100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-71.1

Capítulo 71: La Razón Detrás de Todo (Parte 1)


[Punto de vista de Kronius]

En esta batalla en contra del antiguo humano Alkelios, mi trabajo y responsabilidad era simple. Todo lo que tenía que hacer era ayudar al maestro Draejan a tener una mejor posición para que pudiera dar un buen golpe a su oponente. Era un ataque en combo que fui forzado a aprender mientras viajaba por el Continente Dragón para elevar mi nivel, ver locaciones estratégicas importantes y pelear contra varios monstruos aterradores. Es altamente dudable que hubiera alguna Mazmorra que no conociera en todo Albeyater y Embryger.

La primera vez que desperté esta habilidad, mi maestro inmediatamente me ordenó que la entrenara hasta que tuviera control total sobre ella.

Ahora, podía hacerlo con los ojos cerrados y gracias a un hechizo de levitación y uno de viento, podía posicionarme en el aire donde tenía una vista perfecta del campo de batalla. No era vuelo real como el de los dragones, pero si combinaba estas habilidades con mi habilidad de teletransportación, fácilmente podía moverme más rápido que cualquiera de ellos.

Observando la batalla de abajo, me di cuenta de cuan calmado estaba en el medio de todo este escenario, y recordé que tan cobarde fui en aquel entonces, cuando fui traído a este planeta.

Hace casi dos años, diez millones de personas fueron secuestradas de la Tierra y luego arrojadas como basura a este primitivo mundo con un nivel tecnológico no más avanzado que el que podías ver en la Europa de la Edad Media. Fallé por completo en ver el uso de tal cantidad de energía para enviarnos aquí, pero aún más en ver que uso iba a tener yo en este mundo del cual ni siquiera quería formar parte.

Como humano, nací en la grandiosa y hermosa Inglaterra del Reino Unido. Mis padres eran plebeyos, pero en estos tiempos modernos, era bastante inútil el distinguir entre clases sociales, aunque, era vastamente conocido que la gente noble tendía a ser de una posición y mentalidad diferente que el resto de nosotros.

La manera en que veían, la forma en que crecían, sus principios y lecciones de vida eran todas diferentes a la de los plebeyos desde varios puntos de vista, especialmente cuando se trataba del asunto de quien estaba destinado a gobernar sobre el otro.

Durante mi juventud, tendía a estar más interesado en salir con mis amigos y mirar un buen partido de soccer en la televisión. Siempre pensé que los videojuegos en general y negocios interesados en esta industria eran bastante zafios e impropios de alguien que creció en el Reino Unido. No importaba que, fallé en ver su uso en nuestra gran sociedad.

Cuando se trataba de los estudios, yo no era el foco más brillante del salón, pero tendía a sobresalir en clases como economía e historia. Era un asunto simple el obtener una nota aprobatoria siempre y cuando me asegurara de memorizar lo que sea que estuviera escrito en esos bobos libros.

Después, fui admitido en la Universidad de Strathclyde en Glasgow para las clases de Licenciatura de Emprendimiento. Finalicé con notas promedio e inmediatamente me metí en un negocio junto a algunos amigos que conocí en la sala de residencia. Entonces, no mucho después de que firmamos nuestro primer gran contrato, la entidad Divina me secuestró y me envió a este planeta de tercera.

En efecto, fui despojado de mi buena fortuna y arrojado en este planeta olvidado por Dios donde la proporción de imbéciles era tan asombrosa como el uso de la magia.

El primer problema que encontré era el ridículo sistema de estado con el que la entidad nos maldijo. Era imposible para mí el entenderlo, yo no veía el punto en asignar estos puntos. Era absolutamente inútil y estúpido el incluso pensar que podría tener algún tipo de efecto, pero contrario a mis creencias, la realidad era muy cruel. Cada punto establecido en el lugar adecuado podía significar la diferencia entre la vida y la muerte.

La primera cosa que vi cuando llegué a este mundo fue la cruel batalla entre un batallón de humanos y un escuadrón de dragones. Los últimos perdieron y fueron rápidamente ejecutados sin pensarlo dos veces. Podía hablar el lenguaje de los humanos tan bien como podía hablar inglés, pero no entendía cómo era posible. Se sentía ridículo que pudiera hacerlo sin haber tenido el estudio y práctica adecuados.

Los humanos me tomaron bajo su cuidado y utilizaron mi habilidad [Pika Boo Blink] en varias de sus tácticas. No tuve mucha opción más que seguir su cadena de mando, de otra manera, esos primitivos de otro tiempo me habrían matado de igual manera que a los dragones. Escapar no era una opción ya que no podía irme tan lejos ni siquiera con mi poder.

Entonces, una semana después, otro escuadrón de dragones interceptó a nuestro batallón, pero esta vez, perdimos por completo, y todos los humanos excepto yo fueron ejecutados. Cuando uno de los dragones apuntó su espada para cortarme, me teletransporté unos cuantos pies alejándome y evitando el golpe. Viendo esto, su líder, Draejan Andrakaryus Doesya decidió perdonar mi vida a cambio de convertirme en su esclavo personal.

