100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-64

Capítulo 64: Los Accidentes Ocurren


[Punto de vista de Alkelios] 

En mi boda, tuve el placer de ser presentado a varios nobles que estaban en buenos términos con la familia Draketerus, así como con sus Majestades, la Reina y Rey de Albeyater. Entre ellos había una cierta Vizcondesa llamada Allevania Reyazes, era una hermosa dragonesa con escamas plateadas al igual que Kataryna, pero más descoloridas comparadas con la de ella, cabello rubio enrollado, y un poco llenita si hablamos de su figura. El territorio que ella manejaba se encontraba al sur de Drakaria y tenía como capital el pueblo de Ruyzar. A diferencia de otros asentamientos en el Reino Albeyater, este estaba enfocado en el intercambio de papel y de herramientas de escritura. 

La razón de por qué esta dragonesa captó mi interés era porque tenía un pasatiempo muy peculiar, recolectar mapas de todo tipo. La dragonesa amaba los mapas, fueran reales o no, todo lo que le importaba era la habilidad con la cual habían sido dibujados. Al mismo tiempo, exportaba e importaba todo tipo de mapas de todos los continentes a varios nobles curiosos o interesados en todo el Continente Dragón. 

Durante mi boda incluso me explicó con un casi agonizante detalle que tanto amaba los mapas y que usualmente compraría alguno en cualquier oportunidad que tuviera dinero de sobra en sus bolsillos. A diferencia de otros dragones o ciertos humanos nobles que estaban acostumbrados a gastar cantidades de dinero ridículas de la fortuna de su familia en sus propios pasatiempos sin importarles que se metieran en números rojos, esta dragonesa mantenía un ojo de cerca en sus finanzas. Incluso si fuera a encontrar el más raro mapa de todos, si su presupuesto personal no era suficiente para adquirirlo, ella no utilizaría la fortuna de su familia o el dinero acumulado de los impuestos. 

Después de hablar con ella, acepté visitar el territorio de la Vizcondesa Rezayes tan pronto como tuviera la oportunidad con el fin de procurar algunos de sus atesorados mapas para utilizar durante mis viajes en los otros continentes. El Rey y la Reina también tuvieron algo para decir en esto y apresuraron a la dragonesa a aceptar viendo como ellos respondían en mi nombre. 

Llegar al pueblo de Ruyzar no me tomó más de una hora de vuelo en mi forma de mitad bestia. Un carruaje tirado por Khosinni me habría traído en aproximadamente 10 horas, lo cual se me hacía mucho incluso sabiendo que el día tenía 32 horas. 

Aterricé en frente de la entrada del pueblo temprano en la mañana, cerca de las 10 AM según mis estimaciones. Luego de hablar con los guardias estacionados ahí, me guiaron hacia la mansión de la Vizcondesa. Para esta hora, todo mundo ya se encontraba despierto, y pude observar los intentos de las tiendas que se enfocaban en vender papel y utensilios de escritura para atraer a viajeros pasantes para que compraran su mercancía. 

Hablando de que, recordé que Andrómeda y Tomeron estaban más enfocados a vender armamento y armaduras a todos los valientes aventureros que quisieran probar su suerte dentro del Bosque Seculiar. Sobra decir que la capital tenía las mejores mercancías del reino en todos los dominios. 

Para ser honesto, no tuve la oportunidad de practicar tanto la escritura desde que llegué a este mundo. Cierto, Seryanna me ayudó mucho con ello, al igual que mis otros amigos, pero nunca fui puesto en una situación donde tuviera que escribir una carta formal o parecido. De cierta forma, era bueno, yo era más un luchador y hablador que escritor. 

La mansión de la Vizcondesa Reyazes estaba localizada en el lado Este del pueblo. No era el edificio gigante en el centro como lo esperaba. Cuando le pregunté a los guardias al respecto, me dijeron que inicialmente este pueblo pertenecía a otra familia, pero luego de un escándalo de corrupción fueron ejecutados y la Vizcondesa tomó su lugar. El edificio en el centro era de hecho la fortaleza para las tropas lideradas por un capitán dragón bajo la aprobación de la Vizcondesa Reyazes y de su Majestad, Rey Feryumstark. El estimado capitán también resultó ser su esposo, el Vizconde Leonar Reyazes. 

Hasta mi llegada a la mansión, fui recibido por un dragón sirviente, quien me guio dentro y me sirvió té y galletas mientras esperaba a que la dragonesa estuviera lista. No tomó mucho tiempo y por alguna razón, él sintió la necesidad de disculparse por estas ‘circunstancias ofensivas’. Honestamente no tenía idea de a que se estaba refiriendo. Solo llegué un poco temprano, no era como si hubiera traído un desfile completo conmigo y los estuviera haciendo esperar en algún lugar incómodo. 

