100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-65.2
Capítulo 65: Reunión de Guerra (Parte 2)
"Kleo, ¿ocurre algo?" pregunté viendo como no hace mucho tiempo la vi junto a mi esposa actuando como su guardaespaldas.
"Esto."
La sombra a sus pies se expandió en frente de ella e hizo un perfecto disco oscuro. Desde adentro, cuatro manos negras sacaron a cuatro dragones sin alas quienes estaban asustados hasta la médula. Parecía que habían sido atormentados por miedo puro por demonios y monstruos impensables.
"¿Y ellos son?"
"Asesinos que creyeron que podrían tomar la vida de la Reina."
Cuando los cuatro se encontraron con mi mirada, tres de ellos se desmayaron y el último se acuclilló en su lugar.
Tenía todo el derecho de estar furioso y enojado. Aunque este cambio en mi expresión fue instantáneo, con todo lo que estaba pasando, nadie podría culparme por estar un poco al límite.
No solo están tras la vida de nobles importantes, ¡¿sino que también tienen las agallas de ir tras mi ESPOSA?! Pensé en mi mente mientras bombardeaba a estos cuatro con instinto asesino.
En este punto la puerta se abrió de nuevo, pero esta vez, no era nadie más que Elovius.
"Su Majestad, yo… erm… ¿Qué está pasando aquí?"
"Asesinos."
"Ahem… si… eso." Dije tratando de recuperar mi compostura "¿Se encuentra bien mi esposa Kleo?"
"Ella ni siquiera supo que estuvieron ahí. Me encargué de ellos en el momento en que mis Sabuesos Oscuros sintieron su deseo por tomar su vida. Entonces, solo convoqué a los demonios oscuros del inframundo y les di rienda suelta en contra de ellos. Me aseguré de que sus almas permanecieran intactas, pero no apostaría a que su cordura lo esté." Habló con un tono de voz calmado mostrándome una inocente sonrisa.
Cuando llegue al Despertar Avanzado, se convertirá en una dragonesa muy aterradora… Asiiii que, me aseguraré de dar lo mejor de mí para estar en su lado bueno.
"Gracias, Kleo. Lo aprecio mucho."
"De nada su Majestad. Solo le daré estos cuatro a Elovius para que se encargue del interrogatorio."
"¿Todavía hay algo dentro de esas cosas que aun pueda contestar mis preguntas?"
"¿Tal vez? No lo sé. Te daré una vara Oscura para picarlos a ver si se mueven."
"Seguro…" parpadeó sorprendido y luego me miró a mí. "Ahem. Su Majest…" antes de terminar sus palabras, las puertas se abrieron de nuevo.
Esta vez era Alkelios quien traía arrastrando a dos dragones golpeados hasta quedar negros y azules.
"Déjame suponer… ¿asesinos?"
"¿Cómo lo supo?"
"Debido a que hoy de todos los días, incontables asesinos aparentemente eligieron ir tras nobles importantes en este Reino, un manojo de bandidos decidió que hoy era el día de ‘Asediar al Pueblo’, y todo ocurriendo al mismo tiempo. Lo que quiero saber es por qué todos ustedes siguen trayendo a estos asesinos ante mí." Pregunté tratando difícilmente de controlar mi exasperado tono de voz.
Ni siquiera quería pensar en lo que todo esto significaba una vez juntadas todas las piezas, pero nunca había sentido una urgencia tan fuerte de preparar a mis tropas para la guerra.
Entonces, sir Brekkar también entró en la habitación trayendo consigo seis asesinos amarrados.
"¿Ustedes también?"
Todos asintieron.
"Creo que la razón del por qué trajimos a los asesinos aquí era debido a que el Primer Ministro sabe cómo lidiar con ellos de la mejor manera." Sir Seryanna fue la que respondió mi pregunta.
"En otras palabras, no tienen idea de cómo realizar apropiadamente un interrogatorio." Dijo Brekkar.
"Tú tampoco." Entrecerré mis ojos al dragón.
"¡Ahaha! ¡Oye! ¡Esa vez fue un accidente! ¡Lo juro!"
