100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-69.2
Capítulo 69: Sus Batallas (Parte 2)
"¡¿Qué demonios?!" preguntó sorprendido, pero esas serían sus últimas palabras.
Desde el suelo a mi alrededor, géiseres de fuego hicieron erupción hacia el cielo, quemando todo a la vista. Una ola de calor y llamas ardientes me rodearon y se extendieron hacia todos lados.
Cada vez que utilizaba magia de fuego, podía sentirla susurrándome, diciéndome que no me iba a hacer daño, pero que quemaría todo lo demás. Sin control, se podía extender tanto como quisiera, y a través de mi magia, el fuego dentro de mi podía hacer eso, extender sus flamas hasta distancias inalcanzables.
¿Fuego? Podía ser controlado, podía ser domado, podía ser ordenado para que hiciera lo que uno quisiera, sin embargo, la mejor parte de ello era cuando se dejaba libre. Confiaba en mis flamas, y a cambio, no me hacían daño…
Tal vez esto era lo que significaba ser un Draconiano Superior de la Flama Alta... tener una relación especial con mi elemento, una de confianza y amistad…
"¡ARGH!"
Levanté mi cabeza y vi un gran capullo de piedra.
Ya veo… Se escondió ahí dentro. Y así giré la empuñadura de Drachenkrieg.
Si mis flamas pudieran sonreír, probablemente se mirarían como un demente. Cuando les dije que se enfocaran en el capullo en frente de mí, todas las llamas de alrededor se acumularon y chocaron contra su duro caparazón.
¡DON! ¡DON! ¡DON!
Este era el sonido de mi fuego golpeando en la armadura del dragón, aun así, esa armadura suya era bastante buena. Podía resistir tanto calor y sobrevivir tal fuerza explosiva…
No me sorprende que sea un Despertado Avanzado… Un dragón normal hubiera muerto antes de siquiera levantar ese escudo.
Bueno, tuve un poco de ayuda de mi marido, así como de esta oscuridad que nos rodeaba.
Saqué a Drachenkrieg del suelo y me apresuré hacia el capullo, a través de esas llamas infernales. No me quemaron, me acariciaban… me abrazaban y me ayudaban a obtener la fuerza que necesitaba para cortar ese caparazón.
"¡HA!"
La cuchilla cortó, dejando un agujero a través del cual mis flamas podrían escabullirse y cocinar al lagarto adentro, pero entonces sentí algo. Era el instinto que entrené en el Bosque Seculiar, aquel que me mantuvo viva en ese nido de arañas gigantes.
Salté hacia atrás.
En el momento exacto, el capullo se convirtió en una esfera con picos. En mi anterior lugar había protuberancias en forma de agujas saliendo de la esfera.
"¡No creas que ganaste!" gritó el dragón desde adentro mientras saltaba portando una gran hacha en cada mano.
Me estaba apuntando, y pude sentir la ira y furia en sus ojos. Su armadura estaba quemada, y su cuerpo prendido por mis flamas, pero aún se movía… Incluso en este estado, aun podía atacarme.
No por nada se creía que los dragones del Elemento Tierra eran los más resistentes de todos.
"Incluso así… fue un error atacarme de esta forma…"
Dejé que el ataque me golpeara.
Las cuchillas chocaron con mi armadura y fui lanzada varios metros hacia atrás, aun así…
"Como lo esperaba…" dije con una sonrisa en mis labios.
Estaba ilesa y mirando arriba, vi a Alkelios invocando a Jophiel.
Mi amado esposo seguro me obsequió una armadura de locura…
El dragón que me atacó estaba respirando con dificultad y apenas se podía mantener de pie. Estaba cubierto con una armadura de tierra, un intento de detener la incineración de mis flamas.
"Inútil." Dije tomando una pose con Drachenkrieg en mis manos.
La cuchilla se cubrió de flamas, y corrí hacia él. A pesar de que no podía verme, aun podía escucharme y tal vez sentirme gracias al suelo donde pisaba.
Era ahora cuando la luz estaba regresando también. El dragón giró su cabeza en el último momento para mirarme.
Me pregunto cómo me miro en sus ojos.