Cerca de media hora después, la Vizcondesa entró a la habitación. 

Era tan encantadora como la primera vez que nos conocimos en mi boda. La Vizcondesa estaba vistiendo lo que parecía ser un lujoso vestido largo Victoriano de color blanco y caramelo. La joyería adornada en su cuerpo combinaba con su sonrisa gentil, su manierismo elegante y su abanico plateado doblado en su mano le daban un aire de mujer noble rica con un toque de bastante autoridad. En su forma actual, era bastante similar a un humano en apariencia, menos los ojos y las escamas en sus mejillas y cuello, lo cual le daba un extraño atractivo. Su cola estaba escondida bajo su vestido, pero a pesar de ser conocida como una dragona alada, en esta forma, no había señales de que tuviera alas. 

Comparada con su presencia elegante, yo estaba vistiendo mi preciada armadura de batalla con Heaven y Hell colgando en mi cintura. 

"Mis disculpas, Duque Yatagai. Es desafortunado que lo mantuviera esperando, espero que me perdone por esta grosería." Dijo inclinando su cabeza. 

Me agarró con una galleta en mi boca, la cual comí rápidamente como un hámster y me la tragué sin respirar. 

"¡No hay problema! ¡No hay problema! De cualquier modo, es un placer verla de nuevo, Vizcondesa Reyazes." Dije levantándome. 

"El placer es todo mío, Duque Yatagai. Parece que le va de maravilla. Si me permite preguntar, ¿cómo se encuentra la Duquesa?" me preguntó con una sonrisa mientras caminaba hacia el otro lado de la mesa de café y tomaba asiento. 

Me senté al mismo tiempo que ella, pero cuando preguntó acerca de la ‘Duquesa’, mi cerebro tuvo un lag momentáneo. 

¡Oh si! ¡Seryanna! ¡Soy un duque, por lo que ella es una duquesa! 

"Seryanna se encuentra bien, gracias por preguntar." 

"Personalmente encuentro bastante extraño que sea tan terca para mantener su posición como Caballero Real, pero esa dragonesa nunca ha sido una que caiga en línea como lo hicimos el resto de nosotras." Se rio. 

"¿Caer en línea?" 

"Si. La mayoría de dragonesas de su edad usualmente toman una parte de los territorios de su familia y empiezan a administrarlo mientras sus esposos asumen varias posiciones dentro del ejército. Por ejemplo, mi esposo, es el Capitán estacionado en este pueblo." 

¿Acaso escuché mal? ¿Dijo esposos? ¿Cómo si fuera más de uno? 

"¿Oh? No sabía de esto. ¿Tendré el placer de encontrarme con él el día de hoy?" 

"No es imposible, pero con su inesperada llegada a nuestro pueblo, probablemente solo se le notificó de su presencia por el momento." 

"Me disculpo por mi llegada temprana. Solo pasó que tenía algo de tiempo libre, así que volé tan rápido como pude. Es un buen ejercicio para mí también. No puedo dejar que mis alas se oxiden ahora ¿verdad?" 

"Lo entiendo perfectamente, Duque Yatagai. Yo también hago vuelos de estiramiento de vez en cuando. Pero con respecto a mi anterior comentario sobre la duquesa, espero que no lo tome como si me encontrara en contra de su deber activo actual, de hecho, estoy bastante complacida por ver que se encuentra bien. Desde que ocurrió aquella tragedia hace 39 años, esa dragonesa no había sido la misma. Fue el Duque Yatagai quien se las arregló para cambiarla para mejor." 

"Ah, no, no estaba pensando en eso. Pero si, yo igual estoy complacido por verla hacer lo que le gusta. Tal vez luego de que pasen unas décadas, nos estableceremos en algún lugar y aprenderemos a administrar la tierra. Por ahora, somos jóvenes y deseamos ser tan activos como podamos." 

"Eso parece ser lo mejor, en efecto." 

"Ahora, acerca de esos mapas de los que habíamos hablado…" 

"¡Ah sí, ciertamente! Luego de regresar a mi territorio, utilicé mis conexiones para traer a un cartógrafo famoso para hacer copias de los mapas que poseo. Tanto como lo quiera, simplemente no puedo separarme de mis bebés únicos." 

¿Bebés? 

"No importa siempre y cuando pueda entender lo que está escrito en ellos, y ya poseo las locaciones de los asentamientos y otras formaciones geográficas importantes." 

