100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-104.2

Capítulo 104: Miedo y Locura (Parte 2)


Me abrí camino a una velocidad que sobrepasaba la de cualquier caballo o vehículo. En menos de un minuto me encontraba a solo un kilómetro del epicentro de la explosión. Para hacerlo seguro, me aseguré de hacerlo de forma sigilosa cubriéndome con una capa con capucha encantada con amortiguación de sonido, camuflaje visual y camuflaje de Energía Mágica. Sonaba genial cuando pensabas en esos efectos, pero hacerla fue una verdadera pesadilla debido a que esos tres hechizos eran en realidad hechizos compuestos que no dominaba al cien por ciento. Tener escamas rojas, negras, doradas y blancas como dragón ayudaba a controlar con facilidad la mayoría de los hechizos pertenecientes a esos elementos, pero con algo que tenía que ver con pura manipulación de Energía Mágica era criminal.

En esencia, cualquier mago con acceso a esos elementos y habilidades encantadoras podría hacerlo, pero incluso con mi alta Suerte todavía se complicaba un poco.

Para ser honesto, no sentí como si mi capa fuera la mejor que pudiese crear respecto a esta combinación. Aunque también poseía escamas negras, en el departamento de sigilo todavía había muchas cosas que debía aprender, pero en contra de la mayoría de Despertados Avanzados, esta capa era más que suficiente para confundir sus sentidos siempre y cuando no lanzara ningún hechizo.

La explosión parecía originarse de un cráter humeante a más o menos un kilómetro de mi escondite. A mi derecha, vi un ejército de cerca de 20000 hombres fuertes ondeando la bandera del Imperio Akutan.

Por lo que pude ver, había un par de individuos poderosos dentro de su armada, hombres y mujeres cerca del Despertamiento Avanzado e incluso algunos que lograron conseguirlo. Para mí, esto no parecía ser un grupo con la misión de escoltar a alguien o de pacíficamente patrullar la frontera. Por todos los medios esto definitivamente era una fuerza invasora, una a la que el Reino Ten Swords tenía muy pocas probabilidades de repeler.

Si empiezan a marchar ahora, arribaran a nuestro campamento al amanecer. Sin embargo, lo que me ponía curioso de toda esta escena era que todos estaban observando el cráter humeante a la izquierda.

Enfocando mis ojos sobre él, repentinamente sentí un escalofrío en mi espalda, congelando el núcleo de cada vertebra que tocaba. El humo no se aclaraba. Era de un negro tan puro como el de la más espeluznante niebla de tus pesadillas. Se sentía viva, consciente de su alrededor.

Inconscientemente, di un paso atrás.

De repente, el humo se disipó por causa de una fuerza misteriosa, y desde adentro, apareció un hombre.

No, solo asumí que era un hombre debido a que lo que estaba viendo era una figura oscura, una sombra, un monstruo. No tenía idea de que o de quien era, solo que era peligroso.

El momento que posé mis ojos sobre él, pude sentir como se erizaba el vello de mis brazos y el sonido de alarmas se disparaban en mi mente como en la catedral de Quasimodo. Retrocedí un paso a la vez mientras mi corazón seguía aumentado su ritmo cardiaco.

Tengo miedo. Pensé mientras mis ojos seguían pegados a la figura oscura.

Nunca antes en toda mi vida sentí tal sensación de miedo y terror. Era imposible describir lo que estaba sintiendo. Era como si todos los traumas y miedos que sufrí desde que nací e incluso de mis vidas pasadas fueran activados y puestos a volumen máximo.

Quería gritar, pero no podía. Si lo hacía, ese monstruo en la superficie notaría mi presencia.

Esa cosa… no puedo ganar contra eso. ¡No puedo! ¡NO PUEDO! Grité en mi mente y luego por puro instinto, un instinto primordial de auto preservación repentinamente sobresaltado, empecé a correr tan lejos como lo permitían mis piernas.

Era más rápido que el viento, más rápido que cualquier cosa, sin importarme las ramas que golpeaba, las piedras que pateaba, y las criaturas que pisaba. Todo lo que me importaba era alejarme tanto como pudiera de esa cosa.

Si me atrevía a detenerme por una sola fracción de segundo, sabía que moriría.