"¡Enviaste a un dragón volando hacia el otro lado de la capital e hiciste que perdiera TODAS sus memorias debido a que se golpeó su cabeza!"
"Como dije, fue un accidente."
"Sí. Sí. Escuchaste a Sir Seryanna. ¿Puedes hacerlo?"
"Por supuesto." Asintió y me mostró una sonrisa gentil.
Estaba empezando a sentir lástima por estos pobres bastardos. Tal vez este atemorizante lado suyo era también la razón por la que favorecía más a Elovius que a Charmeill como siguiente Rey. Ese chico era un poco suave, pero la dragonesa que eligió no estaba mal. Aunque ella no era lo que yo podría considerar como material para Reina tampoco, en cualquier caso, siempre podría arreglar un matrimonio político para él, para que así tuviera a alguien a su lado con estas habilidades. O, podría hacer que Elliessara le diera un curso intensivo a su dragonesa elegida.
"¿Cómo se las arreglaron para capturarlos a todos? Escuché la historia de Kleo y parte de la historia de Sir Seryanna. La atacaron en la orilla del Río Escama Dorada. Ella los combatió y regresó con la única sobreviviente aquí presente. Yendo por orden, Kataryna, ¿qué hay de ti?"
"Oh, estaba a punto de salir con la Princesa Elleyzabelle cuando vi a estos dos idiotas entrando por la ventana. Los congelé en un santiamén a punto de darles el golpe para destrozarlos en pedacitos, cuando la Princesa me contó que sería mejor traerlos ante el Primer Ministro, quien sabría cómo obtener la información que quisiera de ellos."
"Muy bien, ¿qué hay de ti Sir Alkelios?"
"Me encontraba en el hogar de la Vizcondesa Reyazes cuando tres asesinos llegaron rompiendo a través de la ventana con el objetivo de matar a la Vizcondesa. Detuve sus ataques y luego convertí a uno de ellos en puré, capturé a los dos restantes, y de alguna manera volé bajo cerca del suelo golpeando accidentalmente a estos en árboles y rocas debido a que estaban siendo molestos."
"¿Cómo eso es un accidente?"
"¿Qué ellos se golpearon por si solos en los árboles y rocas sin que yo tuviera absolutamente nada que ver?"
"*Sigh*, no hay necesidad de decirme más. Brekkar, ¿qué hay de ti?"
"Nos atacaron a mí y a Iolaus mientras estábamos entrenando, así que utilicé al chico para golpearlos a todos."
"¿Tu qué?"
"¡Agarré al chico por los pies y lo utilicé como un garrote!" me mostró un pulgar arriba.
"¡Oye! ¡No rompas a mi futuro esposo! ¡Se supone que ese es mi trabajo!"
Al menos, este grupo no tenía problemas en lidiar con asesinos, pero los demás…
"Elovius, ¿quiénes murieron hoy?"
"Los reportes que he recibido hasta ahorita hablan de los siguientes asesinatos: Duquesa Marchialle, Duque Galbarian, Marquesa Behavialla, Marquesa Veronique, Marquesa Massaria, Earl Hoghiannis, Condesa Merialla, Condesa Yehevajere, Condesa Mafvajra, Vizconde Morus, Vizcondesa Mercuria, Barón Elforan, Baronesa Mejeve y Baronesa Helberya. Todos estos siendo nobles, pero mercenarios y herreros han sido blancos también. Hay muchos más que están gravemente heridos o sufrieron muchas pérdidas mientras luchaban contra los atacantes."
"¿Cómo es siquiera posible que ataquen a tantos dragones simultáneamente? Este nivel de organización no es normal." Sacó a relucir Alkelios.
"No lo es… Por favor, todos síganme a la Sala de Guerra." Dije y me levanté de mi trono.
Cuando escuchó esto, el primero en reaccionar fue Brekkar. Su sonrisa se convirtió en una expresión seria. La única razón por la que los invitaría a todos ellos a ese lugar era solo por la posibilidad de que estuviéramos enfrentándonos ante un escenario bélico.
"¿Qué hay de su Majestad la Reina?"
"Le informaré de todo lo que aconteció después de terminar."
"¿Qué hay de los prisioneros?" preguntó Seryanna mientras miraba a los asesinos temblorosos de la sombra de Kleo.
