100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-110.3

Capítulo 110: Rumores y Susurros (Parte 3)


Continuamos cambiando opiniones y pensamientos sobre este torneo por un poco más de tiempo, pero otra cosa además de posibles reglas y nobles espectando, no tenían nada más importante por compartir. Tratándose de noticias sobre los lugares que viajaron, tenían muchas, en su mayoría tristes.

Jundas era el mayor entre los cuatro, y nos contó cómo eran las cosas antes del reinado del Rey Andarkuzzi Ammerundiel Kor. A pesar de sufrir una derrota desastrosa en el Continente Dragón, todavía seguían fuertes y orgullosos. Tenían un ejército solemne y sus campos eran ricos en cosechas, trabajados por hombres y mujeres. Los impuestos eran bajos, ni mucho ni poco, y los nobles no eran quisquillosos.

Sin embargo, el Rey incrementó los impuestos y parecía que no estaba bien informado sobre el estado del Reino. La única que hacía apariciones públicas era su Majestad la Reina Vermida Kor. Siempre mostró preocupación por la gente, aunque ella viniera a Ten Swords como una Duquesa del Reino Devask.

Con el pasar de los años, Jundas casi podía percibir la forma en que las sonrisas de la gente desaparecían y como en los nobles crecía la codicia y la corrupción. Con el alza de los impuestos, el deseo de la gente de trabajar las tierras disminuyó hasta que muchos de ellos no podían permitirse el sustentar sus tierras. Forzados a vender o a mudarse, muchas familias y vidas fueron cambiadas para peor.

Para aquellos como Jundas, siempre y cuando hubiera monstruos en el exterior, había comida en la mesa. La vida de un aventurero era una donde tenían que enfrentarse al peligro diariamente. Desafortunadamente, muchos de los nobles no pensaban en lo peligrosa que era esta línea de trabajo o cuantos sacrificios tenían que hacer estas personas para que ellos pudieran disfrutar el vivir seguros y cómodos en sus palacios y mansiones. Así, cuando me dijo que hace quince años los impuestos sobre los aventureros eran casi tres veces menores que lo que son ahora, me sorprendió mucho.

Ahora mismo, estaba consciente del hecho de que los impuestos que teníamos que pagar cuando vendíamos cosas al Gremio o a una tienda regular estaban por las nubes, pero pensé que era algo normal en todos lados. Claro, no estaba bien informado de la fluctuación de los precios en este país debido a que guardaba la mayoría de materiales que recolectaba para mí. Incluso así, nunca escuché a Risha o Kalderan quejarse sobre esto.

"Impuestos altos significa más trabajo, y más trabajo significa más monstruos por matar, lo que nos lleva a sus números yendo abajo…"

Todos tenían una mirada triste en sus ojos.

"¿Se están acabando los monstruos?"

"Están migrando… huyendo… y sí, acabándose." Dijo Mainer.

Luego de tomarme las ultimas gotas de mi bebida, puse el tarro en la mesa y dije "Como dije, las bebidas van de mi parte. Bueno, debo irme ahora, pero muchas gracias por sentarse conmigo y platicarme todas estas cosas."

Llamando a la mesera con un gesto de mi mano, le pedí que me dijera cuanto debía pagar por la mesa, y luego le di toda la cuenta con su respectiva propina.

"¡Te agradecemos a ti por las bebidas gratis chico! ¡Espero que tengas buena noche!"

Al salir de la taberna, ya estaba oscuro afuera. Los noches y días en este planeta eran más largos que la Tierra, pero para ahora ya estaba acostumbrado a ello, y gracias a mi nuevo cuerpo, tener sueño luego de estar despierto por más de 20 horas era cosa del pasado.

No me sentía cansado, y aunque sabía que podía seguir escuchando más rumores y chismes, decidí acabar ahí. Las cosas que obtuve de esos aventureros experimentados era lo más importante en mi opinión. Aprendí que el Reino Ten Swords pasó de ser lo que todos pensaban como una buena nación para vivir a una donde solo el pensar dejarla era considerado un crimen.

Impuestos elevados, corrupción entre los nobles, pobreza, había tantas cosas pasando en este país y unas cuantas completamente pasaron desapercibidas de mi radar y el de Kalderan, debido a que eran cosas que solo los viejos podían recordar. Nunca me pasó por la cabeza que, en algún punto, los impuestos en los aventureros locales fuesen tres veces menor que hoy en día.

