100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-63

Capítulo 63: Intento de Asesinato


[Punto de vista de Seryanna] 

Han pasado dos meses desde mi boda con Alkelios, y como Caballero al servicio de su Majestad, la Tercera Princesa Elleyzabelle Seyendraugher, tenía la responsabilidad de estar a su lado, lista para obedecer sus órdenes y marchar hacia la batalla en el momento en que me lo dijera. Al mismo tiempo, tenía que protegerla y mantenerla a salvo. Mi deber también incluía patrullar Drakaria o cualquier otro asentamiento y hacer que la ley y el orden se respeten. Era mandatorio que siguiera con mi entrenamiento y que, en caso de ser necesario, tomara la obligación de aceptar a un Escudero bajo mi tutela y enseñarle el entrenamiento de Caballero básico antes de que fueran a jurar su lealtad hacia la corona y se convirtieran en respetados Caballeros. 

Debido a que recientemente sostenía un estado No Despertado, mis responsabilidades estaban limitadas a mantener a la Princesa a salvo y a patrullar de vez en cuando. Ningún Escudero dragón Despertado iba a escuchar mis órdenes y respetar mi autoridad, así que no se me molestó con este asunto. Incluso luego de Despertar, aun no se me ha mencionado nada de esto gracias a que le pedí a su Majestad tiempo para crecer acostumbrada con mi estado Despertado y tiempo para aprender a ser un mejor Caballero. 

Aunque la verdad era otra, no sabíamos en quien confiar. El asunto con Draejan en ese entonces era uno serio y que tenía que ser arreglado antes de que expandiéramos la influencia de la Princesa. Entonces, luego de la molestia de que un dragón había huido, apareció el asunto de mi matrimonio, lo cual me otorgó unos cuantos meses más de libertad. 

Tener un escudero no era mandatorio, pero había cierta presión política en segundo plano de dragones y dragonesas que veían este pequeño detalle como algún tipo de debilidad u oportunidad. Con Kataryna y Alkelios quienes también servían a su Alteza, aquellos que los conocían mejor sacudían su cabeza ante el pensamiento de nuestro Grupo siendo débil. Hasta este momento, la Tercera Princesa Elleyzabelle era la única persona de la realeza, además de sus Majestades, en tener dos Despertados Avanzados a su servicio. Esto hablaba por sí mismo de la calidad y cantidad de poder y fuerza política que poseía. 

Así, yo tenía más tiempo libre en mis manos que el que tenían los demás caballeros. Así que pasé cada momento junto a Alkelios o con mis amigos. Desde que Dregarya se fue a las líneas del frente a ‘reparar’ la armadura y equipo del Príncipe a la Corona, me encontraba tomando caminatas de relajación a través de la capital o visitando la Posada Brekkar para jugar con el pequeño Askanti. El pequeño dragón era lo suficientemente tierno para hacer que mi corazón se derritiera, y mientras más tiempo pasaba con él, más ganas me daban de tener uno con Alkelios. 

Esta idea no era nueva, aparecía en mi mente de repente y durante mis pláticas de cama con Alkelios en reiteradas ocasiones. Este tema también se lo mencioné a mis amigos y conocidos cuando platicábamos, especialmente desde que Desperté y me casé. Sin embargo, ambos sentíamos que aún no era hora de tener un hijo. No teníamos tanta prisa tampoco. 

Hoy era uno de esos días cuando fui a visitar a Collentra y Bayuk en la Posada, pero no me quedé por mucho tiempo. Dos de sus sirvientas ya estaban mimando y acurrucando al pequeño Askanti, así que me dispuse a solo mirar de lejos. Luego de dos tarros de cerveza, decidí estirar mis alas un poco. 

Tomé vuelo y luego de pasar a unos guardias aéreos, fui en dirección hacia el Río Escama Dorada. Gracias a cierta dragonesa de escamas plateadas y a cierto marido mío, estos dragones y dragonesas tuvieron tiempos difíciles con sus patrullajes. De vez en cuando veían a alguien elevarse y alejándose a una velocidad insana a la cual no podían seguirle el ritmo y seguirlos. 

