100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-77.2

Capítulo 77: Aventura al Frente (Parte 2)



[Punto de vista de Feryumstark]

Mi nieto, Draejan, dio un golpe terrible a nuestra economía y a la seguridad de nuestra gente, y si no fuera por Alkelios y sus amigos, las pérdidas habrían sido más devastadoras. Una pérdida total no habría estado fuera de cuestión, viendo cómo se tenía planeado el que fuéramos atacados por múltiples frentes al mismo tiempo. Ese ejército insectoide del que habló al final realmente me preocupó. Nunca creí que tal especie pudiera existir. Si fueran monstruos u otra cosa, no lo podría decir. El único que podría contestar mis preguntas era Alkelios, pero se había ido. 

En estos pasados meses, las cosas no han sido fáciles para nadie en el palacio. Los embajadores iban y venían más rápido que lo que un dragón podía contar, todos ellos intentando encontrar si fuimos debilitados o no por esta guerra. El escuchar de alguien tan poderoso como Alkelios no pasó desapercibido por ninguno de ellos, y antes de darme cuenta, Elliessara ya estaba plagada con incontables propuestas de matrimonio de todas las naciones en el continente. 

Si Seryanna tuviera más influencia en la política que en el campo de batalla, entonces tal vez esto no habría pasado. Esas dragonesas extranjeras estaban más que felices de ver que ella estaba pensando en una carrera militar. Era fácil morir en batalla, por lo tanto, cualquier dragón cuerdo desearía el dejar tantos huevos como le fuera posible; ya sea un heredero o un discípulo que cargara con su legado y fortuna. Usualmente las dragonesas eran aquellas que tenían por objetivo esto, pero muchas de ellas tenían algún tipo de agenda escondida. 

Un Despertado Avanzado tenía menos probabilidades de morir en batalla que un simple Despertado, lo que significaba que la mejor manera en que una dragonesa podía usar el nombre de su marido era como amenaza. Nadie quería ver a un Despertado Avanzado liderar la fuerza de ataque en una batalla entre nobles. 

Yo conozco muy bien de eso, durante mis días más jóvenes, mi esposa seguido me enviaba a encontrar algo que a ella le atraía como una flor rara o un perfume especial solo para que terminara en una batalla, la cual obviamente resultaba en mi destrozando al noble bueno para nada que se atrevió a apuntar su espada contra mí. 

Cuando volvía al palacio, ella solo me guiaba hacia la habitación y me decía lo bien que lo hice. Para el tiempo en que figuraba el plan en el que había sido utilizado, ya era muy tarde, y por sobre todo no tenía razón para estar enojado con ella. Elliessara, como la mayoría de las dragonesas, sabía muy bien como aliviar la tensión de su marido antes de que este le prendiera fuego a algo por enojo. Seryanna, por otro lado, me hacía creer que ella no era de este tipo. Ella más que nada incendiaria su casa en caso de estar enojada. 

Por esta y unas cuantas razones más, la he llamado a ella y a todos los amigos de Alkelios a una audiencia conmigo. 

Al mediodía, con el sol en lo alto en el cielo, Seryanna, Kataryna, Thraherkleyoseya, Iolaus, Brekkar y mi esposa estaban todos aquí en la Sala de Audiencias esperando escuchar lo que tenía para decir. 

Además de nosotros y un par de guardias de confianza, no había nadie más. Podía hablar con libertad los problemas que me afectaban, al menos hasta cierto punto. 

"¿Puedo decir que Alkelios aún no ha regresado?" 

Todos voltearon su mirada a Seryanna, su esposa. 

"No, su Majestad. He esperado por casi tres meses ahora y todavía no tengo ninguna señal de él. Si regresa, estoy segura de que yo seré de los primeros a quien contacte." 

"Por su habilidad ¿cierto? Bueno, si ese es el caso, entonces lo que estoy a punto de decirles es lo más importante." 