Para empeorar las cosas, el Rey sonaba como un desperdicio de sangre real, mientras que la gente, en especial los plebeyos, parecían favorecer a la Reina, quien de hecho era la hija de un duque extranjero. Era un poco triste cuando lo pensaba, pero incluso Ildea podría no estar consciente de todos estos cambios. Siendo alguien que vivió en el Palacio Real toda su vida bajo el mandato de su padre, no fue capaz de atestiguar el país de su difunto abuelo, el que la gente amaba.

Al regresar a la posada, encontré a la Princesa sentada en una mesa vacía a un lado de la habitación. Estaba bebiendo una taza de jugo de fruta mientras miraba por la ventana a los guardias pasando. El sentimiento de pérdida la cubría, como una nube oscura en un día de tormenta. Nadia quería acercarse a ella a pesar de que en estándares humanos era hermosa y atractiva. En el rincón alejado de la habitación, estaba cierto dragón observándola como un guardia imponente, listo para saltar en el momento que se encontrara en algún tipo de problema.

"Volviste. ¿Como estuvo tu paseo por esta pequeña villa?"

"¿Pequeña? Dale otros cinco o diez años y se convertirá en un pueblo rebosante."

"Hay mucha gente viajando y saliendo de la capital, ¿no es así?"

"Sí."

"Sabes, mientras estaba sentada aquí sola, siendo resguardada por un dragón gruñón en la esquina." Se rio.

"Cree que está siendo sutil."

Antes de que pudiera continuar, la mesera trajo mi bebida y le agradecí. Un par de minutos después pasaron sin que ninguno dijera algo, mientras yo tomaba sorbos de mi tarro. Era la primera vez que tomaba cerveza como si fuera té caliente.

"Sabes…"

"¿Hm?"

"Estando sentada aquí, escuché a varios individuos hablando acerca de lo que está ocurriendo en la capital. Para ser honesta, me volví muy consciente de muchos de esos rumores, pero también seguía encontrando difícil aceptar lo lejos que ha caído mi padre. De cierta manera, tal vez aun deseo que fuera el mismo padre amoroso que fue cuando yo era joven."

"¿Lo era?"

¿Era esto lo que quería decir antes de que interrumpiera la mesera?

"Sí, o al menos lo que me gusta creer."

"¿Como era él?"

"Mas amable que ahora. Le importaban las palabras de mi madre y escuchaba sus consejos… recuerdo que una vez recogí una flor del jardín. Probablemente tenía cuatro años, y se la llevé. Dijo que era el regalo más hermoso que alguien jamás le haya obsequiado. Estaba mintiendo, pero para mí, una niña, significó mucho."

"Entonces empezó a cambiar."

"Sí… poco a poco, tal vez la aparición de los Héroes Humanos solo adelantó un proceso que hacía años que comenzó."

"¿Crees que pudiste haber hecho algo para cambiarlo?"

"No lo creo. Mi padre es un hombre muy testarudo, y temo que ni siquiera mi madre pueda hacerlo reinar apropiadamente. Soy una tonta, ¿no es así?"

"¿Hm?"

"Viví en el Palacio Kor sin preocuparme tanto sobre mi futuro o en qué condiciones vivía la gente de este país. Cuando aún tenía poder e influencia, la gente escuchaba cada uno de mis pedidos, pero tan pronto fui forzada a abandonar la seguridad de mi hogar, me encontré en un mundo de dayuk que come dayuk. Un solo error podría resultar en mi muerte, y la gente del exterior estaba más que contenta de ayudar a este país a reducir el número de niños pequeños reales mimados. Fallé… Mi madre no puede hacer nada contra mi padre, y ahora este país está siendo oprimido por él. No hay heredero al trono legítimo, y siendo mujer, no tengo derecho a heredarlo."

"¿Por qué te sigues preocupando por este país cuando todos quieren entregarte?"

"Porque… sin importar cuanto intente lastimarme, todavía siento que sigo conectada a él. Amo este país, y siento como si mi destino se encontrara aquí, no en otro lugar. Pero no puedo hacer nada aquí… porque… porque soy una mujer."