La primera vez que ocurrió este incidente, causó mucho pánico y reportes equivocados respecto a ellos. Pláticas sobre espionajes y otras cosas se esparcieron como si fuera un fuego salvaje, pero luego de que aprendieron a distinguir de entre los dos, ya no se molestaron en perseguirlos. Aun así, hubo un punto positivo para agregar a esto. Gracias a los problemas que Alkelios y Kataryna generaron, los guardias aéreos se volvieron más vigilantes y enfocados en sus trabajos. Desde uno de los puestos más descuidados muchos guardias flojos aspiraban a aceptar el cambio, convirtiéndose así en uno que requería de disciplina estricta y de percepción alta. No era un trabajo para cualquier dragón Despertado. 

También se volvió obligatorio para cualquier dragón que tomara vuelo el anunciar a los guardias sus intenciones para así no ser atacado por accidente. Sobra decir que Alkelios y Kataryna eran la excepción a esta regla. Iban y venían como querían sin molestarse con mencionárselo a alguien. 

Luego de llegar al Río Escama Dorada, aterricé en la orilla derecha y empecé a dar una caminata. Venir seguido a este lugar me calmaba, y me recordaba lo que Kataryna me enseñó aquella noche. También mi esposo estaba un poco unido a esta locación ya que fue aquí donde fue ayudado a darse cuenta de sus propios errores y de encontrar el coraje para seguir adelante en el camino que él quisiera. 

Si no fuera por Kataryna, nosotros nunca habríamos terminado juntos. Desde que apareció ante nosotros, voluntaria e involuntariamente, nos hizo darnos cuenta de cuanto nos amábamos uno al otro. La dragonesa de escamas plateadas era nuestra casamentera, maestra, rival y amiga. Ella era una de las dragonesas más maravillosas que tuve el placer de conocer incluso si nuestro primer encuentro fue de la mano de nuestras espadas. Es por eso que, muy en mis adentros, no tenía problema en que se convirtiera en la segunda esposa de Alkelios. Es solo que no quería mencionarle a él que la poligamia era más o menos aceptada en el Reino Albeyater, especialmente entre los nobles. Si hablamos de poliandria, era muy conocido que una dragonesa poderosa tendría múltiples dragones a su alrededor. Aunque, hasta donde yo sabía, ambos mi familia y la familia real mantuvieron el sistema de monogamia, y tal vez con un golpe de buena suerte, Alkelios no tendrá la oportunidad de interactuar con aquellos que practican ya sea la poligamia o la poliandria. 

Dejando salir un suspiro, me detuve en un parche en la hierba y me recosté en el suelo. El sonido del agua corriendo me ponía en un estado de serenidad, y una pequeña sonrisa apareció en mis labios. 

Mientras estaba de esta forma, recordé el día de mi boda, más en específico, el momento cuando mi abuelo arribó junto con su Majestad, el Rey. 

Yo me encontraba esperando adentro del lado izquierdo de la entrada del templo, así como lo dictaba la tradición. Era aquí donde tenía que empezar mi caminata hacia el altar. Normalmente, mi padre tendría que haber sido el que me guiara agarrando mi mano hasta ahí, pero dadas las circunstancias actuales, mi abuelo tomó ese rol. 

El viejo dragón se soltó en un mar de lágrimas cuando me vio, asustando al Rey, quien por un momento pensó que había pisado la cola de mi abuelo. Mientras su Majestad iba a sentarse junto a su esposa, la Reina, mi abuelo se acercó a mí y me dijo que el verme así era algo que no podría hacerlo más feliz y orgulloso. 

En secreto, le pregunté si no creía que estaba traicionando a nuestra familia por casarme con alguien que fue nacido y criado por humanos, pero a esto, sacudió su cabeza y me dijo las siguientes palabras, las cuales siempre las recordaré y mantendré en mi corazón. 

