100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-111.1

 Capítulo 111: La Lealtad de Sergei Ruva (Parte 1)


[Punto de vista de Alkelios]

No había nada más pacífico que despertarse con los gentiles rayos del sol bañando tu rostro, con un pequeño pájaro cantando en la ventana y unas cuantas mariposas volando por casualidad en ese momento. Bueno, ¡todo eso habría sido absolutamente agradable de no ser por el hecho de que tenía el apestoso pie de un dragón en toda mi cara!

Tuvimos que rentar dos habitaciones grandes en la posada, una para las chicas y una para nosotros, debido a que Ildea y Risha me miraron extraño cuando sugerí que eligiéramos la gigantesca que los nobles usualmente utilizaban. A Drumora no parecía importarle debido a que confiaba en nosotros. Lo que no esperamos era que las camas fuesen tan débiles y endebles y el espacio era más pequeño que lo anunciado. Apenas tenía lugar para poner mi cama tamaño rey. Como resultado, nos tocó compartirla. Sobraba decir que el gran lagarto del grupo tomó la mayor porción para descansar, mientras el pobre Amadeus era aplastado en una esquina por Kalderan.

Hubo unas cuantas veces donde el pensamiento de cambiar a mi forma de mitad dragón cruzó mi mente, pero habría sido demasiado cruel para el pequeño Príncipe Akutan.

Bueno, no se puede poner peor que esto… pensando eso, sucedió algo, como si una especie de entidad maliciosa me escuchara, Coshun dejó salir un largo, sonoro y apestoso pedo.

¡POOT!

"Oh, por el amor de… ¡OXÍGENO! ¡NECESITO OXÍGENO!" corrí hasta la ventana, asustando al ave y ahuyentado las mariposas, o más bien, acabo de salvarlos de un trágico y gaseoso destino.

"Ugh…" Kalderan empezó a quejarse en su sueño y Amadeus pasó de un tono pálido a azul en su rostro.

"Despertado por un gas de dragón real… eso es nuevo."

Sin embargo, cuando le eché un vistazo a la calle, noté a alguien asomándose en la esquina con su cabeza cubierta con una capa oscura. Ese sujeto era la definición de la palabra ‘sospechoso’. No parecía haberme notado, o tal vez pensaba que yo no podía discernir cuán lejos estaba de la posada, pero definitivamente estaba mirando en esta dirección.

¿Hay algún huésped al que esté espiando? No creo haber visto a alguien digno de notar… Pensando eso, miré a mi habitación e inmediatamente entrecerré mis ojos al grupo.

Era como si flechas gigantes estuviesen apuntándoles y diciéndome la razón de porqué alguien estaría espiando este lugar. Uno era un príncipe dragón, el hijo adoptado del Rey y Reina de Albeyater. Junto a él estaba un Héroe Humano y en la esquina de la cama el pálido príncipe exiliado de la más poderosa nación humana, el Imperio Akutan. Junto a nuestra habitación se encontraba la actual princesa fugitiva de esta nación, Ildea, junto a Drumora, la hermana del 
Príncipe de Akutan, siendo sus únicos defensores una nekatar que solo las mantendría a salvo de insectos y ratas y una aventurera que no tenía lugar a donde ir. Luego estaba yo, podía sentir las flechas perforando mi espalda cuando pensaba sobre mi estado actual en este mundo: Duque Draketerus, única esperanza de la Reina de Albeyater, Héroe de la Guerra Civil de Albeyater, mitad draconiano de Escama Dorada, Héroe Humano Multi Propósito con una mini bomba nuclear a su disposición.

"OK, retiro lo que dije, hay varios objetivos de dónde escoger…" dejé salir un suspiro y miré de vuelta al espía, pero parecía que se había largado a otro lugar.

Ya sea que estuviera aquí por alguien de mi grupo o no, honestamente no me importaba. Éramos bastante poderosos como para que nos molestaran pequeñeces. Si se atrevían a enviar asesinos, será mejor que envíen a alguien que pueda pelear en términos iguales a varios Despertados Avanzados o Despertados como los llamaban los humanos.

"Debería revisar como están las chicas luego de lavarme la cara." dije bostezando.