Esta conversación de cierta forma estaba relacionada con la que tuvimos antes de llegar a esta villa. Coshun le contó sobre el matriarcado en el Continente Dragón, pero sería tonto esperar que ella fácilmente pudiera cambiar la mentalidad patriarcal en este reino de un día para otro. Tal vez se dio cuenta de lo inútil que era llevar esta pelea por sí misma. Aunque si pensaba eso en realidad, entonces ese era su primer gran error… pelear solo nunca era la respuesta para cambiar un país.

"Sabes, el Rey recientemente invirtió en un tonto torneo donde los aventureros y guerreros de toda la nación puedan pelear contra otros por tres grandes premios, un total de 30000 monedas de oro. El primer lugar también obtendrá cualquier deseo que le pida a su Majestad."

"Tanto dinero… con un tesoro ya en decadencia, solo nos llevará a la ruina."

"¿Qué habrías hecho tu con el dinero?" diciendo eso miré a Coshun rápidamente.

El dragón tenía buen oído, así que, aunque estuviera lejos de nosotros, no había diferencia a si estuviera con nosotros en la mesa.

"Tener o no dinero no es el problema, sino como es usado dentro del país… los muchos impuestos que tienen los ciudadanos, tendrían que disminuir. Las restricciones impuestas sobre los comerciantes, necesitarían desaparecer y habría que expedir leyes que reforzaran su seguridad. La gente estaría motivada para ir a trabajar y vivir aquí en lugar de querer escapar. Probablemente también promulgaría leyes y reuniría fondos para construir una Academia Plebeya, donde aquellos que no fueron bendecidos por los dioses para nacer como nobles aun puedan tener la oportunidad de obtener buena educación. Por lo que vi, siento que el leer y escribir podría impulsar a este país a grandes alturas."

"Hm, ¿pero en verdad es un sueño imposible?"

"¿Hm? ¿A qué te refieres?"

"Quieres reformar este país, pero, aunque tengas buenas ideas, no son para nada risibles. Hablando en confianza, no tienes lo que se requiere para volverlas realidad." Luego de eso bebí el resto de mi tarro de un trago "¡Puha~! ¡Qué bueno estaba!"

"Entonces… que puedo…"

"En cualquier país hay una Reina y Rey. En Albeyater, la Reina maneja todas las cosas que mencionaste, mientras que el Rey supervisa la protección de la nación, dirige el ejército, y es el soporte principal de la Reina."

"Pero esto no es Albeyater."

"No lo es, pero, ¿qué te detiene de hacer algo similar? Convertirte en una Reina digna de respeto con un Rey suficientemente poderoso que apoye sus sueños, pero… hasta entonces primero tendrás que poner tus manos sobre ese trono." Me levanté de la mesa. "Lo último podría no ser más difícil que lo primero." Le susurré antes de irme.

Cuando pasé a Coshun, le dije "Ve con ella." Y me largué a mi habitación.

Una vez ahí, le envié un ping a Seryanna y me senté en la mesa. Miré por la ventana y empecé a pensar sobre las veces que los dos la pasamos juntos. Hubo muchos donde yo era un idiota, mientras que ella estaba muy anclada en sus propios temores para darse cuenta de que se estaba alejando de mí. Necesitamos de alguien tan inteligente como Kataryna para juntarnos, pero desde entonces, fui capaz de avistar estos pequeños errores en la gente a mi alrededor. Donde podía, les daba una mano.

No era cupido, pero permanecer en silencio no era mi estilo tampoco. Aunque en realidad no tenía idea si solo estaba sobre pensando las cosas o si tenía una buena corazonada. Tal vez Coshun solo estaba preocupado como amigo, o tal vez Ildea lo iría a rechazar sin chistar debido a que era un dragón. Había demasiadas cosas que podrían ir mal, y era altamente posible que yo haya malinterpretado las señales de los dos.

Una cosa de la que estaba seguro era que Ildea era una Princesa Real que pensaba de manera similar a una dragonesa. No quería permanecer pasiva e indiferente al sufrimiento de su gente. Quería dar el primer paso y reclamar su lugar con sus propias manos, y luego usar ese poder para nutrir aquello que más le preocupaba en el mundo. Si sus buenas intenciones realmente estaban enfocadas en su gente, entonces una vez que su padre, el Rey, fuera destronado, ella sería capaz de convertir a todo este país en uno que algún día el Reino Albeyater vería como aliado.

Era un sueño hermoso, al menos para mí, pero aún era muy temprano para saltar a conclusiones…




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