"¡Alkelios es uno de los más valientes, más honorable y honesto dragón que nunca llegué a conocer! Y estoy seguro de que tus padres, benditos sean en su tumba, estarían de acuerdo conmigo. Tu abuela también, le habría encantado verte en este vestido y tal vez cambiar por aquí y por allá según lo viera conveniente. Sendra era una vieja dragonesa testaruda. Realmente estoy orgulloso de ti Seryanna… lo hiciste bien, y yo solo puedo desear por que tengas una vida maravillosa al lado de la pareja que tú misma elegiste." Me dijo esto entre lágrimas. 

Al final, hizo una reverencia hacia mí. 

Cuando llegó la hora de empezar la ceremonia con el anuncio del coro cantando, mi abuelo tomó mi mano y me escoltó hasta el altar. Ahí, hizo una oración hacia Drakartus y luego me dejó en su gracia. 

Eran raros los momentos cuando veía a mi abuelo derramar tales lagrimas honestas. También sentí que un peso fue removido de mis hombros, y que podía respirar mejor. Sabiendo que tenía el apoyo de mi familia se sentía muy bien, un sentimiento que atesoraré. 

Luego llegó la hora de la fiesta y de ver a mi abuelo mandar a volar a Alkelios a las afueras de Drakaria. Todos nuestros invitados miraron con ojos expectantes toda la escena. 

"¡Fallaste el muro viejo tonto!" su Majestad dijo desde la multitud. 

"¡Oops! Meh, sobrevivirá." Mi abuelo se encogió de hombros y soltó una carcajada ruidosa. 

"¿Debería ir por él?" 

"No hay necesidad. Envié una orden oficial de permitir que Alkelios entre en la capital sin que requiera hacer fila o pagar la tarifa de entrada." 

Con una sonrisa incómoda, regresé a la fiesta. No tomó mucho tiempo para que mi esposo se apareciera de vuelta en el palacio. Hasta su regreso, Alkelios fue felicitado por todos y luego dio un discurso acerca de cómo se sentía ahora que se había convertido en mitad dragón y en mi marido. 

"¿Así que un discurso? Cuando llegué a este continente, tuve el maravilloso placer de conocer a Seryanna. Desafortunadamente, en ese entonces yo estaba huyendo de un perro gigante y era mucho más débil que lo que soy ahora. ¡Y déjenme decirles, el Bosque Seculiar está rebosante con peligros a cada paso que das! Si no eres fuerte, terminarás siendo comido vivo ahí. Y solo con este hecho te puedes dar cuenta de la fuerza y coraje que mi esposa tuvo cuando se aventuró en numerosas ocasiones a pesar de no haber alcanzado su estado Despertado." Me miró y me mostró una sonrisa amable "Desde que posé mis ojos sobre ella por primera vez, supe que estaba enamorado de esta dragonesa." Luego miró de vuelta a la multitud "Me tomó más de lo que debería aceptar este hecho, pero eventualmente, gracias a mis amigos quienes permanecieron a mi lado, me di cuenta de que era ella con quien quería pasar el resto de mi vida. No me arrepiento de las decisiones que hice llegados a este punto. No me arrepiento de volverme mitad dragón. Al contrario, estoy agradecido por conocer a Seryanna y por haberme enamorado de ella, también estoy agradecido por tener a tales maravillosos dragones y dragonesas como amigos. Me enseñaron demasiadas cosas y siempre me ayudaron de formas totalmente inesperadas. ¡Gracias!" hizo una reverencia frente a la multitud y todos empezaron a aplaudir. 

Su discurso fue maravilloso, pero luego de que la acogida había terminado y regresamos a nuestra habitación, ambos estábamos bastante ansiosos por quitarnos nuestra ropa y ocultarnos bajo las sabanas de nuestra cama. De cierta forma, la temporada de apareamiento no significaba tanto para nosotros. Aunque él se perdió dos de las mías, no lo iba a hacer una tercera. 

Me ponía muy curiosa el saber si ahora siendo mitad dragón él también la iba a tener o no. Usualmente, durante este periodo, nuestros cuerpos se volvían bastante sensibles y nuestro sentido del olfato y tacto se intensificaban, haciéndonos más conscientes de los pequeños detalles que generalmente ignorábamos. 

