 todos ellos podrían sentar cabeza y tener hijos, entonces veinte o treinta años después morirán. En otras palabras, el tiempo que tenía con Alkelios solo era de un par de décadas, un mero momento para un dragón, y esto era solo si él se quedaba a mi lado y no se aburriera de mí.

Deteniéndome en mi andar, mire hacia el cielo un momento. Tres dragones en su forma despertada estaban haciendo algunos ejercicios de vuelo o simplemente estirando sus alas. Yo también añoraba por el momento cuando pueda ver la tierra desde arriba y sentir el suave viento acariciando mis escamas. El otro día, cuando Kleo cayó en picada justo sobre Alkelios, ella estaba intentando algunos trucos voladores. Solo porque ella no estiró apropiadamente su cuerpo antes de volar en el cielo, ella terminó con un terrible calambre muscular mientras estaba en el aire.

Las oportunidades de ella de caer realmente sobre Alkelios con determinada precisión eran increíblemente bajas. Ella aún tenía algo de control sobre su dirección, así que para bien, ella debió haber aterrizado en unos árboles cercanos o en el medio del camino abierto fuera del pueblo.

Supongo que su Suerte trabaja de un modo misterioso... Hm, ¿acaso él deseó por mera casualidad que estuviéramos juntos? Me pregunté yo misma, pero entonces recordé su cálido abrazo mientras estábamos recostados juntos en su cama.

Sonrojándome fuertemente, sacudí mi cabeza y golpeé mis mejillas.

¡No! ¡No pienses en eso! ¡Eso NO va a pasar de nuevo nunca! ¡No DEJARÉ que pase de nuevo! Me dije yo misma y tan pronto como me calmé, tomé un respiro profundo y exhalé lentamente.

Algunos otros dragones me estaban lanzando una mirada dudosa, pero los ignoré. Realmente estaba agradecida que nadie pensara de mí como un apropiado material para pareja, o de que en realidad pueda desear tener una en algún punto. Escuchar a las mujeres riendo y chismeando alrededor mío era lo último que quería.

Algunas veces, solo deseaba tener la autoridad para vencerlos hasta hacerlos pulpa sangrienta, pero mientras fuera caballero de la Princesa, tenía que mantener un control de mí misma y no hacer ninguna estupidez que pudiera dañar su reputación. No obstante, si estos cobardes siquiera trataran o tramaran algo en contra de ella o mía, yo era libre de reventar sus cabezas hasta que se abrieran. Además, tenía que preguntarme si por alguna razón ser amiga de Alkelios, un humano, era por si sola una situación riesgosa para la Princesa. Al final, si ella me ordenara cortar lazos con él, lo haría sin cuestionar.

Al momento, yo estaba haciendo mi camino hacia el dragón que tenía conexiones con el grupo bandido del que pedí prestado el anillo [Bolso]. Él era un mercante de armaduras y espadas usadas cerca de la posada Two Spirits. Gracias a la ayuda de Alkelios, finalmente era tiempo para mí de terminar este desagradable capítulo de mi vida.

La forma en que este trato funcionaba probaba ser demasiado inteligente y astuto por parte de los bandidos. Yo no podía matarlos, pero podía detenerlos o ser dura con ellos si me los llegaba a encontrar en el acto. También tenía que dejarlos ir con la ‘advertencia’ de que nunca intentaran hacerlo de nuevo. Desde otro punto de vista, no había nada malo con este trato. Yo no estaba rompiendo la ley por ya sea matarlos o arrestarlos, eso estaba a merced de mi propio juicio. La peor cosa que podría pasarme seria obtener la reputación de ser un caballero piadoso o indulgente.

Por supuesto, este trato aplicaba solo y solo a este peculiar grupo de bandidos de los cuales pedí prestado el anillo, y todos ellos eran un manojo de busca problemas. Los Twin Daggers (Dagas Gemelas) era como se hacían llamar, y escuché rumores de que su líder era más fuerte incluso que mi abuelo.

De pie frente a la entrada de la tienda de artículos de segunda mano, tomé un respiro profundo y puse un pie adentro.

"¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos! ¡A la Tienda de Maravillas de Tellio!" el draconiano de escamas cafés dijo al momento en que me vio.

Él era más alto que yo por dos palmas y la mayor parte de su cara estaba cubierta de escamas, y un par de ojos rasgados color café estaban mirándome. Aunque estaba vendiendo algunos sets de armaduras sospechosos, el vestía una larga túnica roja con bordados de plata, sin armas y sin joyería.

"Estoy aquí por los Twin Daggers." Le dije con un tono de voz severo.

"¿Oh? Tu eres ese Caballero, erm... ¿Sir Seryanna?" preguntó después de rascarse la nuca con una de sus garras.

Yo estaba bastante dudosa de que alguien en este pequeño pueblo no me conociera ya.

"Sí."

"Sígueme."

El mercante caminó lejos del mostrador y se movió a la parte de atrás de la tienda. Ahí, el sacó una llave de su bolsillo izquierdo y abrió la vieja puerta de madera. Un par de escaleras casi nada iluminadas nos condujeron al sótano, donde un dragón de escamas verdes nos esperaba. Él era más alto que el mercante, con bien formados músculos y cicatrices que demostraban su fuerza. La punta de su cola estaba cortada, y su arma de elección parecía ser sus puños.

Quitando su aspecto atemorizante, yo podía decir fácilmente que él era mucho más débil que yo en términos de fuerza y que él incluso sabía eso.

"Hazte a un lado, la dragonesa está aquí por negocios." Dijo el mercante.

"¡Hmph!" el otro resopló y se movió a la izquierda.

Ignoré su mirada y entré a la habitación.

Había dos dragones adentro, ambos vistiendo largas túnicas negras con capuchas sobre sus cabezas, cubriendo sus rostros para evitar que yo los identificara. Uno estaba sentado y el otro estaba de pie junto a el. Estaban mirando a unos pergaminos apilados en la mesa, pero los hicieron a un lado al momento en que me vieron.

"¿El caballero? ¿Qué podemos hacer por ti?" dijo el que estaba sentado.

"Estoy aquí para regresar esto." Les dije y entonces puse el anillo sobre la mesa.

"¿Qué es esto?" preguntó el hombre con una ceja levantada.

"Mi negocio con tu gente ha terminado. Ya no tengo más necesidad de esta cosa." Le dije firme.

"Siento algo de sed, sé amable y ve a traernos algo para beber. Algo de té, ¿tal vez?" dijo el hombre sentado y miró al hombre de pie.

El dragón se fue inmediatamente, yendo al cuarto en el fondo. Entrecerré mis ojos al igual que él, asumiendo que quizás ellos no estaban planeando dejarme salir de este trato tan fácilmente. No importaba. Para mí, todos ellos eran debiluchos que merecían ser cortados o arrojados a prisión por los crímenes que habían cometido.

"No se preocupe, el solo está trayendo algo para beber, no está llamando por refuerzos." Dijo el que estaba sentado en la mesa cuando vio que yo estaba alcanzando la empuñadura de mi espada.

"Esperemos que sea así." Respondí.

"Como dije, no tiene nada por lo cual preocuparse. Pero dígame, está segura de que no podemos alcanzar alguna especie de… ¿compromiso? Sus servicios son bastante invaluables, y nosotros apreciaríamos si podemos continuar este pequeño ‘intercambio’ entre nosotros."

"Afortunadamente, no hay necesidad de que nuestro trato persista por más tiempo. Mi negocio con el anillo terminó, y yo deseo el no tener más negocios en el futuro con tu grupo." Dejé en claro mis pensamientos.

"Aunque debo decir, estoy bastante sorprendido por este repentino cambio de eventos. ¿Acaso no requería de este anillo por otro medio año más o menos? Son bastante raros, ¿y acaso nadie deseaba venderte alguno si mal no recuerdo?" preguntó, tratando de obtener un poco más de información del por qué yo repentinamente necesitaba cerrar este trato.