"Por supuesto. Ahora con respecto al pago…" 

Asintiendo, estuve a punto de sacar las monedas de oro que había preparado, cuando de repente tres dragones sin alas entraron rompiendo las ventanas. Todos vestían un tipo de ropa negra y un arreglo de cuero con una capucha sobre sus cabezas, y una máscara en sus bocas para ocultar mejor sus identidades. 

[Black Arrow]!" 

[Wind Scythe]!" 

[Poison Cage]!" 

Los tres apuntaron sus diferentes hechizos a la Vizcondesa, quien estaba bastante sorprendida por la intrusión repentina como para hacer algo. Aquel que se movió en su defensa no fue otro más que yo. 

Estos ataques eran bastante peligrosos por el simple hecho de que uno solo de ellos podía matar con facilidad a alguien como la Vizcondesa. La [Poison Cage] atrapaba a la víctima con enredaderas empapadas en veneno entumecedor mientras apretaban hasta la muerte. La [Wind Scythe] era un hechizo del elemento Viento, que creaba una cuchilla de viento con la ayuda de la magia. No era tan poderosa como la [Water Scythe], pero era difícil de detectar y por lo tanto esquivar. [Black Arrow] era un despiadado ataque perforador del elemento Oscuridad, el cual podía literalmente crear un agujero a través de las armaduras más gruesas. Llamarlo un ataque perforador era un hecho. Sin embargo, viendo lo letales que eran estos ataques, la Vizcondesa no habría tenido ninguna oportunidad de salir viva. 

Utilizando mi velocidad, me apresuré en frente de ella y tomé la fuerza bruta de todos esos hechizos. Enredaderas envenenadas surcaron todo mi cuerpo, la cuchilla de viento me golpeó en el abdomen, y la flecha golpeó mi pecho. Si fuera tan débil como la dragonesa a mi espalda, me hubieran asesinado al instante. Así, estos ataques solo me irritaron a lo mucho. 

"Molesto." Dije agarrando las enredaderas con mis manos y arrancándolas del piso, cancelando el hechizo. 

El veneno no me hizo nada ya que las enredaderas no tocaron directamente mi piel, solo mi armadura. E incluso de hacerlo, esta cantidad era fácilmente manejable. 

Los otros dos ataques ni siquiera le hicieron un rasguño a mi armadura. 

"¿Qué? ¿Cómo?" dijo uno de los atacantes. 

"Mostrar estado del objetivo." 

[Nombre]: Desconocido 

[Especie]: Draconiano del Viento 

[Nivel]: 324 

[Estadísticas Desconocidas] 

¡Uwaaa! ¡Qué débiles! 

"¡No importa! ¡Mátenlo!" dijo el otro. 

Honestamente, ni siquiera me molesté en revisar sus estados, solo con uno era suficiente para darme una buena idea de que tan poderosos eran. Como tal, me apresuré hacia el que gritó y lo golpeé en el pecho. 

¡BOOM! ¡SPLAT! 

"Ugh… Desagradable…" 

El problema con mi puño… si lo pudiera llamar así, era el hecho de que no me contenía. Era uno de esos puños que utilicé contra su Majestad, el Rey Feryumstark. Mas aun, era un golpe que no se enfocaba en atravesar, sino en expandir la onda de choque a través del cuerpo del oponente. El resultado final era esto en frente de mí. 

Había un hoyo bastante grande en la pared, y el suelo estaba agrietado en varios puntos. Los escombros estaban esparcidos en un área cónica frente a mí, y el cuerpo del dragón se convirtió en una masa de carne. Sus restos estaban ahora todos esparcidos en la forma de una mancha de sangre combinada con carne, huesos y órganos internos. 

Debido a este glorioso despliegue de poder, todos en la habitación estaban congelados. Era fácil esperar el hecho de que no había nada que pudieran hacer para ganar esta batalla. A menos que estuviera en contra de otro Despertado Avanzado, no había necesidad de utilizar ni siquiera la mitad de mi verdadero poder. 

Sin embargo, si estos tres eran asesinos, entonces tenía un tiempo límite antes de que regresaran a sus casillas y comieran una píldora de veneno o que ocurriera algo que mantuviera sus bocas cerradas. Esta vez, utilicé menos fuerza, solo la suficiente para noquearlos en su lugar. 

Con estos dos en el suelo, me arrodillé para revisar si tenían algo oculto en sus bocas. Ambos tenían un tipo de píldora bajo su lengua. La saqué y luego los envolví con una soga encantada como si fueran regalos de Navidad. 

"Ahora entonces, donde estábamos, ¿Vizcondesa Reyazes?" 

Con una sonrisa incómoda, me miró a mí y luego a la mancha de sangre que solía ser un dragón. 