Mientras recordaba todas estas cosas, sentí la presencia de varios individuos acercándose desde atrás. Estaban intentando utilizar sigilo y llegar a mí por sorpresa, pero tenían un largo camino por recorrer antes de que pudieran pasar desapercibidos ante mí. Después de todo, tengo una pequeña hermana bromista quien literalmente podía combinarse con la oscuridad de los alrededores, y tuve que agudizar mis sentidos en el Bosque Seculiar, donde las arañas gigantes y las serpientes gigantes acechaban dentro del río esperando por alguna presa distraída que pudieran atrapar. Comparado con todo eso, estos dragones eran tan ruidosos como mi abuelo borracho. 

"¡Muéstrense ahora! Se que están ahí." 

Un cuchillo arrojadizo salió disparado desde un arbusto cercano, pero meramente incliné mi cabeza hacia la derecha para evitarlo. Luego de eso, seis individuos sin alas saltaron desde sus escondites y me rodearon. Estaban mostrándome su intención de matarme, haciendo que su propósito sea claro, pero sus trajes ocultaban su identidad. 

Sus cabezas estaban cubiertas de una capucha negra, haciendo que apareciera una sombra sobre sus rostros, mientras que el resto de su cuerpo estaba cubierto por una larga túnica. También tenían puesta una máscara que ocultaba su boca y nariz, haciendo más difícil el intentar identificarlos. 

Necesito al menos uno de ellos con vida para obtener algunas respuestas, como por qué están entrometiéndose con alguien de esta manera. 

"¿Al menos tendrán la decencia de presentarse ustedes mismos?" les pregunté de una manera educada mientras desenvainaba mi espada. 

Se miraron unos a otros y asintieron. 

Sin advertencia, lanzaron varios hechizos de fuego contra mí. Dos de ellos se convirtieron en lanzallamas vivientes, dos lanzaron bolas de fuego explosivas y los últimos dos vertieron fuego líquido sobre mí. Normalmente, todos estos ataques habrían puesto en riesgo la vida de un Aventurero Divino, pero para mí, no eran nada. 

Salté hacia la izquierda ignorando sus ataques y el fuego que tenía encima, y apunté mi espada al primero de ellos. Saltó hacia atrás e intentó bloquear mi ataque con su daga, pero la diferencia en fuerza y calidad era obvia. Mi cuchilla pasó directo a través de su arma cortándolo a la mitad. 

Antes de que cuerpo cayera al suelo, salté hacia el siguiente objetivo y apunté hacia su cintura para cortarlo. De igual manera intentó bloquearlo por reflejo y murió al instante. Cuando el cuerpo del dragón anterior cayó en el suelo, el cuerpo del que acababa de atacar fue separado en dos mitades. Golpee la parte superior en el pecho enviándola hacia el tercer asesino. 

Este saltó fuera de la trayectoria y desenvainó sus dos espadas cortas. Ella me estaba observando, pero encontré que su intimidación era bastante linda. Antes de que pudiera actuar, la golpeé en su barbilla con mi rodilla y luego le di un cabezazo enviándola hacia el suelo. Empujé la cuchilla de mi espada por su espalda, cortando su corazón en dos. 

Tres caídos, tres más por caer. Todos se hicieron para atrás, bañados en miedo luego de mi despliegue de poder. 

"¡Esto no es nada parecido a lo que nos dijeron! ¡¿Por qué es tan poderosa?! ¡Apenas y tienes un año Despertada!" 

"Bajo circunstancias normales, debería ser más débil. Está claro que todos ustedes tienen un nivel de Poder por encima de 400, pero… eso es solo bajo circunstancias normales." Sonreí y sacudí mi espada en el aire, deshaciéndome de la sangre que la cubría. 

"¿Qué?" me miró consternada, pero yo no tenía intención de revelar como me volví tan fuerte en tan poco tiempo. 

Esta era la razón de por qué a pesar del hecho de que fui originalmente llamada a la capital a representar a la Tercera Princesa en el torneo venidero, al final no se me permitió participar. Era por mucho más poderosa que la gran mayoría de competidores, e incluso la Reina no vio razón por la que yo debería demostrar mi fuerza en la arena. Así, mi poder se mantenía oculto por ahora. 

