100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 2-29.2

Capítulo 29: El Conteo Final (Parte 2)



[Punto de vista de Kleo]

"¡NO! ¡¿Dónde están?! ¡¿Dónde están?!" gritó el hombre mientras agarraba su cristal con ambas manos.

Parecía como si hubiera perdido rastro de los dos aventureros dentro de la mazmorra. Ellos ciertamente no murieron, solo se desvanecieron en alguna parte dentro de los túneles, ¿o tal vez se dieron cuenta de que él los estaba rastreando y de alguna manera se las arreglaron para evitar su hechizo?

Dentro de mi jaula, yo solo podía mostrar una sonrisa burlona. Si en efecto era Alkelios el que estaba dentro de la Mazmorra, entonces este hombre estaba definitivamente subestimándolo. Él era el único y solo el único humano con una habilidad por la cual obtenía poder de sus amigos dragones. Yo era uno de ellos, pero también mi hermana, un caballero, y Kataryna, quien ya tenía un Despertamiento Avanzado. También estaba el poder obtenido de mi abuelo, pero lo que era asombroso y simplemente increíble sobre esta habilidad era el hecho de que no robaba el poder de nosotros, solo lo copiaba.

En otras palabras, lo fuerte que nos volvíamos, lo fuerte que se volvía.

La única cosa de la que me podría preocupar era el hecho de que este hombre ante mí también podría tener una habilidad similar a la de él, después de todo, fue capaz de traerme aquí en contra de mi voluntad.

"Esto es extraño… no puedo localizarlos. ¡Es como si la Mazmorra se los tragara!" habló en un tono claramente enojado.

No dije nada.

Eventualmente, él se cansó de buscarlos y se alejó del cristal. No había punto en tratar de localizarlos si ellos encontraron una forma de evitar su hechizo, pero esto por sí mismo significaba que ellos estaban más o menos advertidos del hecho de que estaban siendo observados. Dado que yo no tenía idea de cómo exactamente trabajaba este hechizo, no sabía cuáles eran las formas posibles de interferirlo o de neutralizarlo.

"¡Y aquí estamos!" escuché la voz de Alkelios viniendo desde afuera de la habitación.

"No puede ser…" el hombre se miraba preocupado y pensó en que hacer después.

Su mirada se movió hacia mí y luego hacia su escritorio. Caminando hacia ahí, se puso un anillo ‘Bolso’ y absorbió todo el laboratorio. Procedió a hacer lo mismo con todo lo demás aquí, poniendo especial atención a sus papeles escritos en un lenguaje extranjero. No dejó nada atrás con lo que pudiera llegar a ser rastreado. Yo estuve ahí como su única testigo.

"¡Hmph!" se dio la vuelta y caminó a la salida.

Un cetro mágico apareció en su mano izquierda.

¿Qué es lo que va a hacer?

"Detonar." Dijo antes de irse.

Un escalofrío recorrió mi columna. Los grilletes alrededor de mis muñecas empezaron a brillar en una fuerte luz violeta, y extraños caracteres aparecieron en ellos. Cambiaban cada segundo, contando hacia atrás para algo.

"No… ¿Qué es esto?" dije sorprendida y traté de librarme de las cadenas.

No sabía lo que era, pero daba miedo. La Energía Mágica que se reunía en ellos no era de broma, así que trate desesperadamente de zafarme de ellos.

"¡Ugh! No puedo… no puedo quitarlos…" dije luchando y luchando hasta que mis muñecas empezaron a sangrar.

Escuché pasos junto a mí, y me detuve por un momento para mirar. Ahí, en frente de mi estaba de pie Iolaus. Su espada estaba preparada.

"Thraherkleyoseya…" dijo mirándome a los ojos.

Miedo recorrió todo mi cuerpo mientras entendía porque estaba ahí… porque un Paladín podría estar ante un Necromancer encadenado con su espada preparada.

"No, por favor…" me alejé de él y cerré mis ojos.

[Punto de vista de Iolaus]

Este absurdo monstruo estaba fuera de sí pidiendo ayuda de la Mazmorra, pero ¿quién era yo de todas maneras? Comparado con el yo era débil. No podía hacer nada para detenerlo, pero otra vez, ningún dragón nunca trató algo así de loco antes, al menos hasta donde yo sabía.