No tuve opción más que aceptar, pero a pesar de que estaba vivo, mi vida se había convertido en un infierno viviente. No satisfecho con la extensión de mi poder, mi nuevo maestro me ordenó entrenar hasta que me desmayara o ya no me pudiera mover.

Entre sus rutinas de entrenamiento espartano, las cuales consistían en ser golpeado por sus tropas una y otra vez, tenía que ir a varias mazmorras y encontrar mi camino hasta su núcleo. Por supuesto, no tenía permitido quedarme con ningún objeto, pero no me prohibió hacer investigaciones por mi cuenta con mis habilidades y características. De hecho, el me animaba a hacer este tipo de cosas ya que, entre más fuerte fuera, mejor podría serle de utilidad en su campaña para conquistar Albeyater.

Hablando de esto, mi maestro probó ser bastante sabio con respecto a la planeación de toda esta guerra. Cuando me volví su esclavo, él ya había puesto en marcha su plan de más de 40 años. Todo empezó con la invasión de la armada humana. En ese tiempo, justo después de que el General Brekkar Draketerus obtuvo la victoria contra el humano Despertado Avanzado, el maestro Draejan, aunque bastante joven en ese entonces, dejó la capital y reunió a los nobles que se escaparon de esas tierras. Ofreciéndoles refugio, hizo que le debieran un favor, que más adelante el planeaba cobrar.

A pesar de no haber despertado, los demás estaban impresionados por sus acciones y le concedieron grandes favores entre la alta sociedad. Viendo como era de sangre real, su abuela siendo la respetada Reina, el maestro Draejan fue capaz de controlar hilos que de otra manera nunca hubiera alcanzado.

Usando estos favores y bajo el pretexto de establecer buenas conexiones con los reinos vecinos, el maestro Draejan viajó en los siguientes años por el mundo con el fin de asegurar la fuerza combativa que necesitaría para esta batalla. Por supuesto, nunca me contó nada esto, pero aquellos que hicieron tratos con él tendían a recordárselo incluso cuando yo andaba por ahí. Juntar dos o tres cosas no era algo tan difícil para alguien con mi educación.

Mi trabajo en su plan era de otra índole. Iba a actuar como mensajero al principio, teletransportándome por ahí trayendo preciados mensajes a aquellos que eran sus aliados o peones. Las posibilidades de que yo fuera capturado eran bastante bajas.

Cuando tenía tiempo libre, fui enviado a visitar varias locaciones por todo el reino, para que supiera a donde teletransportarme en un futuro.

La Villa Pertiko fue mi primer trabajo real donde actué por mi cuenta. Mi misión era causar una gran distracción que fuera suficiente para que el Reino moviera a un grupo de tropas hacia esta pequeña villa y le ofreciera a mi maestro la oportunidad perfecta para realizar otra parte de su plan. No tenía idea de qué con exactitud, pero tenía el presentimiento de que tenía algo que ver con el ejército Brekkar, el cual se encontraba todo en la capital.

Cerca de Pertiko había una pequeña mazmorra donde había entrenado en mis primeras veces para alcanzar un nivel decente. Ahora que había regresado, ya sabía exactamente a donde teletransportarme, así que lo que hice fue casualmente enviar todos los monstruos no muertos que aparecían adentro de la mazmorra hacia afuera, cerca de la villa. Me mantuve haciendo esto por un tiempo hasta que un gran número de ellos se juntaron en la superficie. Para hacer las cosas más fáciles para mí, amenacé a la Mazmorra con destruir su Núcleo si no me obedecía. Ahora solo tenía que esperar y presenciar la aniquilación de las tropas draconianas enviadas aquí.

Desafortunadamente, fue ahí cuando ÉL hizo su primera aparición… Alkelios Yatagai, un héroe de la Tierra al igual que yo. Sin embargo, la diferencia entre nosotros no era solamente de edad sino también en fuerza. Probó ser más poderoso que yo, y en un nivel totalmente ridículo.

Apenas y escapé con vida, pero cuando el maestro Draejan escuchó mi historia, no parecía estar muy impresionado, o más bien se le hacía difícil el creer en mis palabras. Alkelios ya era un individuo atroz habiendo crecido tan poderoso en tan poco tiempo y sin pasar por ningún entrenamiento infernal como yo lo hice, pero pensar en que se podría volver aún más poderoso envió un escalofrío a mi espalda.

Esa noche, decidí que dentro de mi plan para escapar de las manos de Draejan, debería incluir unos cuantos métodos para deshacerme de amenazas como Alkelios si fuera a encontrarme con ellas en el futuro. Para mi mala fortuna, planear era más fácil que hacerlo. No tenía idea de cuáles eran los alcances de las capacidades de ese hombre, y todavía estaba el misterio de qué tipo de habilidades había obtenido de la entidad. Encima de todo, yo mismo enfrentaba una falta de habilidades útiles.

