100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-105.1

Capítulo 105: El Esclavo Real (Parte 1)


[Punto de vista de Alkelios]

"Témanme… Morirán si me enfrentan… No pueden derrotarme… No pueden ganar contra mi…"

Estas palabras eran como los susurros de una brisa misteriosa acariciando la superficie de un profundo lago oscuro durante una noche sin estrellas o lunas en el cielo, y con solo plantas muertas a su alrededor. Su toque hacía que el sonido de la vida revoloteando a mi alrededor se desvaneciera en un instante.

Solo podía escuchar mi corazón latiendo rápidamente, luchando por bombear la sangre por todo mi cuerpo para que este no se quedara atrás. Cada célula de mi cuerpo sabía que lo que sea que fuera esa cosa, quien sea que fuera, él o ella no era alguien a quien me pudiese enfrentar ahora mismo.

Era un poco divertido cuando pensaba sobre ello, pero en esencia yo era mitad dragón con habilidades que harían que cualquier Despertado Avanzado me envidiara. Mi poder provenía de mis amigos, pero mi propia fuerza por si sola era un poder a considerar.

Debería haber muy pocos o nada de individuos provenientes de este continente capaces de enfrentarme en batalla. Solo los terrícolas tenían una oportunidad de crecer tanto como yo o hasta más, todo gracias a las asombrosas habilidades únicas obsequiadas por la Entidad Divina, ¡pero la probabilidad de que alguno de ellos sea más poderoso que yo es infinitesimal!

Cuando finalmente dejamos de correr, pude ver las puertas de Mathias Town en el borde del horizonte. En mis brazos, estaba cargando a Ildea y Risha, y en mi espalda a Kalderan aferrado por su vida. Las miradas en sus ojos estaban llenas de preocupación y confusión. No sabían que me estaba afectando, y siendo honesto, yo apenas sabia la respuesta a eso.

Los bajé a todos, y ellos susurraron mi nombre, pero no podía oírlos. Miré mis manos y estaban temblando. El miedo que ese suceso despertó dentro de mí me afectaba incluso ahora, pero cuando me giré ya no me encontraba cerca de donde se encontraba.

Lo que sea que fuera… ¿ya se habrá ido?

Kalderan estaba vomitando a un lado del camino y Risha le daba palmadas en la espalda, tratando de ayudarlo a recuperarse. Tamara estaba observando de vuelta por el camino por el que llegamos con sus orejas y cola erizadas.

Ildea era la única que permaneció y continuó mirándome con mucha preocupación en sus ojos. No sé de dónde salía toda esa preocupación por mi bienestar, apenas y nos conocíamos, de todos modos, no se sentía tan mal.

Dudó al principio, pero dio un paso al frente, y tomó mis temblorosas manos con las suyas y dijo: "Alkelios, ¿qué sucede? ¿Estás bien?"

Palabras tan simples, pero que a mi corazón que latía más rápido que el de un conejo asustado, eran una ayuda tremenda. Me aliviaban y se llevaban un gran pedazo de ese miedo incontrolable, permitiéndome tomar control sobre mis sentidos.

Cerré mis ojos y tomé una gran bocanada de aire.

Todo ese miedo fue comido en mi interior. Esa horrible sensación de ser perseguido por algo indomable, de ser estrangulado por algo abrumador, por fin podría, poco a poco, hacerla a un lado.

Cada vez que exhalaba, más de ese miedo se desvanecía, hasta que finalmente, pude abrir mis ojos y mostrarle a la preocupada princesa una sonrisa.

"Estoy bien ahora, gracias."

"Bien… Ahora, ¡dinos qué demonios pasó en ese lugar!" Kalderan gritó inclinado de rodillas y limpiando su boca con un pedazo de tela.

"Estábamos preocupados Alkelios. No respondías a nuestros llamados, e incluso cuando te abofeteamos y Kalderan te golpeó, no reaccionaste." Dijo Ildea.

"La mirada en tus ojos…" Risha evitó encontrarse con mis ojos "Era la misma que la de un hombre desesperado que sucumbió al miedo… era el mismo tipo de ojos que la gente de mi villa tuvo cuando corrían despavoridos del ataque de los monstruos… Escapando con todas sus fuerzas, aferrados a cualquier oportunidad a la mano, con la adrenalina al máximo para intentar salvarse, sin importarles cuanto gritaban sus cuerpos de dolor." Cerró sus ojos tratando de deshacerse de esa horrible memoria.