Esa cosa… lo que sea que fuera… sentí su respiración atrás de mi cuello mientras huía como un hombre desesperado.

Antes de darme cuenta, ya había regresado al campamento.

De una rápida y firme bocanada, grité "¡EMPAQUEN SUS COSAS! ¡TENEMOS QUE IRNOS! ¡YA!"

"¿Huh? ¿Qué pasa Alkelios? Casi parece que viste un fantasma." Dijo Kalderan.

"Estás sudando." Remarcó Risha.

Me froté la frente, y era cierto, estaba sudando… mucho. Era el sudor frío del miedo que empapó toda mi ropa.

"Nya… algo… algo hoiible…" Dijo Tamara mientras temblaba mirando el lugar del que vine.

"No tengo tiempo para explicar… ¡Hay algo peligroso cerca! ¡Algo MUY PELIGROSO! ¡Tenemos que irnos! ¡YA!" grité otra vez, esperando y rezando en mi corazón que esa COSA no se percatara de nuestra presencia.

Afortunadamente, mis compañeros no me hicieron repetir una tercera vez. Empacaron rápidamente sus pertenencias, apagué la fogata y oculté todo rastro de nuestra presencia en este lugar.

"¿Adónde ahora?"

"¡Aférrense a mí!"

Kalderan y Tamara se agarraron de mi espalda y enrollaron sus brazos en mis hombros, mientras que yo me llevé a Risha e Ildea en brazos estilo princesas. Tan pronto sentí que se estaban agarrando fuerte, salté de ese lugar y me moví aún más rápido usando Magia De Viento.

Ni siquiera voltee para atrás, no me importó. No podía arriesgarme a revisar si la razón por la que los vellos de mi cuerpo estaban erizados, mi piel de gallina y mi vestimenta empapada en sudor seguía ahí.

Sin detenerme por nada, seguí corriendo hasta estar 100% seguro de que lo perdí, lo cual fue después de 1 hora aproximadamente. Para ahora, Mathias Town ya se encontraba a la vista. Si fuese a toda velocidad hubiéramos llegado más rápido, pero con eso no podía garantizar la seguridad de mis compañeros.

[General desconocido del Imperio Akutan]

Toda mi vida había servido en el campo de batalla, luchando las peleas que mis maestros no pudieron. Levantaba mi espada con orgullo, y con ella, dejando en claro que sus palabras eran la ley para todos aquellos abajo en la jerarquía.

Había visto terrores incontables y grandes maravillas con estos ojos míos, e incluso he atestiguado la llegada dentro de este mundo de aquellos que podían desafiar las mismas leyes de la lógica, los Héroes Humanos. Había muchas almas que se atrevieron a desafiar a mi ejército, pero ninguna vivió para contar la hazaña. Mas de una vez he visto en primera fila los maravillosos poderes que estos Héroes podían manifestar, y yo mismo he luchado contra varios de ellos, pero ahora, todo eso se sentía como nada más que polvo en el viento.

Siendo uno de los generales más confiables del Imperio Akutan, tomé sobre mis hombros la encomienda de cumplir las órdenes de mi señor feudal al pie de la letra y liderar a este ejército de 20000 soldados de élite en contra de las fuerzas inconscientes de lo que se avecinaba del Reino Ten Swords. Nuestro emisario en ese país, el leal Askarius Leden, quien tiene el poder de influenciar a aquellos a su alrededor, había enviado un mensaje donde decía que esta porción de territorio estaba lista para ser anexada a nuestro gran Imperio.

Cierto, todavía estaban los países del Reino Majin y la República Socialista Majin en nuestro camino, pero no había razón para no reclamarlos como nuestros.

Se suponía que iba a ser una gloriosa batalla donde solo se derramaría la sangre de enemigos desprevenidos en la tierra junto a nuestros zapatos, aun así, antes de llegar a la capital, esta… esta cosa apareció en nuestro camino.

Apareció con un destello de luz que nos cegó por unos segundos, mientras que la explosión del ataque desconocido casi hace que me caiga de mi caballo. No todos fueron tan afortunados y se tropezaban sobre otros como plebeyos asustados en frente del ataque de un monstruo.

