100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-58.2

Capítulo 58: El Escape de Draejan (Parte 2)


Kataryna trataba con todas sus fuerzas de evitar reírse. Elleyzabelle, ella solo se mantuvo en silencio todo este tiempo.

Dejé salir un suspiro y en serio pensé acerca de si los dragones varones en este reino eran unos inútiles en frente de sus esposas o si esta era una regla general de algún tipo. También se podía tratar de otra cosa: que los viejos dragones entendían las necesidades de las generaciones más jóvenes, así que simplemente los dejaban ser. Aunque, ¡Feryumstark era el REY! ¡¿Por qué se escapaba?! ¡¿Cómo podía un viejo dragón y noble como él formar parte de esta broma infantil?!

Bueno, esto me decía que era un Rey muy comprensible, pero era necesario… más bien, éramos así de cercanos para que él participara y respondiera en este tipo de bromas.

¿Estas bromas eran normales en primer lugar?

Mi mente estaba divagando en círculos alrededor de estas preguntas hasta que finalmente me di por vencido, dejando que el humo saliera por mis orejas y que mi cerebro se enfriara. No era como que estuviera en contra de la asertividad de Seryanna, pero considerando todo lo que pasó, además del asunto de Draejan, sentí que esto era un poco apresurado.

También era posible que esta fuera simple naturaleza draconiana.

Honestamente, ya no entiendo nada… me quejé en mi mente ocultando mi rostro de los dragones que pasábamos.

No estaba infeliz con esto, pero ser cargado como si fuera una especie de premio de un concurso era un poquito embarazoso… todavía me encontraba en mi forma de mitad bestia, así que la diferencia en tamaño era muuuy evidente…

[Punto de vista de Draejan]

"Ugh… ¿Q-Que sucedió?" rugí y traté de levantarme, pero un dolor terrible recorrió todo mi cuerpo "¡ARGH!"

Mis músculos se sentían como si hubieran sido desgarrados pieza por pieza, aun así, no recuerdo haber sufrido tanto daño. En el duelo, si… el duelo… todo lo que recordaba era esa sonrisa suya al final… cuando me golpeó.

Luego de eso… ¿qué sucedió? Acaso yo… ¿Acaso yo perdí? ¿YO? ¿En contra de un sucio humano? El puro pensamiento de eso me volvía furioso, enojado y me molestaba más allá de lo posible.

Apreté mis puños a pesar del dolor y observé el techo. No podía aceptarlo… y tampoco quería hacerlo.

¡¿YO?! ¡¿Un dragón noble con sangre real?! ¡¿Yo?! ¡¿Aquel que iba a hacer que este reino se inclinara y reiniciara la guerra humana-dragón?! ¡No! ¡NO PUEDE SER! ¡No es POSIBLE!

No dejé que esas palabras mías fueran escuchadas debido a que no sabía quién podría estar oyéndome. Este reflejo fue formado con el paso de las décadas e incluso cuando estaba completamente molesto, ni siquiera un pio salía.

"Maestro, por favor cálmese, se encuentra herido."

Observándolo, apreté mis colmillos y le pregunté "¿Qué declaró el Rey?"

"Usted, perdió."

"¡Tch!" chasqueé con mi lengua y me recosté de nuevo.

"El curandero dijo que necesitará beber Pociones Curativas y llamar a alguien con la habilidad de utilizar magia de sanación." Dijo poniendo una poción en la mesa de noche de mi lado.

"¿Tan mal están mis heridas?"

"Desde el exterior… no se ve de esa manera, pero usted puede sentir lo contrario. Los ataques de Alkelios enviaron ondas de choque a través de su cuerpo, dañándolo en todos los niveles… Es un milagro que no esté muerto."

"¿Muerto? ¿estaba intentando matarme? ¡¿A MI?!" pregunté mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios.

Sabía que me veía como un lunático, pero el pensamiento de alguien como él tratándome de matar era desagradable.

"No… solo quería dañarlo de tal manera que necesitara de semanas de sanación."

"¡Ridículo!"

"Y, aun así, henos aquí." Se encogió de hombros y caminó al borde de mi cama.

Quitando su capucha, miré la misma cara escamosa que le mostró al Rey cuando se le ordenó hacerlo. Incluso yo lo habría confundido con un dragón pura sangre de no haber sabido la verdad.

