100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-69.1
Capítulo 69: Sus Batallas (Parte 1)
[Punto de vista de Kleo]
Cuando el rugido de Alkelios se extendió a través de todo el campo de batalla, sentí una descarga de energía repentina recorriendo mi cuerpo. Cualquier duda y miedo que tenia de esta inminente batalla se desvaneció por completo.
Iolaus tomó mi mano y me mostró una sonrisa tranquilizadora.
En esta guerra, podíamos luchar juntos solo gracias a nuestro amigo, Alkelios. Él nos juntó cuando nosotros pensábamos que éramos enemigos jurados. Él nos ayudó a crecer y nos mostró que incluso elementos opuestos se podían amar unos a otros.
Un dragón con escamas negras y otro con escamas blancas volando sobre el campo de batalla.
Dos amantes comprometidos deseando escribir un futuro para el otro… Esos éramos nosotros.
Iolaus era mi vanguardia, y yo casteaba mis hechizos desde lejos, derribando a los dragones que se atrevían a meterse en nuestro camino. Gracias al entrenamiento de mi abuelo, mi prometido era ahora mucho más poderoso que antes. Con un tajo de su espada, partió a un dragón a la mitad, mientras que mis lanzas sombra perforaban a aquellos que trataban de aprovechar este momento para atacarlo.
Cuando uno atacaba, el otro defendía. Los dos peleábamos con una perfecta armonía dándole una paliza a los dragones con escudos de luz y perforándolos con lanzas de oscuridad.
Nuestras batallas no eran mucho comparadas a las de nuestros amigos. Ellos gobernaban el campo de batalla como si fueran dioses retadores, pulverizando a pedazos a quien se metiera con ellos. Los chillidos de agonía de sus víctimas era lo único que quedaba de ellos mientras se perdían en los ecos de las espadas chocando y los rugidos.
Pero justo cuando creía que íbamos obteniendo la ventaja, escuché un grito que atravesó los cielos.
"¡¡¡ALKELIOS!!!"
Era ese despreciable dragón, Draejan, apresurándose hacia nosotros con una ola de incontables dragones. El suelo se volvió oscuro por las sombras de los voladores, mientras que la tierra se sacudía por la estampida de los de abajo.
Tragué saliva cuando vi la cantidad de dragones, aun así pude ver a aquellos pocos designados como comandantes.
"Hermana…" dije volteando mi mirada hacia Seryanna, pero ella apenas había terminado de pelear contra un dragón de escamas café oscuro y con un hacha en cada mano.
Miré a Kataryna y su lucha contra dos dragones de escamas azules y blancas. Mi abuelo estaba con el Rey, enfrentándose a otro dragón de escamas rojas. Una explosión llamó mi atención y cuando me di la vuelta, vi a los guardias de la Reina repeliendo un ataque.
No hay lugar al cual pedir ayuda… pensé mirando hacia la masa de dragones acercándose con el deseo de matarnos. ¿Podemos ganar esto? Sentí como mi cuerpo temblaba.
Mientras empezaba a entrar en pánico, Iolaus voló en frente de mí y me mostró su sonrisa. Un dragón en su forma bestial no tenía la mejor de las sonrisas, pero al menos lo intentaba.
"Estoy aquí, mi amor. Saldremos de esta." Me dijo y luego lamió la punta de mi hocico.
Era un pequeño beso dragón.
Le mostré una sonrisa y asentí.
"¡Vamos!" dije sonriendo.
No había lugar a donde correr y no había vuelta atrás. Esta era mi batalla incluso si me sentía un poco desconectada de todos los dragones debajo de mí. Tenía escamas negras, no las más amadas por los dragones, sin embargo, la Reina no me mostró ningún odio, tampoco el Rey ni la mayoría de dragones en el palacio. Ellos sabían que yo estaba ahí como un guardia especial y debido a que sus Majestades tenían fe en mí, al igual que los demás.
Tal vez el odio hacia los de escamas negras nunca se iría, pero al menos, tenía que detener el odio hacia mi… ¡debía probarles a todos que yo tenía un lugar al lado de mis amigos!