Trató de defenderse de mi corte con sus hachas, pero el filo de Drachenkrieg las cortó como si fueran ramas.
El dragón de escamas cafés fue cortado a la mitad, y finalmente aplaqué las llamas a mi alrededor.
Mientras su cuerpo caía al suelo, miré en las inmediaciones y vi el suelo chamuscado. Cuando estaba oscuro, no podía estimar que tanto había quemado, pero ahora… podía verlo claramente.
Todo a mi alrededor, en unos cincuenta o tal vez sesenta metros de radio, el suelo estaba quemado hasta volverse negro, y adonde sea que mirase, se podían mirar los restos de las pobres almas que cayeron presas de mis flamas.
"¡¡¡ALKELIOS!!!"
Escuché la voz de ese dragón idiota que alguna vez intentó clamar mi cuerpo y corazón.
Alkelios, por favor termina con la vida de ese miserable tonto que intentó tomarme como su esposa… Mátalo, ya que yo te pertenezco solo a ti, mi amor. Dije y sonreí suavemente.
[Punto de vista de Kataryna]
El Despertado Avanzado de Novarak ni siquiera se presentó. Al igual que muchos de los dragones del lado de Draejan, no veían honor en la batalla ni les importaba las confrontaciones entre individuos fuertes. En sus ojos, todos éramos débiles, pero la cantidad de cuerpos de su lado parecía no aprobar este hecho.
A pesar de que Alkelios no mantenía un ojo sobre toda la batalla, yo si lo hice.
Berros Mandrakea era el que estaba más alejado de nosotros, y estaba manteniendo a raya a los dragones con su poderosa lanza mientras hacía brochetas a otros con su magia de tierra. En un solo golpe, decenas de dragones fueron derribados, pero este dragón todavía no se estaba poniendo serio. Esta batalla era una de desgaste. Mientras menos magia utilizaras para derrotar a tu oponente, mejor. Desafortunadamente, no todos nosotros estábamos acostumbrados a esto o estábamos en alguna situación donde podíamos darnos el lujo de pelear con menos poder. Tal era el caso de las batallas de Kleo y Seryanna.
Las dos hicieron el mejor uso de sus magias elementales e incontables dragones cayeron ante su poder.
Pude haber dicho lo mismo de Mendeles Unvar, quien invocó a su alrededor a miles de guerreros de agua elementales e hizo que se abalanzaran sobre el enemigo. Mientras les proveyera magia, estos guerreros eran casi imposibles de derrotar a menos que te las arreglaras para evaporarlos, congelarlos o esparcir por completo el agua con la que estaban hechos.
Este dragón, a pesar de que se miraba como el más joven de todos nosotros, se estaba divirtiendo mientras destrozaba a miles de enemigos. Sus cuchillas de agua también eran algo terrible ya que cortaban a través de cualquier armadura y arma que tuvieran en frente.
Mientras tanto, esa dragonesa, Novias Oshika, estaba convirtiendo a los enemigos en torpes idiotas con su sobreexpuesta armadura. Sus hechizos de encanto controlaban mentalmente a aquellos que caían en su trampa y hacía que voltearan sus armas hacia sus propios aliados.
En lugar de que Albeyater luchara contra soldados enemigos, ellos estaban peleando entre ellos mismos.
Aquellos que fueron lo suficientemente fuertes para resistir su influencia fueron cortados por cuchillas de viento o por los soldados de Albeyater.
Finalmente, aquel que se encontraba del lado opuesto de Berros Mandrakea era Moros Onias. Él era portador de doble elemento al igual que yo, solo que los suyos eran Hielo y Tierra.
Este dragón estaba matando enemigos a diestra y siniestra con sus espadas encantadas y con hechizos casteados con rapidez y precisión. Su habilidad con la espada ciertamente era mejor que la de los demás, pero sus hechizos tenían una falta de fuerza.
Incluso así, escuché que sus logros en los campos de batalla y en contra de enemigos variados le hicieron acreedor de gran fama, la suficiente para que un pueblo pequeño cambiara su nombre al de él.