"Sabes, estaba sorprendido cuando Alkelios me llamó… de alguna manera, él sabía quién era… se ha vuelto más inteligente, también más fuerte…" dijo mientras miraba su mano flexionarse.

Los humanos tenían una tendencia a mostrar unos gestos muy extraños.

El hechizo que usó desapareció y su apariencia real se mostró. Tenía una poblada barba negra, ojos cansados de color café oscuro y un corte lanudo. En los territorios humanos, el habría sido confundido holgazán, pero este hombre tenía un nivel por encima de 500 según sus palabras.

Su esquema para obtener Niveles de Poder parecía haberle funcionado espléndidamente hasta ahorita, pero no se sentía realmente poderoso a diferencia de un dragón de poder equivalente. Aun así, si lo fuera a enviar a la batalla, su capacidad para teletransportar tropas adonde sea que quisiera lo haría una posesión bastante valiosa y peligrosa.

"¿O tal vez es debido a que llevabas las mismas ropas que traías la primera vez que lo conociste?"

Me miró y sacudió su cabeza.

"Lo dudo."

Que idiota… 

Varias horas después, me desperté y bebí tres pociones curativas. No había necesidad de un curandero que utilizara su magia en mí. Como soldado y caballero, aprendí unos cuantos hechizos básicos en el campo, así que los apliqué en mí mismo.

Dos horas después, podía moverme y levantarme, pero apenas… Mi cuerpo entero estaba doliendo, y mis entrañas se sentían como si fueran a incendiarse.

No puedo quedarme aquí… Debo tomar ventaja del hecho de que bajaron sus guardias y prepararme para el siguiente paso de mi plan. No hay manera de que admita la derrota de esta manera… No luego de todos los sacrificios que he hecho… No luego de todos los planes y conspiraciones que he puesto en marcha… pensé y apretando mi quijada, me levanté de la cama.

El dolor era horrible, y apenas podía mantenerme de pie, pero no iba a dejar que mi ser sucumbiera ante el dolor.

"¡Kronius! ¡Ven aquí!"

El humano se teletransportó en frente de mi y se quitó la capucha.

"¿Si, maestro?"

"Tráeme mis anillos [Bolso] y utiliza tu habilidad para robar todas las armas y armaduras que puedas de la armería. Regresa una vez que hayas terminado."

"Como ordene, maestro."

Luego de irse, chasqueé mi lengua y fui a mi vestidor. Desde adentro, tomé un juego de ropas poco llamativo y me los puse.

Con esto debería bastar… dije al verme en el espejo.

No me veía diferente a un noble de rango bajo. La capucha era para ayudarme a esconder mis cuernos y rostro, mientras que el manto era necesario para ocultar mi cola. No había razón para esconder mis escamas blancas, pero las doradas en mi rostro y la punta de mi cola eran un símbolo de realeza, o al menos significaba que se trataba de alguien relacionado a la sangre de la familia real.

Viendo la habitación, dejé salir un suspiro. Esta iba a ser la última vez que mirara este lugar. Mi residencia en Drakaria iba a ser la primera en ser buscada luego de que me marchara. Como tal, me estaba preparando para desvanecerme sin dejar ningún rastro. Esto significaba nada de ropa, nada de documentos, herramientas, nada que ni remotamente dijera que este lugar fue usado alguna vez por mí.

Con el dolor pulsando por mi cuerpo, fui cojeando hasta la habitación que utilizaba como oficina. Abrí la puerta y tomé un vistazo alrededor. Había muchas cosas aquí a las que se les tenía que dar disposición: documentos, libros, cartas con mensajes y órdenes secretas, todo tipo de cosas.

Una vez que termine de recoger todo lo de aquí, iré a recolectar cualquier objeto de valor y herramientas que haya en esta casa, y finalizaré recolectando mis ropajes, armaduras y armas. Debería asegurarme de vaciar las bodegas y el ático también…

Y así, empecé a vaciar mi casa de todo lo que viera importante. Las únicas cosas que dejé atrás eran las piezas de mueblería sin modificar. Solo tenía compartimientos secretos instalados en mi escritorio y dos en mis sillas, los cuales tomé conmigo. La caja fuerte en el muro detrás del mapa del Ducado Doesya también me la llevé conmigo.

Kronius regresó no mucho después de terminar. Tenía más ítems para guardar que yo.

"Está hecho."

"Bien. Ahora, teletranspórtanos a la tienda de Cuarteles del Ejército Brekkar en las afueras de Drakaria."

"Como deseé."