"Somos todo oídos, su Majestad." Dijo Brekkar haciendo una reverencia. 

"Con Alkelios ausente, hay varios asuntos que necesitan ser abordados, empezaré con el de más importancia y entonces procederemos con aquellos que no tienen tanta urgencia y pueden ser discutidos más adelante." Dije y luego me volteé hacia mi esposa. 

En ese momento, todos pudieron suponer que es lo que iba a decir. Sabían la razón por la que Alkelios era tan importante para mí y para el Reino. No era debido a su tremendo poder como Despertado Avanzado, ni su habilidad Divina como Herrero, o el Buff que podía conceder a otros a través de su habilidad [Domador de Dragón]. La razón por la que era tan importante era un poco más personal para mí. 

Mirándolos de vuelta, les dije "La última vez que Alkelios revisó el estado de mi esposa, el [God’s Demise Poison] tenía una cuenta regresiva de 5 años, 3 meses y 2 días. Si no ha cambiado tanto, entonces para ahora debería mostrar que le quedan alrededor de 5 años de vida." 

"¿El té de Hoja Cura-Todo está funcionando?" preguntó Brekkar. 

"Si. Esa es la razón principal por la que su tiempo se incrementó." 

"Pero incluso con el té, no hay garantía de que podamos continuar extendiendo su vida de esta manera, ¿verdad?" dijo Kataryna. 

"Si. Alkelios mencionó que este té era el equivalente a un tónico fortalecedor que la ayudaría a largo plazo pero que nunca se debe considerar como una solución permanente. Es por eso que una vez que se acerque la fecha estimada de su muerte, mi esposa se mudará de la capital a una locación donde el hechizo no pueda afectar a nadie." 

"Pero sería en más de cuatro años desde este momento ¿no es así?" 

"No, eso sería en dos años a partir de hoy. No quiero que el tiempo restante de mi esposa en este mundo sea ocupado con políticas extranjeras sobre cosas sin sentido. Durante los siguientes años, ella ayudará al Reino Albeyater tanto como le sea posible mientras se asegura de entrenar a alguien que tome su lugar en el teatro político." 

"Esa persona será mi hija, Elleyzabelle." Anunció Elliessara. 

"¿La Princesa?" preguntó Seryanna. 

De todos ellos, ella era quien mostró la mayor sorpresa. Los otros reaccionaron como si se tratara de algo obvio. 

"La he escogido por múltiples motivos, pero hasta que mi esposo muera o se retire del trono, la corona no pasará a ella." 

"Ella obtendrá temporalmente el título de la más poderosa dragonesa en el Reino Albeyater, pero esto solo será en caso de que se las arregle para probarse a sí misma que está preparada para ello. Por esta razón, en un mes a partir de ahora, planeo enviarla en una misión diplomática como una embajadora especial." 

"Su Majestad, perdone que mi pregunta suene grosera, pero ¿por qué hablan como si Alkelios no fuera a regresar y estuvieran seguros de su muerte?" 

Esta dragonesa estaba preocupada acerca de la posibilidad de que ya nos hayamos rendido con su marido, pero esto estaba lejos de la verdad. 

"Seryanna, entiendo tu preocupación, pero por favor entiende que no nos encontramos en una posición en la que podamos esperarlo. Cierto, nos ha ayudado demasiado, y siempre le estaremos agradecido por eso, pero nuestro Reino no puede esperar mientras él está ausente. No importa qué tipo de héroe o dios pueda ser, necesitamos enfocarnos en nuestras vidas y continuar con la posibilidad de que tal vez sea demasiado tarde para cuando regrese o que tal vez nunca vaya a regresar." Dijo Elliessara con un tono calmado y de atención en su voz. 

"Yo… yo entiendo. Por favor perdonen mi rudeza."

"Está bien, entendemos que debe ser muy difícil para ti el no saber el paradero de tu esposo. Si yo estuviera en tu lugar, me sentiría de la misma manera."