"¿Elovius?"
"Si el Duque y Duquesa Draketerus fueran tan amables de remover cualquier píldora de veneno y cuchillas escondidas de ellos, ordenaré que sean llevados al calabozo para empezar con la interrogación lo antes posible."
"Bien. Hazlo rápido."
"Como desee su Majestad."
Mientras ellos empezaban a trabajar, varios guardias vinieron siguiendo el llamado de Elovius para llevarse a los prisioneros a su nuevo ‘hogar’.
Todo esto no tardó tanto tiempo, solo un par de minutos, luego de eso, me puse en camino a la Sala de Guerra. Caminé en el frente con todos los demás siguiéndome.
[Punto de vista de Brekkar]
Por siglos, la Sala de Guerra del Reino Albeyater ha sido usada solo, y solo cuando la guerra era inminente. Seryanna, Kleo y Alkelios probablemente eran demasiado jóvenes para saber y entender el significado detrás de esto, yo, quien ha sido llamado incontables veces en el pasado, estoy muy consciente de adonde podría guiarnos esto.
En esencia, todas las convocatorias de la Sala de Guerra terminaban con una orden de salida o con un tratado de paz firmado. Para que cualquiera de las dos se pudiera cumplir, se tenían que seguir una serie de condiciones.
Primero que nada, el Rey y el Primer Ministro tenían que estar presentes. La Reina no necesitaba atender la reunión, pero más adelante ella podría dar su aprobación final en cualquier decisión a la cual se haya llegado a un acuerdo. Si la rechazaba, entonces ella participaría en la siguiente junta.
Además de ellos dos, un General tenía que estar presente en esta junta con al menos otros dos Despertados Avanzados que fueran leales a la corona.
Presentes, todas estas condiciones estaban cumplidas con lo mínimo, y el Rey podía dar la orden de alistar a las tropas y establecer una estrategia en movimiento. Luego de esta junta, él designaría varios otros comandantes a diferentes puestos. También llamaría al Gremio Mercantil para discutir los suministros necesarios que serían comprados, e incluso iría tan lejos como para llamar a los Aventureros dentro de Albeyater para participar en la batalla para defender su tierra. El Ministro de Finanzas y los ministros de asuntos Navales y Aéreos también serían llamados para la reunión.
Sin embargo, todo se basaría en la discusión inicial que tomó lugar en la Sala de Guerra.
Una segunda junta aquí se llevaría a cabo solo en el absurdo evento donde fuéramos presionados hacia atrás y se necesitara de una rendición. Por supuesto, en caso de una guerra total en contra de múltiples fuerzas enemigas, esta habitación era usada casi a diario por su Majestad y los Generales que lo siguieran.
En otras palabras, ser llamado a la Sala de Guerra significaba que su Majestad, el Rey, tenía suficientes razones para creer que el Reino Albeyater estaba en peligro de ser invadido por una fuerza militar.
Cuando entré en esta habitación junto a los demás, memorias de un largo tiempo pasado llegaron a mí. La mesa ridículamente enorme en el medio con un mapa esculpido de todas las formaciones geográficas del Continente Dragón. En la esquina izquierda más lejana había un librero lleno hasta el tope con varios mapas dibujados para áreas específicas y para ciertos propósitos. En la esquina derecha más lejana había dos libreros que contenían pergaminos con Tratados y Decretos dados por sus Majestades desde que empezó su turno al trono. A mi izquierda en la entrada de la habitación había otro librero, pero este estaba lleno con pequeñas estatuas de metal que representaban varias tropas y batallones. Eran las piezas de ajedrez utilizadas en la gran mesa de ajedrez llamada Continente Dragón.
Incluso cuando esta no era la primera vez que entraba en esta habitación, todavía me quedaba contemplando lo meticuloso que era el diseño del mapa. Se dice que le tomó 17 meses al artista para finalizarlo, la mayoría del tiempo estando volando por todo el continente junto a varios Despertados Avanzados de diferentes países para protección del artista. Hizo varias copias de este mapa, y le dio una a las más influyentes dragonesas en ese entonces, por supuesto siendo una de ellas la Reina Elliessara.
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