Esta habilidad [Pika Boo Blink] suya, era realmente conveniente y útil en las manos de un comandante competente. Adquirirlo como esclavo no fue nada sino un golpe de suerte. De haber sido descubierto por los humanos antes que yo, se habría convertido en un enemigo difícil de enfrentar.

Mientras pisaba a través del portal, me encontré dentro de mi tienda. Todo estaba donde lo había dejado, incluyendo el mapa con la ‘falsa’ estrategia dibujada, lo que lo hacía ver a cualquier ojo ‘curioso’, como si estuviera pensando más acerca de la defensa y el manejo de suministros dentro del reino que lo que hacía instigando la guerra entre humanos y Albeyater.

"Ve y dile a Goryan, Talladov, Servorth, Colar, Jormungar, Kossan, Taranvik, Oldessa y Patrianus que me vean todos aquí. No me importa lo que estén haciendo o lo que planeen hacer. Si se atreven a rechazar mi llamado, ya no me serán de utilidad."

Había una gran diferencia entre decirle a un esclavo que hacer y ordenárselo. En caso de lo último, no tenía opción más que obedecer mis comandos, mientras que en el caso del primero, yacía en él la decisión de querer hacerlo o no. Permitirle libre albedrio a un humano como él era simplemente ridículo, así que SIEMPRE le ordenaba lo que tenía que hacer.

Mientras miraba el mapa extendido sobre la mesa, dejé salir un suspiro.

"Pensar que un humano detestable me empujaría a apostar en este movimiento… Despertado Avanzado o no, me aseguraré de eliminarlo." Dije y moví la pieza del Rey de Drakaria hasta las Planicies Orientales en la frontera con el Imperio Embryger. "Siempre y cuando el Rey no venga aquí, el plan está asegurado… Pero…" sonreí, "con la Reina sufriendo de ese terrible veneno, me pregunto si siquiera se atreverá a dejar su lado."

El plan que hice cuando no era nada más que un renacuajo estaba llegando a buen término solo ahora, luego de tantos años que pasaron desde aquel… encuentro destinado. Mi única preocupación era si estaba tratando o no de cosechar esta fruta antes de que estuviera lista o después cuando ya estuviera podrida. De cualquier modo, luego de perder ante Alkelios, no había manera de que pudiera mostrar mi cara ante la corte. Por lo tanto, cuando aún tenía la oportunidad, debía hacer mi jugada decisiva y poner mi plan en acción.

En solo unos cuantos meses, la Reina ya no existirá, el Rey morirá por la aflicción, el poder militar y la economía de este reino se hará pedazos, y todo lo que quedará por hacer será invadir, tomar el control, e iniciar un nuevo reinado… O más bien, poner una marioneta de confianza en el trono mientras yo muevo las cosas desde las sombras. ¡La idea de paz entre los humanos y los dragones morirá junto con mis tontos abuelos! ¡Y junto a ellos, todos los que se atrevieron a apoyarlos! Pensando eso, tomé la pieza del Rey "La historia te recordará a ti y a tus aliados como tontos y a mí como al héroe que trajo balance a los valores de ambos dragones Y humanos." Dije apretando mi mano tan fuerte que la pieza se quebró y se hizo polvo.

Para Alkelios Yatagai, a menos que llegara al Despertar Avanzado o encontrara una manera de debilitarlo, todas las batallas que llegáramos a librar terminarían con una derrota de mi parte. Me hizo consciente de esto muy claramente el otro día, y yo no era ningún tonto sin experiencia que negara esta afirmación.

Con el fin de ganar esta ‘guerra’, mi estrategia tenía que ser perfecta, mis objetivos, claros, y mis aliados, tenían que estar ahí. Pero más importante, tenía que encontrar una manera de neutralizar, debilitar o incapacitar la fuerza Despertada Avanzada enemiga. Tenía que encontrar una manera de mantener alejados de mi campo de batalla a sus Despertados Avanzados…

Supongo… que tendré que pedir ayuda a los humanos… otra vez. Pensé y miré a la entrada de la tienda.

Los dragones que había llamado se mostraron uno tras otro. Teniendo una expresión seria en sus rostros, estos leales dragones listos para la batalla iban a obedecer MIS órdenes y a través de ellas, una gran parte de este ejército.

"Esta noche, nos vamos de Drakaria." Dije y con esto, empecé a darles órdenes específicas sobre lo que debían hacer y cómo debían moverse.




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