Cerca de una hora después, todos estábamos abajo, comiendo nuestro desayuno y planeando las actividades de hoy. No sentí que debiera mencionar al tipo sospechoso por ahora debido a que no quería ponerlos en alerta. Además, había probabilidades de que el sujeto no estuviera aquí por nosotros, sino por alguno de los discretos ricachones importantes.

Salimos de la posada tan pronto terminamos el almuerzo, y sin que siquiera pasara media hora después, ya nos encontrábamos dejando atrás la Villa Olfango. Los únicos que parecían estar un paso adelantados eran los comerciantes y guardaespaldas que tenían asuntos pendientes en la capital o que tenían un horario ajustado. Luego de una buena noche de sueño, lo que aquí era mucho más largo que en la Tierra, todos estaban frescos y listos para enfrentarse a todos los monstruos y villanos que se cruzaran en su camino.

También había otros viajeros que no eran ni comerciantes ni aventureros acompañando a estos últimos. Todos eran gente ordinaria como el resto de nosotros, quienes estaban ya sea visitando a familiares o viajando, visitando el país. Cualquiera fuera el caso, el potencial de nuestro grupo siendo atacado en plena luz del día era un poco alto. Un área con buen tráfico también significaba que de vez en cuando habría individuos que se sentirían seguros incluso si no traían alguna escolta y por ende terminarían siendo asaltados por bandidos o ladrones.

Nuestro grupo era muy diverso y muy grande como para convertirse en objetivo, así que viajamos sin preocupaciones. Incluso si alguien fuera lo suficientemente estúpido para intentar algo, solo terminaría siendo un buen objetivo de práctica para los pocos que necesitáramos pulir habilidades, como Coshun o Kalderan. Ese nuevo tipo de ataque, con esas extrañas balas, fue bastante impresionante, y no pude evitar preguntarme que tan lejos podría llevarlo si tuviera la oportunidad y recursos para lograrlo.

Luego de más o menos dos horas de viaje, después de pasar un cruce de caminos que guiaban a unos puntos de interés cercanos, nos detuvo un viejo hombre quien era la viva imagen de un mayordomo. El hombre vestía un esmoquin color negro, tenía su pecho en alto y una mirada firme en su rostro. Su cabello plateado peinado hacia atrás, y los guantes negros de sus manos denotaban un carácter refinado y elegante, así como la forma en que el mismo se sentía. Cada paso era como una presentación de todo su ser, cada movimiento era refinado al punto de que no necesitaba realizar manierismos innecesarios. La mirada de sus ojos era la de alguien de estatus alto.

A pesar de que todo en esta persona me gritaba mayordomo, no era imposible que para otros gritara noble estimado.

"Su Alteza Ildeanussi Vermida Kor, que agradable verla viva y sana. Parece que los rumores de tu muerte fueron... gravemente exagerados." Dijo en el momento que vio a la Princesa.

Viendo esto, Coshun ya había dado un paso para protegerla.

"¿Un lagarto idiota está intentando defenderte? Que sorpresa, aunque, no es como si su acto de valentía signifique algo luego de este día." Declaró presumido mientras tronaba sus dedos haciendo que aparecieran más o menos treinta hombres y mujeres desde las sombras.

Todos portaban el mismo tipo de armadura de cuero negro con una capucha oscura para ocultarlos mejor en la noche. En su cintura, tenían una daga, una espada, y algún tipo de botellas, probablemente una especie de estimulante o veneno. La mirada de sus ojos variaba de individuo a individuo, algunos nos veían con desprecio, otros con burla, algunos con un exagerado aburrimiento, casi como si estuvieran aquí solo para sacar la basura.

No me sorprendía, ya sabía que estaban acechando en los alrededores, escondiéndose en los arbustos desde hace tiempo, pero estaba curioso por ver que planeaban hacer. Inicialmente, pensé que eran un grupo de bandidos bien entrenados o ladrones que estaban de paso. En este punto, empezaba a creer que eran más bien asesinos expertos.

De todos modos, tarde o temprano tenían que aparecer ante nosotros. La cuestión era que persona real era su blanco.

"Sergei… Ruva… creí que estabas muerto." Dijo Ildea luego de un momento de sorpresa.