Este dragón dijo que el obtuvo esta absurda fuerza por vivir en el Bosque Seculiar, el cual era conocido por los terribles peligros ocultos dentro de él, pero yo lo encontraba bastante absurdo. ¡Nadie podría sobrevivir por si solo en ese lugar! Uno de mis superiores intentó hacerlo una vez, pero falló miserablemente. Tenía un nivel de poder de 146, aun así, el regresó sin una mano y con una terrible cicatriz recorriéndole la cara. Incluso su propia esposa no lo reconoció. Le costó todo, ¿aun así este sujeto sin despertar clama haber vivido ahí?

Tal vez… su fuerza clama verdad a sus palabras, pero algo dentro de mí no le creía.

"Ya estamos casi al final de este túnel…" dije mientras caminaba atrás de él.

"Sí. Espera un momento." Ambos nos detuvimos, y cerró sus ojos. "[Kitty Eyes]" el utilizó uno de sus hechizos.

Sus pupilas se convirtieron a unas de aspecto de bestia. Estaban cortadas en vertical.

No tenía idea de que es lo que trataba de hacer, pero esperé pacientemente. ¿Tal vez era algún tipo de habilidad de exploración? Si era así, nunca escuché hablar de un hechizo con un nombre tan raro antes.

Unos pocos momentos después, sus ojos volvieron a la normalidad.

"Este es el plan. Mantente quieto, y yo distraeré al sujeto de capucha negra que secuestró a Kleo. Mientras yo lo saco de ahí, tú te escabullirás y liberarás a Kleo."

"¿Por qué debería confiar en ti, y porque me confiarías la vida de Thraherkleyoseya?"

"Bueno…"

"Que si quiero… ¿matarla?" le pregunté, pero esas palabras pesaron en mi alma.

Después de lo que este no despertado me dijo antes, no podía sentir el mismo deseo de asesinar a mi antiguo amante. Sus palabras volvieron todas mis morales de cabeza, pero no fue tanto la lógica misma de esas palabras como la fuerza y confianza que él puso en ellas. ¿Tal vez yo era una falla como Paladín?

"Tu acabas de dudar ahora. Es por eso que estoy seguro que no lo harás. Además, desee que ella no resultara lastimada y que nosotros la rescatáramos a salvo. Tú ciertamente no la asesinaras y si lo intentas… morirás. Te garantizo eso." Me dijo con tal fuerza y confianza en sus palabras que simplemente me dejo perplejo.

¿Cómo puede un dragón poner tanta confianza y esperanza en un futuro desconocido?

"Aquí estamos… Vamos."

Asentí y desenvainé mi espada.

Se movió delante de mí y giró a la izquierda. Yo seguí derecho y me escondí en las sombras del laberinto. Ahí, encontré un esqueleto Guerrero. Me detuve y tragué saliva, levantando mi espada. El monstruo me miro y sacudió sus huesos. No ataco, lo cual era raro.

"¡Y aquí estamos!" grito Alkelios.

Lo escuche, pero me temía que, si fuera a atacar a este esqueleto o fuera a ser atacado por él, entonces aquel dentro de la habitación se daría cuenta de mi presencia.

Le rezo a Lumenya, la diosa de la Luz, y a Lumenos, su esposo, que lo que él dijo acerca de la Mazmorra siendo nuestro aliado temporal sea verdad… otra vez, ¿Cuál era el nombre de ese dragón? ¡Por los dioses, moriré siguiendo a un hombre cuyo nombre ni siquiera puedo recordar! Pensé mientras miraba en los oscuros y vacíos agujeros del esqueleto dragón frente a mí.

Sorprendentemente, no se movió. No me atacó.

Mientras estaba perplejo por este hecho, me di cuenta del encapuchado dejando la habitación. Sabía que esa era mi señal, así que ignoré al monstruo y me apresuré hacia dentro. No me siguió después de eso.

Ahí, encontré a Thraherkleyoseya… Sus muñecas estaban sangrando por sus esfuerzos de liberarse de esos grilletes, los cuales se miraban encantados. 