"[Darkness…"
"[Light…"
"…Tornado]!" ambos gritamos al mismo tiempo mientras nos agarrábamos de las manos y liberábamos la energía mágica en la forma del hechizo.
Volamos hacia la ola de dragones mientras rotábamos en el aire. De mi cuerpo, se empezaron a extender sombras creadas por magia de oscuridad, mezclándose con la luz emanada por el cuerpo de Iolaus. Nuestra magia danzaba junta, luz y oscuridad mezclándose como agua y aceite, sin perder su esencia y brillo.
Mientras nos acercábamos al enemigo, la energía mágica de alrededor se empezó a extender, tomando la forma de un vórtice con nosotros en el centro. Era un tornado de luz y oscuridad cuyos bordes eran más filosos que la cuchilla de cualquier espada.
"¡Mátenlos!" gritó el enemigo, pero cuando chocamos con ellos, su voz se silenció.
Las cuchillas de luz juntas con aquellas de oscuridad cortaron a través de sus armaduras y carne. Sus cuerpos cayeron sobre las tropas debajo de nosotros, pero no nos detuvimos ahí. Hicimos nuestro camino a través de su sangre y carne apuntando a los comandantes que guiaban a estos dragones.
"¡Gah! ¡NO!" el primero de ellos murió siendo destrozado por el tornado de luz y oscuridad.
Era increíblemente difícil castear una defensa en contra de este ataque debido a que estaba hecho de dos elementos opuestos. Uno podría protegerse de la oscuridad, pero la luz los cortaría entonces.
Una vez que sentimos nuestra energía mágica disminuyendo, nos retiramos de la masa de dragones y detuvimos el hechizo a una distancia segura.
"Todavía no se ha terminado…" me dijo Iolaus respirando agitadamente.
¡Estaba cansado, al igual que yo, pero aún tenía suficiente energía mágica dentro de mí como para hacer que esos tontos se postraran sobre sus rodillas!
"Demonios de la oscuridad…" empecé a cantar, llamando a mis familiares que vivían dentro de las sombras.
[Punto de vista de Seryanna]
Una vez que me separé de Alkelios, salté en la batalla contra varios dragones voladores. Mi fuerza sobrepasaba la de ellos, y sus ataques no rasguñaban mi armadura para nada.
Mientras más luchaba, más sentía como hervía la sangre dentro mí y todo mi cuerpo llenándose de una energía ardiente.
¡Quiero pelear! Pensé mientras me dejaba caer sobre un dragón debajo de mí.
Gritó y luchó, pero mientras caíamos en picada hacia el suelo, mordí sus alas y las arranqué de su cuerpo. Entonces mis garras cortaron en su espalda y perforaron su carne en el impacto. Estaba muerto, y mis manos manchadas de sangre.
Había varios dragones en su forma de mitad bestia en frente de mí, temblando y mirándome con ojos llenos de miedo.
Tomé un respiro profundo, y libré un torrente de flamas sobre ellos. Gritaron de dolor muriendo uno tras otro. Un dragón intentó atacarme desde atrás, pero su espada se rompió a la mitad cuando hizo contacto con mi armadura. Lo tomé de ambas manos y lo partí a la mitad.
"¡M-Monstruo!" gritó un dragón mientras intentaba alejarse de mí, pero arrojé los restos del dragón muerto hacia él, haciendo que se tropezara.
Con un salto, aterricé sobre él aplastándolo bajo mis garras.
Dejé salir un rugido y extendí mis alas para elevarme hacia el cielo de nuevo.
Una espiga de tierra voló hacia mí, pero solo rebotó en mi armadura. Cuando me voltee a ver quién era el que se atrevió a atacarme, vi a un dragón en su forma mitad bestia empuñando dos hachas. Estaba sonriendo. En el siguiente momento, vi varias espigas de tierra formándose desde el suelo. Todas apuntando a un blanco, yo.
"¡MUERE!"
Me dejé caer sobre el suelo evadiendo el inminente ataque. Una de las espigas golpeó a un dragón que intentaba atacarme por atrás. Pasó directamente a través de su pecho, dejándole un gran agujero.
Esa no es una [Earth Spike] normal.
Mi enemigo parecía ser alguien cercano al Despertar Avanzado, sino es que ya lo era.