Y también prepararías más que todo un ejército de dragonesas ensimismadas en formas de traerme de vuelta o de llamar la atención de los dioses para forzarlos a llevarme contigo. Temo que, si yo hubiera sido el afectado por el veneno, este país hubiera pasado por algunos cambios atemorizantes con el fin de salvarme… ¿Qué fue lo que dijo Alkelios acerca de ese tipo de gobierno? ¿Eran miedorías? ¡No, tiranías! Pensé y asentí en silencio.

"Mientras que no sabemos qué tipo de destino se tiene preparado para Alkelios, debemos hacer todo lo que podamos en su ausencia. Solo porque un dragón probó el ser increíblemente poderoso, generoso y amable, no significa que debemos volvernos dependientes de su fuerza. Recuérdalo, joven dragonesa, el Reino Albeyater lo hizo bien en sobrevivir en los pasados siglos sin él, y lo seguirá haciendo a menos que los dioses lo decidan de otra forma." Hablé con un tono calmado, pero firme y fuerte, lo suficiente para recordarle que estaba de pie frente a la realeza. 

No importaba que tan preciado fuera Alkelios como nuestro amigo, nuestras prioridades estaban claras. 

"¿Nuestra ayuda?" preguntó Kleo inclinando su cabeza. 

"Si. Mi esposa mencionó con anterioridad que iba a enviar a mi hija en una misión diplomática como embajadora especial. Durante este viaje, quiero que Sir Seryanna y Sir Kataryna la escolten y ayuden con las negociaciones donde sea requerido." Pude ver un poco de confusión en sus rostros cuando dije esto. 

"El Duque Yatagai nos dejó la fórmula de la cura antes de dirigirse al campo de batalla. Entre los muchos ingredientes requeridos para hacerla, unos no son posibles de conseguir en el Continente Dragón. Por lo tanto, dejaré esta tarea a ustedes tres. De esta forma, cuando Alkelios regrese, no tendrá que preocuparse por viajar por todo el mundo para obtenerlos. Si el destino está de nuestro lado, entonces lo único que necesitará será preparar la cura." 

"Durante sus viajes, también serán capaces de averiguar si aterrizó o no en alguna otra parte de este mundo. También aprenderán de los movimientos de los otros Terrícolas y ver si se parecen a Alkelios en mentalidad y personalidad, o si son similares a aquel que hizo planes en nuestra contra con Draejan. Al mismo tiempo, fortalecerán nuestras relaciones con las naciones extranjeras y de ser posible, hagan aliados en donde antes no los había." Lo dije con un tono firme, tratando de expresar cuan seria era esta misión. 

Siendo Rey, hubiera sido más simple solo ordenarles que lo hicieran, pero estos dragones y dragonesas no eran como mis soldados y caballeros. Era más que suficiente el pedírselos de buena manera. Si estaban conscientes de lo que estaba en juego aquí, entonces siempre intentarían dar lo mejor para completarlo. Un soldado o caballero ordinario no pensaría de esa manera. Estarían más preocupados por su reputación y su paga. Los que eran más leales, ellos tendían a irse un poco a los extremos. 

Así, juzgué que estos dragones y dragonesas frente a mi tenían una más alta probabilidad de completar estas misiones de locura antes que nadie más. 

"Entiendo, su Majestad. Me aseguraré de cuidar a ambas Seryanna y Elleyzabelle." 

"Les daremos todos los fondos que requieran para su viaje." 

"Acerca de eso, su Majestad. ¿Exactamente a donde necesitamos ir?" preguntó Seryanna. 