"Erm… tómese su tiempo para recuperarse, yo me encargaré por lo mientras de estos dos." 

"Si… eso haré…" dijo eso y en breve un mayordomo y dos guardias vinieron para saber que había sido ese sonido. 

Luego de una breve explicación, ayudaron a la Vizcondesa a caminar fuera de la habitación y enviaron un mensaje a su marido, informándole de la situación. 

Hasta su llegada, revisé el contenido de los bolsillos de estos dos asesinos y utilicé un magneto para encontrar las cuchillas escondidas dentro de su carne. Desafortunadamente, no fui capaz de encontrar alguna nota o pista de por qué tenían como objetivo a la Vizcondesa. Mi única opción era esperar a que se despertaran para convencerlos de hablar. 

Antes de dejar el cuarto que se había vuelto un desastre, me detuve un momento a observar al dragón que había matado. Siendo sincero, no me sentía como si hubiera hecho algo malo, pero estaba un poco turbado por el hecho de que no fui capaz de controlar mi poder. Esto era evidencia de que aún tenía que dominar por completo mi propia fuerza, y de que no sería capaz de hacerlo en un buen tiempo. 

Tengo un poco de miedo de llegar a lastimar a aquellos más débiles que yo… pensé e imaginé un futuro cercano donde estuviera jugando con mis hijos y que accidentalmente los lastimara debido a mi falta de control. 

Solo imaginar eso hacía que mi corazón tuviera un golpe de dolor, así que estaba determinado a aprender a controlar mi poder apropiadamente antes de que una tragedia como esta se repitiera. 

Al menos sé que no debo dejar que este miedo me controle. Debo hablar con Kataryna o Brekkar tan pronto como tenga la oportunidad… 

Esta no era la primera vez que experimentaba lo que se sentía no tener control sobre mi fuerza. De vuelta cuando aún seguía en el Bosque Seculiar y estaba aprendiendo las artes de la Herrería, seguido rompía mis herramientas cuando martillaba el metal calentado demasiado duro gracias a que no controlaba la fuerza tras cada golpe. 

Me tomó un tiempo acostumbrarme a ello, pero al final fui capaz de lograrlo. 

Ahora mismo, mi incapacidad para tener control sobre mi fuerza no fue tan terrible como lo fue hace varios meses cuando quebraba casi todo lo que tocaba. Siempre y cuando estuviera concentrado en lo que estuviera haciendo y no olvidara lo que mi poder es capaz, accidentes como el del asesino no ocurrirían normalmente. Después de todo, primero verifiqué su estado, debí haber estado consciente de cuan débil era, y aun así fallé en bajar el grado de la magnitud del golpe en esa fracción de segundo. 

"Tal vez solo fue un simple desliz." 

Al menos no sentía culpa por matarlo, tampoco sentía gusto, solo un poco de miedo y decepción por mi incapacidad. 

Dejando salir un suspiro, salí de la habitación y me reuní con la Vizcondesa. Resumimos nuestra plática y decidimos un método de pago diferente por los mapas. En lugar de oro y gemas, le iba a obsequiar una de mis espadas de producción en masa y armaduras para que su esposo utilizara. Se me hacía mejor esto ya que en realidad no tenía idea de qué hacer con los objetos que creé, donarlos a la armería no era una opción ya que no se sentía bien. 

Una vez que terminamos el trato, la Vizcondesa Rezayes me contó que ella en persona iba a traer los mapas ante mi tan pronto como estuvieran finalizados. No mucho después, su esposo llegó trayendo consigo una docena de soldados armados hasta los dientes y viéndose como si estuvieran a punto de ir a la guerra. 

Nos tomó otra media hora explicarle al Vizconde lo que había ocurrido en su hogar mientras no estaba. Una vez que todo se aclaró, y que verificamos que el área estuviera segura, agarré a los dos asesinos que había atado y los llevé conmigo a Drakaria. 

Normalmente, me habrían detenido e interrogado para ver si yo no era parte de este crimen, pero tengo el título de Duque y ambos están muy conscientes de mis conexiones. Además, ¿qué ganaría yo de todo esto? 

Aun así, lo que encuentro extraño es que alguien intentara asesinar a la Vizcondesa. Incluso ella estaba sorprendida. Desafortunadamente, no poseía el conocimiento y deseo requerido para torturar a estos sujetos en el acto. Si lo tuviera, lo habría hecho. Así, decidí que traerlos ante el Primer Ministro Elovius sería el mejor curso de acción a tomar. Él tenía un buen récord con respecto a hacer que los dragones escupieran todo lo que tuvieran para decir.




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