Estos cuatro Despertados Avanzados eran como máquinas moledoras de carne que a la vez lideraban la armada de Albeyater. Cualquier dragón que se atreviera a cruzar espadas con ellos terminaría perdiendo su vida, pero no era como si el enemigo estuviera solo sentado sin hacer nada esperando a ser destrozados por ellos. Estaban aquellos que rodearon a los Despertados Avanzados y colisionaron con los soldados de Albeyater, sin embargo, la voluntad de los últimos era mayor.
Luego del rugido de Alkelios, todos estaban llenos de energía y la utilizaron para derribar a sus enemigos. Nuestros comandantes y capitanes que habían cambiado sus armas y armaduras también estaban manteniendo su defensa en contra de múltiples enemigos. Era como observar un combate de veteranos contra principiantes.
En este punto, sentía que los 364000 no eran nada más que una broma, pero aun teníamos que encargarnos de la mitad de ellos. Esta batalla iba a tomar más tiempo, especialmente si Draejan jugaba sus cartas con cuidado. Pero aun así… su primer error fue enviar a este dragón de Novarak contra mí.
Era débil. No solo cometió el tonto error de atacarme en su forma de bestia total, sino que sus ataques eran lentos y ni siquiera conectaban. Solo sus hechizos eran un poco más fuertes que el promedio, pero incluso si peleaba desnuda, podría tomar varios de esos ataques sin ningún problema. Con la armadura de Alkelios, sentía que estaba jugando con un niño.
En una batalla entre Despertados Avanzados, era normal que uno tomara la forma más adecuada o con la que peleara mejor, la cual era ya sea la de bestia total como el que se enfrentó a Alkelios, o mitad bestia como el que estaba contra Seryanna.
En mi caso, se trataba de la forma de mitad bestia, y sospechaba que era lo mismo para este dragón, pero por alguna razón, no la cambió. De haberlo hecho, tal vez no se miraría tan patético.
Oh bueno, no es como que a todos los dragones se les enseñe a pelear con su cabeza. Algunos llegan a este estado sin siquiera entender lo que sucedió. Pensé y me acerqué a mi oponente justo cuando la oscuridad de Alkelios se cernió sobre nosotros.
Me detuve a medio vuelo mientras miraba al dragón ciego disparar su magia como loco alrededor de él.
"¡No sé qué truco utilizaste, pero te voy a matar!"
¿Todos los dragones de Novarak son así de estúpidos?
Ni siquiera necesitaba esquivar ahora, pero llegué a la conclusión de que tal vez él no era el único Despertado Avanzado teniéndonos como objetivo. Aprovechando este momento de oscuridad, cambié a mi forma de mitad bestia.
La armadura azul con blanco entregada por Alkelios era una talla perfecta en mis curvas, y no sentía que mi movimiento se restringiera para nada. Podía volar libremente y atacar como si apenas estuviera vistiendo algo. Era un poco reveladora en aspecto, pero definitivamente la mejor armadura que tuve el placer de portar.
Mi espada, se llamaba Ledyanoy Potseluy, una hermosa espada a dos manos, más grande que la de Seryanna y de un elemento completamente diferente. Con una cuchilla que no mostraba piedad a mis oponentes, y una empuñadura que me hacía sentir como si la agarrara desde que nací, esta arma sobrepasaba incluso a aquellas estimadas como tesoros nacionales.
Para ser honesta, sentía que, si incluso yo me enfrentara sola a estos 364000 dragones, podría salir victoriosa. Aunque, si me tuviera que enfrentar a Despertados Avanzados mientras estuviera en ello, mis oportunidades de ganar disminuirían un poco. Incluso así, ahí estaban, lo que significaba que con el respaldo de tantos dragones y Despertados Avanzados, era imposible el perder para nosotros.
Mirando a Alkelios, vi como invocaba a Jophiel.
Creo que, si él fuera a pelear solo contra todo este ejército, aun así, ganaría, pero a diferencia de mí, dudo que su mente salga ilesa de esto. Después de todo… no puedes decir que matar a un dragón en el campo de batalla es solo matar por la justicia o algo parecido. Siempre y cuando la sangre caliente fluyera por el borde de tu espada, recordarás su último aliento por el resto de tu vida, o hasta que aprendas a aceptar ese hecho y seguir adelante.
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