¿Qué tanto forcejeó para terminar de esta forma? Pensé y un escalofrío recorrió mi columna.

La sangre seguía fluyendo de sus heridas y por ahora, ella no parecía haberse percatado de mí, pero mientras más la miraba, más miraba a una mujer, una antigua amante, tratando de liberarse de sus cadenas y no tanto a un feroz necromancer del que tenía que hacerme cargo.

Me detuve en frente de su jaula, y fue cuando ella se dio cuenta de mí.

Mirándome, lagrimas corrieron por sus mejillas. Estaba asustada.

Pensé que los necromancer eran monstruos sin corazón… La Oscuridad los corrompía… Así que porque… ¿Por qué estas llorando? Me pregunté mientras sentía mi corazón vacilar.

"Thraherkleyoseya…" la llamé, pero me detuve.

¿Qué es lo que voy a decir? No… ¡lo que sea que ese dragón me dijera es una mentira! ¡Tengo que matarla aquí! En el nombre de mis dioses… tengo que matarla… tengo que matar a esta… esta… 

"No por favor…" ella se retorció hacia atrás hasta que tocó el muro.

Con sus manos arriba y cerrando sus ojos, ella tembló y trato de protegerse de mí.

Sangre fluía de sus muñecas, su piel estaba cortada y desgarrada por sus intentos de liberarse. Lagrimas fluyendo por sus mejillas, y su cuerpo entero estaba temblando.

Mientras estaba frente a tal mujer, mantuve mi espada en mi mano lista para asesinarla.

"Por favor… por favor no me lastimes, Iolaus…"

Mi corazón se congeló por un instante.

Mi propia mano temblaba abriendo la puerta.

"Por favor…" ella me rogaba.

Mis dioses demandan la muerte de todos los necromancers… Ellos demandan que acabe contigo… que te asesine, Thraherkleyoseya, por la justicia, por la paz, por… amor… pensé y levante mi espada en alto. ¿Amor? Pensé otra vez. Recordé las palabras de ese dragón. Recordé lo que dijo sobre lo que trataba el amar. Recordé mis propias palabras. ¡No! sacudí mi cabeza y apreté mi mandíbula y puños. Mi cuerpo entero estaba tenso y temblando, pero no de miedo sino de indecisión. Si ella no tuviera este poder… entonces yo hubiera seguido amándola… aun lo hago… a la vieja ella, pero… me detuve y agarre mi rostro, luchando con mis pensamientos.

"No puedo usar magia… Estas cadenas me mataran de todas formas… Si voy a morir… entonces al menos que sea por tu mano…" ella dijo algo impensable.

Bajando sus manos y llorando ríos, ella me miro con una expresión que envió miles de lanzas de culpa y de dolor a mi pecho. Parecía como si estuviera en un punto final. No veía escapatoria. Su única oportunidad, el dragón no despertado… no estaba aquí.

En su lugar, yo estaba aquí, el hombre que la traicionó… el hombre que la amó…

"Thraherkleyoseya…" dije y levanté mi espada.

Ella cerró sus ojos y esperó. Las runas en sus cadenas estaban cambiando rápido. Ahora era el momento de la verdad… mi decisión final. Ella estaba aquí mismo ante mí, indefensa, fácil de asesinar.

No puedo traicionar a mis dioses… ¡Los dioses de la Luz! Los… me detuve y entonces recordé… la diosa de la oscuridad Nocturnia. Los dioses… las historias… No, ¿por qué estoy pensando en tales cosas? Sacudí mi cabeza, pero el recuerdo volvió, la historia de dos amantes ancestrales Lumenos y Nocturnia también… Ella es la segunda esposa, pero mientras que el Templo de la Luz la veía como una impostora, una ladrona, una mentirosa, Lumenos no lo hacía. Cómo puede un dios de Luz compartir su amor con ambas una diosa de Luz y una de Oscuridad… a menos… recordé lo que ese dragón sin despertar me dijo sobre el amor, sobre lo que significaba amar en verdad a alguien…

"¡AARGH!" grité desde lo más hondo de mis pulmones y balanceé mi espada hacia abajo.

Mi decisión estaba hecha, pero con ella… me preguntaba si había traicionado a mis dioses.


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