Por supuesto Alkelios era consciente de cuan fuerte era. Él estaba consciente de las limitaciones de mi cuerpo e incluso de mis puntos sensibles. Mi esposo se tomó su dulce tiempo en explorar y descubrir cuanto amaba ser tocada por él. 

¡Ah! ¡Esto no es bueno! Debo enfocarme en la batalla, no pensar en cosas pervertidas… 

Sin aviso alguno, corrí hacia la dragonesa que acababa de hablar y la golpeé directo en el estómago antes de que pudiera correr lejos. 

"¡Ahora entonces! Solo quedan dos." 

La dragonesa y dragón restantes se miraron y asintieron una vez. Me puso curiosa el saber qué tipo de ataque iban a intentar, pero cuando vi que se estaban dando la vuelta para echarse a correr, no me molesté en intentar seguirlos. 

Apunté la palma de mi mano hacia el dragón y liberé una [Fire Spear]. Era como una [Ice Spear], pero luego de que esta penetraba el objetivo, explotaba. La armadura fue incapaz de defenderlo de mi hechizo y su cuerpo voló en mil pedazos. 

"La siguiente sería ella ¿no?" apunté mi palma hacia la dragonesa que corría en dirección opuesta. 

Esta vez, concentré más de mi Energía Mágica en mi hechizo y liberé una bola de fuego a una velocidad más rápida que el sonido, causando una poderosa onda de choque en el momento que la casteé, levantando polvo alrededor de mí. En el momento en que tocó al objetivo, no lo atravesó como lo hizo la lanza, sino que derramó fuego liquido sobre él. Con solo tocar las armaduras de los soldados las derretía y carbonizaba al instante el cuerpo. 

Como un Draconiano Superior de la Flama Alta, mis ataques y resistencias de fuego eran bastante altas comparadas al Draconiano de Flama promedio. Aprendí acerca de este detalle a través de mi propia experiencia, así como de lo que me enseñó Kataryna. 

No puedo sentir la presencia de algún otro dragón escondiéndose, creo que estoy a salvo. ¿Pero quién en el mundo intentaría asesinarme a MÍ? Mientras pensaba eso utilicé unas cuantas esferas de agua para apagar el fuego que quedó de mis ataques. 

Pude haber absorbido la energía de las llamas, pero necesitaba entrenar mis otros ataques elementales también, así que era una situación de ganancia para mí. 

Mirando a la dragonesa inconsciente que quedó al final, caminé hacia ella y le quité su ropa, atándola con una soga. Con su tipo, nunca era seguro donde esconderían un pequeño cuchillo para escapar. También busqué dentro de su boca por algo escondido, como una cápsula de veneno o alguna aguja. Luego de eso, utilicé un pequeño pero poderoso magneto y revisé en su carne por cuchillas escondidas. Encontré dos de ellas, las cuales removí rápidamente. 

Normalmente, no habría buscado por tales cosas. Como Caballero, se me enseñó que la única manera de lidiar con espías o asesinos era matarlos lo más rápido que pudiera. La razón detrás del cambio en mis tácticas era Alkelios, a quien le dije hace unos cuantos días cómo sentía que alguien estaba siguiéndome través de la ciudad. Su primera reacción fue bastante divertida, creía que era algún pervertido intentando ir tras de mí. Quería encontrar al susodicho dragón y hacerlo puré. 

Una vez que me las arreglé para convencerlo de que podría ser un simple ladrón, un asesino o tal vez un espía, se calmó un poco y me preguntó si quería que él se encargara del problema. Me rehusé a aceptar su ayuda, pero sugirió que al menos debería intentar capturar a alguno con vida para poder interrogarlo o interrogarla. Luego me dio instrucciones de que es lo que debería hacer para lograr esto. Incluso me consiguió el magneto. 

Después de revisar los bolsillos de los asesinos muertos por alguna pista que me acercara a saber por qué se acercaron a mí de esta forma, tomé a la dragonesa capturada y volé de vuelta a Drakaria. Desafortunadamente, no encontré ninguna pista.




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