"Primero, se dirigirán al Continente Relliar, donde se encontrarán con el Rey Kragarr, de ahí zarparán hacia el Continente Dwarf y se encontrarán con los ancianos. Dado que no tenemos intención de poner pie sobre el Continente Humano todavía, necesitarán zarpar de la parte norte del Continente Dwarf para llegar a la parte sur del Continente Elfo. Por ese lado, lo más seguro es que llegarán a las naciones El’doraw. Viajen a través de ellas con términos de paz y lleguen al imperio de los elfos el cual puede ser encontrado en el corazón del continente. Una vez que terminen ahí, tomarán un bote de vuelta al Continente Dragón." 

"Tal viaje tomará al menos un año para realizarse incluso con nuestros barcos más rápidos." 

"Cierto, pero tengo estimado al menos dos años. Algunos de esos reyes son bastante tercos y los materiales que requerimos de ellos no serán tan fáciles de adquirir." 

"¿Tal vez si les enviamos algunos regalos?" sugirió Elleyzabelle. 

"¿Regalos? ¿De qué tipo?" 

"Sobre eso, creo que tengo algo para los dwarfs." Dijo Seryanna mientras recordaba algo. 

"¿Lo tienes?" pregunté sorprendido. 

"Antes de que mi esposo y yo fuéramos al Campo de batalla Pustia, me contó que quería visitar los otros continentes, incluyendo el de los Dwarfs ya que tenía curiosidad de ver que tan avanzada era su metalurgia comparada con la suya. También tenía la opinión de que podría descubrir nuevas maneras de mejorar su propio trabajo. Fue por eso que preparó un regalo para para los dwarfs." 

Cuando la escuché, parpadeé sorprendido. Era sorprendente escuchar que Alkelios, quien tenía una habilidad Divina como herrero, aún tenía más por aprender sobre el oficio. Cualquiera de sus armas podría ser considerada al menos como Artefactos Legendarios, capaces de un desempeño increíble. Como prueba de esto estaban las armas y armaduras de sobra que le ofreció a mi ejército durante la guerra. Incrementaron en gran medida sus posibilidades de sobrevivencia. 

"¿Qué es este regalo del que hablas?" pregunté solo por curiosidad. 

"Un martillo, mi Rey. Un Martillo de Herrero Divino." 

"¡Oh! ¡Eso en efecto podría ser un buen regalo para esos quisquillosos dwarfs! ¡Estoy seguro que no dudarán en ofrecerte su ayuda!" dije con una mirada satisfactoria en mi rostro. 

"Eso esperemos, su Majestad. ¿Pero qué hay de los otros?" dijo Brekkar. 

"¿Podríamos ofrecerles a los elfos algunas de las pociones que Alkelios preparó? ¡Oh! Podría enviarle a la Emperatriz Elfo una receta del Té Cura-Todo que Alkelios me urgía que tomara. Desde la primera vez que lo probé, he hecho unas cuantas modificaciones a la forma en que se prepara para que traiga un sabor más placentero al paladar." 

"¿Té? ¿Por qué no una espada?" pregunté confundido. 

Cuando dije esto, mi esposa simplemente cerró su boca y me miró con una ceja levantada. Sabía en ese momento que he hablado de algo de lo que no tenía idea. 

"¿En serio, cariño? ¿Le darías como regalo a una mujer elegante con gustos finos en arte y música una espada?" 

"Yo… erm… lo siento." 

"Disculpas aceptadas." 

Y era esto por lo que las dragonesas eran las más fuertes en nuestro reino. 

El resto de la audiencia hablamos acerca de afinar detalles para su viaje, y al final de ello, invité a Seryanna y Kataryna a que esperaran un poco para que mi esposa pudiera discutir con ellas el tema de las numerosas propuestas de matrimonio dirigidas a Alkelios. Ese definitivamente era un tema en el cual no era necesaria la presencia de un Rey, así que me retiré a mis aposentos. 

Con respecto a los demás, Brekkar, Kleo y Iolaus, se les dejó a que pensaran por su propia cuenta acerca de lo que querían hacer en los siguientes años. Debido a que, si iban con Kataryna y Seryanna en su viaje, no regresarían por más de dos o tal vez tres años.




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