Kalderan la miró por unos segundos y luego so volvió conmigo.

"Entonces, ¿qué sucedió allá Alkelios?" preguntó todo serio mientras se levantaba.

"Vi algo…"

"¿Qué?"

"No lo sé. Algo o alguien, lo que sea que fuese, estaba cubierto de una neblina negra que devoraba toda la luz que la tocaba, y provocaba que toda célula en mi cuerpo gritara de miedo. Mis instintos me gritaban que huyera, que escapara de eso. Esa cosa… lo que sea que fuera, era lo suficientemente poderosa como para derrotarme sin siquiera intentarlo." Diciendo eso, sentí como el miedo regresaba, forzándome a agarrar mis hombros para que no temblaran.

"¿Una neblina negra? Nunca escuché de algo como eso."

"Yo tampoco."

"Podría haber algo escrito en la Biblioteca Real en la capital, pero desafortunadamente, no puedo garantizarlo. No era alguien que estuviera muy al pendiente de la lectura de libros."

"Esto significa que nadie tiene la más vaga idea de lo que era eso, y sin preguntarle directamente a la Entidad que nos aventó a este mundo, entonces nuestra mejor apuesta es encontrar registros de ello en algún libro en donde sea…" dije suspirando y rascando mi cabeza.

Hubo un silencio durante el cual pensé en lo que podría hacerse por ahora.

El asunto era que, no sentí como que logré llamar la atención de este ser en particular. Lo que sea de cada quien, tal vez fui muy suertudo de escapar de ese lugar antes de ser descubierto. Si eso en realidad si me descubrió, pero decidió no atacarme, se sentía que no podría hacer nada para defenderme de todos modos. No importaba que pensara y que tan duro tratara de pensar sobre eso, no había nada que pudiera hacer.

Todavía soy débil… ciertamente, no tan débil como la vasta mayoría de gente viviendo en este mundo, pero no tan fuerte como aquellos reinando en la cima. Si hay otros seres ahí afuera parecidos a la Entidad Divina o al menos con poder que le pise los talones, entonces yo no podría tener oportunidad en una pelea. Si guardan malicia en nuestra contra, entonces ¿siquiera puedo proteger a mi familia y amigos de su poder? En este punto, cuando pensé en esto, tuve ese sentimiento inquieto de ser como la rana en el fondo del pozo.

Cuando miraba al cielo, me preguntaba qué tan grande en verdad era este mundo. Que tan diferente era comparado con la Tierra y si hubo extraterrestres que tuvieran contacto con los habitantes de este planeta antes de que nosotros llegáramos.

Estas eran preguntas ahora profundamente arraigadas en mi mente, pero no eran suficiente para mantenerme distraído de lo que debía hacer ahora, lo cual era regresar sano y salvo con mi esposa. Estas cuestiones solo podrían ser respondidas con el pasar del tiempo y mientras más explorara este mundo.

Tamara volteó para verme a mí y luego otra vez al camino por donde vinimos. Permaneció de esa forma por otro minuto y luego empezó a relajarse. Confié en los instintos de este pequeño felino, y con eso ya sabía que el monstruo de allá atrás había desaparecido.

Para romper el silencio en el grupo, les dije "Vamos a acampar aquí mientras esperamos a que se haga de mañana. No podemos entrar al pueblo ahorita, las puertas están cerradas."

"Suena bien para mí." Kalderan me apoyó.

Había un buen par de horas antes del amanecer, y mientras que yo quería hacer guardia, mis compañeros ni siquiera querían escucharme pedirlo. Como una madre preocupada por su hijo enfermo, me enviaron a la cama. Kalderan tomó el trabajo de cuidar nuestro campamento, y las dos mujeres me observaron como un halcón para asegurarse de que tuviera un buen y largo descanso. Tamara se acurrucó junto a mi cama y cerró sus ojos.

Dirigiéndome lentamente al mundo de los sueños, me puse a pensar en Seryanna, y recé por su seguridad en donde sea que estuviera. No quería pensar en que sucedería si esa cosa se encontrara con ella.