Hasta ahora, apenas y había recibido alguna habilidad de combate que valiera la pena. Lo que sea que obtuviera de la lista de habilidades de la entidad se sentía como premios de consolación en una lotería. La mayoría de ellas simplemente me ayudaba con labores de la vida diaria, como la habilidad [Drowned Cat], la cual básicamente era un hechizo limpiador de cuerpo. Ni siquiera la podía utilizar en otros y gastar 10 puntos de habilidad por ella se sentía como un completo robo.

Fue cerca de la fecha cuando Alkelios llegó a la capital que yo me encontraba entrenando en una mazmorra en algún lugar del Imperio Embryger. Subí de nivel como siempre, pero esta vez, recibí una habilidad muy útil, aunque su nombre dejaba mucho que desear.

Se llamaba [Goddess’ Period]. Me permitía crear gotas de sangre cristalizadas, las cuales podían ser imbuidas con fuerza vital de los monstruos. A diferencia de la absorción natural, esta consumía incluso el cuerpo del monstruo, sin dejar nada atrás. La ventaja era que una vez que utilizaba el cristal de sangre, me concedía el doble, y recientemente el triple de la cantidad normal de fuerza vital.

No mucho después de que utilicé [Goddess’ Period] para incrementar mi Nivel de Poder, me di cuenta de que ya no recibía más Puntos de Habilidad. Era el costo que tuve que pagar por subir de nivel rápidamente con ellas. En lugar de usar los cristales en mí mismo, mejor los reuní para el Maestro Draejan. Él no adquiría puntos de habilidad como yo lo hacía, así que era mejor que él los utilizara.

Cuando vi su pelea con Alkelios, podía notar que, sin esa ridícula habilidad mía, el maestro Draejan no hubiera estado ni remotamente cerca de lo poderoso que necesitaba ser para darle un golpe decente a ese monstruo volador.

En realidad, llamar a ese antiguo humano un monstruo sería equivocado… Todos estos dragones no eran nada más que monstruos y brutos. Si había algo que aprendí de mis viajes a través del Continente Dragón, era el hecho de que el único dragón bueno era un dragón muerto. Los humanos tenían todo el derecho de pelear y exterminarlos. No solo eran diferentes de nosotros, ellos no guardaban remordimientos hacia aquellos más débiles que ellos. Si parecieran amigables al principio, el momento en que girabas tu espalda, saltaban sobre ti como una jauría de hienas.

Eran monstruos sanguinarios, todos ellos.

"No importa si Alkelios gana o no, lo mataré…"

Había unas pocas formas de lograr esto, solo tenía que estar preparado, eso era todo. No era como que no hice nada durante el tiempo en que el maestro Draejan subía de nivel. De no hacerlo, era seguro que moriría tarde o temprano. Para mí, era una batalla por la sobrevivencia, no un simple paseo por el parque como lo era para Alkelios. Siendo el amado protegido de esos poderosos dragones le concedía un camino rápido al éxito. Incluso su derrota ante Draejan hace más de un año no fue nada más que un desafortunado accidente.

[Pika Boo Blink] y [Goddess’ Period] no eran mis únicas habilidades especiales que obtuve de esa infernal lotería. Me las arreglé para adquirir un manojo de la clase combate. No eran nada extraordinario o tremendamente poderosas, y eran muy pocas en comparación del número de habilidades similares a [Drowned Cat]. Pero de todas ellas, dos sobresalían.

[Flying Bull Drink] era una habilidad que me permitía absorber la fuerza vital de enemigos muertos al doble de velocidad y cantidad que cuando lo hacía naturalmente. Luego de mejorar la habilidad, el ritmo se incrementó del doble al triple, luego al cuádruple y luego al óctuple. Estaba subiendo de nivel como loco gracias a esta habilidad.

Dos meses después, mientras terminaba el séptimo piso de una mazmorra en el Reino Novarak, finalmente obtuve una nueva habilidad de combate…

[Grandpa 10 yo] era su nombre, y me permitía capturar monstruos que hubiera debilitado a través del combate. Todo lo que tenía que hacer era apuntarlos y gritar ‘¡Los voy a capturar a todos!’. Era ridículo, pero funcionaba. El monstruo terminaría encogiéndose y atrapado dentro de una esfera transparente de 4 centímetros de diámetro. Podía verlo adentro en forma miniatura, gruñendo e intentando lo mejor para escapar.

Era imposible. A menos que gritara ‘¡Libera al (nombre del monstruo)!’ mientras arrojaba la esfera, ellos no serían liberados. Si lo lanzaba a un enemigo, el monstruo entonces sería obligado por magia a atacar a mi enemigo. Cuando la batalla finalizara, el monstruo regresaría por sí mismo a su esfera.




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