Sonreí.
Cuando estaba en cama con Alkelios la noche pasada, me contó cómo se miraban mis estadísticas. A pesar de que mi nivel no estaba tan lejos de ser considerado el de un Despertado Avanzado, mis capacidades estaban casi a la par de uno. Incluso mi abuelo mencionó este pequeño detalle.
Aun así, no puedo ir por ahí y asumir que puedo enfrentarme a uno…
Era un poco difícil luchar en mi forma actual. No era una a la que estuviera acostumbrada, así que cerré mis ojos y regresé a mi forma de mitad bestia. Escamas rojas brillantes cubrían mi cuerpo, y mientras aún mantenía un aspecto reptiliano, no estaba nada cerca del tamaño de antes. Mi altura era de 3.4 metros, solo 20 centímetros menos que mi marido.
Con Drachenkrieg ahora en mi mano, estaba lista para pelear. Esta espada a dos manos era simplemente perfecta para mí. No tan larga como la de Kataryna, pero lo adecuado para que lo portara con una mano y un escudo si lo quisiera.
"¡Mátenla!" el dragón que me atacó ordenó y 50 dragones más cargaron contra mí.
Sonreí y fuego se extendió de mi espada, lamiendo mi armadura y cubriendo mi cuerpo entero de llamas.
"Que demon…" dijo un dragón deteniéndose antes de atacarme.
Su amigo no fue igual de inteligente. Lo esquivé y luego lo corté con mi espada, justo por la mitad. El fuego de mi cuerpo se extendió al suyo, pero esta vez, lo quemó hasta hacerlo cenizas.
Continuando con el movimiento de mi espada, me giré y utilicé el impulso para decapitar a otro dragón. Extendí mi brazo y agarré a otro por la garganta, aplastándolo y convirtiendo sus gritos en gárgaras ahogadas.
Una espiga de tierra vino volando hacia mí, pero la esquivé por un pelo. Pisando al lado, corté a otro dragón a la mitad. Drachenkrieg era una hermosa espada con una cuchilla despiadada, cortaba con facilidad a través de cualquier cosa como si fueran mantequilla.
Fue entonces cuando la magia de Alkelios descendió sobre la región y la luz fue robada de los ojos del enemigo.
Me reí.
"Ahora entonces…" dije apuntando mi mano a mis enemigos utilizando el cántico de [Inferno Storm].
Las flamas se formaron a mi alrededor, llegando hasta el cielo, dando vueltas en espiral como si fueran cientos de demonios. Con mis objetivos en la mira, liberé el ataque sobre ellos e incontables espadas de fuego bañaron a mis enemigos. Era como una inundación de espadas hechas de fuego. Quemaron, cortaron, desgarraron y destrozaron sus armaduras, armas y carne hasta los huesos.
"¡GYAAA!"
"¡¡QUEMAAA!!"
"¡HNGAAAH!"
Sus gritos, todos variaban, aun así, todos cantaron la misma canción de dolor y horror.
No disfruté este infierno que había desatado, pero esto no era el final, ya que entre ellos había algunos que eran del elemento fuego y se las arreglaron para protegerse a sí mismos de las flamas. Así que tomé a Drachenkrieg y la levanté hasta el nivel de mis ojos. Mi cola se balanceaba y mis ojos fijaron a mis objetivos. Mis alas estaban dobladas y la esencia de la carne quemada me rodeaba.
"Ahí voy…" susurré y me apresuré hacia la primera víctima.
Mi espada lo cortó a la mitad, pero antes de que sus restos cayeran al suelo, salté hacia el siguiente blanco y abrí su pecho de un corte. Me di la vuelta y extendí mi mano, manteniendo la cuchilla paralela al suelo. El borde filoso se encontró con el cuello de otro dragón y entonces su cabeza se separó de su cuerpo.
Continué corriendo a través de las flamas ardientes de mi ataque previo y corté a todos los dragones de escamas rojas que sobrevivieron. Entonces, llegué hasta su líder, el dragón de escamas cafés ileso, tomé a Drachenkrieg y la clavé en el suelo solo a unos metros lejos de él.
"¡Liberar!" grité mientras vertía energía mágica dentro de mi espada.
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