Mi razonamiento era más que suficiente. Ya había obtenido todos los Hongos Sangrientos que necesitaba gracias a la ayuda de Alkelios, y la vida de mi abuelo podría estar fuera de peligro ahora. ¿Por qué razón continuaría yo con un trato a futuro con estos gusanos cuando todo lo que conseguiría era perder?

Por supuesto, yo no deseaba dejarlos escuchar mis pensamientos al respecto y simplemente me abstuve de responder a sus preguntas. Tomaría más que eso para hacerme hablar.

"Yo no necesito explicarme hacia ti." Lo corté agudamente.

"Que infortunio… verdaderamente que infortunio." Dijo el sacudiendo su cabeza.

El otro dragón regresó con dos tazas de porcelana con té y puso una en frente de mí.

"Por favor, tome algo. Es nuestra manera de terminar estos tipos de… ‘acuerdos’. ¿Un gesto amable de nuestra parte? ¡El más fino té de la capital! Rossenrhode." El hombre encapuchado se puso de pie y entonces le dio un sorbo a su taza para mostrarme que no había nada malo con el brebaje.

Hm, estoy un poco sedienta, y el aroma es placentero, pero estoy en territorio enemigo… no debería… pensé, pero el té olía demasiado bien, desbordaba mis sentidos.

Antes de que pudiera seguir debatiendo lo sabio que habría sido beberlo, mi mano ya había alcanzado la taza.

¿Solo un sorbo no hará daño verdad? Pensé, pero entonces algo extraño ocurrió.

Yo, quien me enorgullecía yo misma con mi increíble destreza y manejo con la espada. Yo, quien aprendió el arte del combate con la espada de parte de mi abuelo, un veterano de guerra. Yo, quien es un Caballero sirviendo a la tercera princesa del Reino Dragón Albeyater… yo no juzgué bien la distancia y accidentalmente tiré la taza, derramando todo el té sobre la mesa.

Mi mano se congeló en ese punto, y miré sorprendida a lo que acababa de pasar. Las posibilidades de que alguien como yo hiciera esto eran increíblemente bajas, casi imposible. Incluso ebria hasta el punto en el que difícilmente me podría poner de pie, yo todavía podría tener buen agarre de una taza de té… ¿Así que como? ¿Cómo era posible para mí derramar el té?

"E-Esto… n-no se preocupe, le traeremos una nueva taza." Dijo el dragón que estaba parado.

El otro estaba en shock por esto también, pero encontré raro que fuera de esa manera.

Algo no está bien… me dije yo misma y jalé mi mano de vuelta.

"Al parecer no me encuentro muy bien… de cualquier manera, ya les devolví su anillo, así que ya no hay más necesidad para nosotros de continuar con nuestro trato. La próxima vez que atrape a tus hombres saqueando o robando, serán juzgados apropiadamente en el acto." Declaré y me di la vuelta para irme.

El bruto en la puerta miro de vuelta a su jefe primero.

"Déjala pasar…" dijo el encapuchado.

El dragón se hizo a un lado, y yo hice mi camino fuera del sótano y fuera de la tienda.

Una vez afuera, tomé un profundo respiro y exhalé lentamente. Mirando de vuelta a mi mano, no podía evitar sino recordar lo que pasó allá atrás y en como de extraño fue ese evento.

Para que yo hiciera algo así… ¿cómo? Si estaba envenenada entonces… ¿Fue esto algo que Alkelios hizo? Me pregunté yo misma, pero a pesar de lo serio de la situación, solo tenía que recordar la manera en que el tocó las escamas de mi espalda y me hizo gemir, o como se sentían sus manos agarrando mi trasero.

Me sonrojé y apreté mi puño.

"Por esto, te dejaré libre…" me dije yo misma y entonces caminé lejos de ahí.

El humano probablemente aún estaba con el herborista, preguntando acerca de los varios tipos de plantas que descubrimos en el Bosque Seculiar. Viendo como yo ya había terminado mis negocios, decidí dirigirme ahí y encontrarme con él.




Comentarios