Mi descanso fue profundo y sin sueños ni pesadillas, lo que probablemente fue lo mejor. Cuando los rayos de sol empezaron a bañar las planicies, abrí mis ojos y me levanté. Los otros sintieron mi ajetreo y también se despertaron. El frío y duro suelo no era como una cama de un hotel cinco estrellas, por lo que nuestros cuerpos estaban más que felices de separarse de él.

Luego de un desayuno ligero, nos encaminamos hasta las puertas del Pueblo Mathias. Entonces, en algún punto del trayecto, Ildea jaló mi manga para llamar mi atención.

Con una mirada tímida y un poco de preocupación que se mostraba a través de su labio tembloroso, me preguntó "Qué… ¿qué piensas del Reino Ten Swords?"

No dijo nada de lo ocurrido en la noche pasada. Fue considerado de su parte, y no me parecía mala idea tener mi mente ocupada en algo más que la figura oscura que aterró mi alma por completo.

Luego de un momento pensando, miré al cielo y respondí "¿Lo que pienso? Bueno, definitivamente no es mi sitio de vacaciones preferido. No puedo decir que odio a este país, pero tampoco que me agrade."

"¿Es así?"

"¿Qué hay de ustedes tres?" le pregunté a los demás.

"¡Nya~! Ten Swords tiene pescado, me gusta. Pero Ten Swords tiene esclavos, no me gusta."

"Fronteras políticas son el límite de la verdadera libertad y progreso, pero solo si son aplicados entre países de mente similar." Dijo Kalderan de manera muy rara y vaga.

"¿Y eso significa?"

"¡Significa que odio el Reino Ten Swords! ¡Entre todas las otras cosas extrañas por las que este país es responsable, también tiene el descaro de ir y restringir mi libertad de viajar!"

"Oh sí, mencionaste en algún momento que el Rey de este lugar promulgó una ley que prohibía a los humanos terrícolas salir del país."

Escuchándolo, Ildea se escondió tras de mí, mirando el suelo y apretando la manga de mi ropa. Estas palabras no son el tipo de opinión que toda persona nacida como princesa quisiera escuchar, pero eran la verdad. Dependía de ella aceptarlas y aprender de esos fallos.

"Me gustaría decir que adoro este reino, pero eso significaría mentirle, su Alteza. Lo siento, pero si alguien me ofreciera un aventón en su caravana fuera de Ten Swords tan pronto como los primeros rayos de Gaia tocaran el suelo, probablemente aceptaría sin mirar atrás. En realidad, esta podría ser la mayor razón por la que permanezco al lado de Alkelios y Kalderan. Veo en ellos la posibilidad de empezar una nueva vida."

"Yo entiendo… este reino, mi reino, no es tan grandioso. Veo cuanto sufre la gente y cuanto se están esforzando. No es un lugar agradable para vivir cuando los plebeyos necesitan trabajar duro para sobrevivir mientras que los nobles holgazanean todo el día."

"No seas hipócrita, Princesa Ildea, no es como si nunca fueses consciente de todo esto." Dijo Kalderan.

"¿Qué? Pero yo…" estaba sorprendida por sus repentinas palabras, pero decían una verdad que incluso la Tierra confrontó en un punto de su historia.

"No es un asunto de no poder o de no ser posible, es un asunto de que no se hizo."

"No, no entiendo."

"Cuando dices que no puedes hacer un cambio o de que no es posible hacer uno cuando la lógica te dicta lo contrario, entonces simplemente no quieres hacer ese cambio o estás muy temerosa de asumir las consecuencias que dicho cambio podrá tener en tu vida, sean buenos o malos. No poder y no es posible son solo una excusa sobre la cual escudas tu falta de coraje para actuar sobre una situación que muy dentro de ti sabes que puedes cambiar, sin importar si tienes éxito o fracasas en el intento." Kalderan arrojó estas palabras como una ametralladora.

Por un lado, la declaración que hizo sonaba cierta, por otro lado, probablemente era muy compleja para entenderse por todos nosotros. En mi caso, estas palabras entraron por un oído y salieron por el otro. En el caso de Risha, sus células cerebrales estaban empezando a gritar de dolor por la sobrecarga de tratar de procesar su significado.




Comentarios

  1. Jaja cerebro de chorlito xD buen cap gracias por traducir y el trabajo echo ánimo y suerteFuersa?) ;D

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