Dentro de este ejército, además de mí, teníamos a otro Despertado con la fuerza suficiente para enfrentarse a un dragón Ancestral Despertado con más de 1000 de Nivel de Poder. De acuerdo a los más recientes descubrimientos, yo era de nivel 1546, y él era de 1850. Éramos un par de monstruos comparados con los llamados héroes de nuestros reinos vecinos.

A diferencia de un ejército regular, este estaba formado por algunas de las más poderosas unidades de Akutan. Cada uno de estos soldados tenía al menos 200 de nivel llegando hasta los 500. Mis confiables subordinados se aseguraron de elegirlos cuidadosamente a cada uno con suma consideración y atención para nuestras misiones. El fracaso no era una opción, y muchas casualidades solo nos traería vergüenza.

Mientras tanto, dentro de Ten Swords, el más poderoso individuo se trataba de un caballero de armadura azul con un nivel encima de 800. Era alguien que ni siquiera sobreviviría uno de mis ataques.

Con toda honestidad, cuando nos fuimos del imperio, no creí ni por una fracción de segundo que alguien se atreviera a atacarnos en nuestro camino a la capital, pero este sujeto en frente de nosotros, en ese cráter de humo negro, hizo retroceder a la mayoría de tropas solo con la onda de choque de su ataque.

"¡¿Quién eres tú?! ¡En nombre del Imperio Akutan, demando que te presentes, ahora!" justo como esperaba, no había respuesta.

Cuando enfoqué mi mirada en el extraño con el humo negro, de repente me sentí mareado y con la cabeza pesada, como si toda la energía de mi cuerpo fuese drenada. Mi voluntad para pelear en contra de este estado se había esfumado. El mundo a mi alrededor estaba girando, y un sudor frío empapó toda mi espalda.

El valiente semental que estaba montando tomó un paso atrás y luego empezó a inclinarse a un lado. Salté de su espalda en el último momento y colapsó en el suelo.

Era difícil respirar y ponerse de pie. Mi fuerza se había ido, y cuando miré a mi caballo, me percaté de que ya no se movía.

¿Está muerto? Me pregunté y después observé a la caballería.

Todos nuestros caballos estaban muertos.

¿Qué tipo de magia es esta?

Otra ola de miedo nos cubrió y varios de mis valientes soldados empezaron a gritar como niñitas. Incluso yo apenas pude contener el sollozar un poco, pero podía notarlo, ninguno de nosotros sabíamos por qué teníamos miedo, ninguno sabía por qué este tipo de reacción.

No mucho después, escuché el choque de espadas cuando mis hombres empezaron a pelear uno contra otro. Cuando giré mi cabeza hacia el extraño, lo vi casualmente caminando hacia nosotros.

Tenía el aspecto de un viejo flacucho con solo un par de pantalones de lino grises desgarrados atados con una cuerda en su cintura. Su largo cabello blanco y desaliñada barba no estaban atendidas, pero la mirada de sus ojos era la de alguien que veía las vidas humanas como insectos podridos. Había una oscuridad ahí dentro que podría succionar mi alma entera.

¿Qué es él? Antes de darme cuenta, ya se encontraba frente a mí.

Frotando su larga barba mientras mis hombres eran conducidos por la locura en este lugar, preguntó "Hou~ Tu eres un sujeto fuerte, ¿no es así?"

"L-Lo soy…" intenté decirle.

"¿Quién?" dijo mostrándome una sonrisa.

Parpadeé una vez y luego lo olvidé.

"¿Huh?"

"Ten. Esto es tuyo." El extraño viejo tomó la daga de un soldado junto a él.

Sentí que conocía al hombre muerto, pero no podía figurar quien era.

"¿Mia?" pregunté mientras tomaba la daga.

"Sí. Sabes qué hacer con ella, ¿verdad?" preguntó con una sonrisa.

"¡Sí!" asentí con coraje y luego hundí la daga en mi propio corazón una vez, luego dos… continué hasta que la luz se desvaneció de mis ojos.

La última cosa que escuché fueron las palabras del viejo… "El Dios de la Locura agradece este encantador sacrificio."




Comentarios

  1. Wtf y yo que quería pelea jaja salió con el rabo entre las patas xD grande grax por la traducción qwq

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