Ah, es ella.

"¿Muerto? No, tonta Princesa, meramente pretendí parecer muerto con el fin de que huyeras por algunas de las partes más desdichadas del Reino Ten Swords. Honestamente, esperaba que murieras en los barrios bajos o que fueras vendida como esclava a estas alturas, pero ¿quién habría imaginado que encontrarías a este alegre grupo que se atrevió a protegerte e incluso a confiar en tus palabras de fábula?"

"¿T-Tu h-hiciste que?" preguntó Ildea con sus ojos totalmente abiertos.

La inocencia y tal vez falta de experiencia de la Princesa todavía era visible a través de esta simple reacción. En lugar de aceptar este repentino cambio e intentar hacer lo mejor para salir adelante, tenía problemas para dar el primer paso, el cual era sobreponerse a la sorpresa. Pero igual, no podíamos esperar tales cosas de ella, al final, seguía siendo humana, y este asunto podía ser visto o incluso pensado como algo bastante inhumano si se realizaba la primera vez sin alguna explicación de antemano.

Viendo esta situación, decidí dar un paso y preguntar "Así que, ¿cuál fue el motivo de la traición? Dinero, fama, mujeres, ¿un buen plan de retiro?"

"Probablemente ninguna y probablemente todas." Respondió con una sonrisa.

"Alkelios, Sergei… es mi mayordomo, el hombre que me ayudó a escapar, pero… esto… no sé porqué…" cuando se giró para verme, al mirar sus ojos, pude notar suaves lágrimas hasta sus mejillas.

Había muchas emociones atormentándola en su interior. Estaba la traición de alguien que creía muerto, quien fue leal a ella hasta el final. Ella creyó en ese sacrificio y planeaba honrarlo de alguna manera cuando tuviera la oportunidad. Vivir por alguien que sacrificó su propio futuro por ti era un gran incentivo, pero saber que todo eso era una farsa podría convertirse en uno de los peores dolores que un humano podría soportar.

También se encontraba la confusión de la situación, viendo los muchos asesinos que trajo consigo quien pensaba era leal a ella, empezó a temer por nuestra seguridad. Ya mostramos que somo capaces de grandes hazañas de fuerza, pero la mente humana necesitaba tiempo para adaptarse a estos repentinos cambios. Incluso Kalderan seguía teniendo dificultades para acostumbrarse a mi sentido común, así que no podía esperar que la Princesa chasqueara sus dedos y solo lo hiciera.

Probablemente había más emociones entre las que ya mencioné, como la razón del porqué la traicionó, porqué esto le estaba sucediendo, y cuando iba a acabar. Estas preguntas traían consigo dolor y regocijo, y estaban luchando en su corazón como dos países en guerra.

"Ildea… confía en nosotros, te sacaremos de esto y te ayudaremos a llegar a la capital."

Justo entonces, no podía pensar en algo mejor para decirle, y quedaría solo ver si estas palabras eran las correctas para ellas. De no ser así, entonces solo desearía el poder arreglar mi error.

"Alkelios, deja que me encargue de esa molesta oveja." Dijo Coshun.

Cuando lo miré, vi una rara determinación en sus ojos. Su mano ya estaba sujetando la empuñadura de su espada, y no muy lejos de él, Kalderan, ya preparaba sus SMG.

"Destrózalo."

"¡Sí!" dijo dando un paso al frente desenfundado su espada.

"Risha, cuida de los niños y de Ildea." Luego tomé un paso al frente, de pie junto al príncipe dragón.

"¡No dejaré que nadie toque ni uno solo de sus cabellos!" dijo con orgullo desenfundando su espada.

Tamara se ocultó detrás de Ildea, y Amadeus mantuvo a su hermana cerca.

"Bueno, de alguna forma, de alguna manera, siempre te las arreglas para meternos en problemas." Kalderan se quejaba lanzándome una mirada.

"Si fueras tan infeliz por eso, no estarías sonriendo ahora mismo."

"…" su respuesta vino tirando los gatillos de sus ametralladoras.




Comentarios

  1. Uf uf que hijodesuputamadre es ese mayordomo y la concha que lo remilpario ....

    Grax por el cap A.S.F :,D

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