100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 3-61
Capítulo 61: El Viento de Cambio
[Punto de vista de Alkelios]
La ceremonia matrimonial fue asombrosa, y solo mirar el anillo que ahora significaba el hecho de que era un hombre casado me hacía sentir como si estuviera volando por los cielos. Ya no era un simple estudiante de preparatoria, tengo una esposa y una nueva familia, finalmente había tomado uno de los grandes pasos que un hombre puede tomar en toda su vida… aceptar el hecho de que ama tanto a una mujer que quiere estar ahí para ella por el resto de sus días.
Mientras que era verdad que hubiera querido a mi familia humana estuviera presente también, tenía el presentimiento de que mi madre se hubiera espantado cuando viera como era el aspecto de mi hermosa novia. Dejando a un lado el hecho de que era un poco más alta que yo, ella tenía alas, cola y escamas… no exactamente algo normal en una familia promedio rumana.
Luego de que la ceremonia dentro del templo acabara, caminamos por el pasillo agarrados de la mano. Afuera, nos detuvimos en frente del carruaje que nos iba a llevar a la fiesta en el castillo, y ambos lanzamos nuestros ramos de flores hacia la multitud detrás de nosotros. Por supuesto, no espiamos para elegir a quien lanzarlas, y también nos aseguramos de quitar la vela para evitar un accidente que involucrara un incendio. Aunque si uno fuera a iniciar, ya me podía imaginar a la pobre alma siendo empapada por varios dragones invocando Hechizos de Agua por instinto.
Mi ramo fue atrapado por un joven dragón noble con escamas cafés, mientras que el de Seryanna fue atrapado por Kleo. Hizo un poco de trampa ya que Kataryna la ayudó arrojándola. Qué bueno que tenía alas, de otra manera, su aterrizaje hubiera sido merecedor de un 10/10 en un show de comedia.
"¡Iolaus! ¡No te escaparás esta vez!" dijo apuntando el ramo al pobre dragón, quien solo podía suspirar en su defensa.
El carruaje nos llevó directo al castillo, donde fuimos guiados por las sirvientas hacia el jardín donde la fiesta iba a tomar lugar. Esto fue idea de la Reina. Ella fue la que organizó todo aquí, y tenía que admitir que se veía más que increíble. Podías ver claramente que ella tenía un toque profesional en absolutamente cada detalle desde la forma en que las flores estaban acomodadas en las mesas, los arreglos de las sillas, el acomodo de las decoraciones alrededor del recinto, y el tipo de comida que iba a ser servida. Siendo honesto, estaba impresionado con todo ello, y yo no podría haber sido capaz de hacer siquiera el 10% de todo lo que ella logró.
En la fiesta, educadamente esperamos a que todos los demás llegaran, dado que tomaron su propio medio de transporte, Kataryna fue la única que voló hasta aquí y tomó la primera botella de vino que encontró para saciar su sed. También fue la primera en felicitarnos. Un momento que ocurrió como sigue:
"¡Deseo que los dos sean felices!" eso dijo antes de que su atención fuera tomada por una botella de vino.
Luego de que todos se reunieran y se sentaran, uno de los grandes eventos de la fiesta se llevó a cabo… el golpe al novio.
Me alejé de las mesas y miré a Brekkar quien estaba tronando sus nudillos.
"¿No podemos solo ignorar esto?"
"¡Nope! ¡He estado esperando por este momento desde hace un muy, muy largo tiempo!" dijo sonriendo.
"Tengo el presentimiento de que mi suerte me falló aquí… ¿qué es tan afortunado de ser golpeado en la cara por uno de los más famosos generales del reino?"
"Bueno, ¡puedes considerarte afortunado debido a que no voy a contenerme!"
"De nuevo, ¡¿cómo es que eso es afortunado?!"
"¡Lo es para mí!" dijo haciendo su puño para atrás.
"¡Dale con todo abuelo!" Seryanna lo apoyaba.
"¡OYE! ¡¿No se supone que estés de mi lado?!"
Ella meramente sacó su lengua como respuesta.
"¡Aquí viene!" me advirtió Brekkar.
¡BOOM!
"¡DEBERIAS HABERTE CONTENIDO UN POCOOOOO!" grité mientras volaba por el cielo.
"Así queee, ¿alguien quiere apostar donde es que va a aterrizar?" dijo Kleo con una sonrisa mientras sacaba una libreta.
Esa fue la última cosa que miré antes de encontrarme girando a través del aire aterrizando en algún árbol en las afueras de Drakaria. Dolió un poco, y volé justo a través de una bandada de aves, de alguna manera terminé atrapando una, pero la dejé ir luego de que me graznara en la cara. El aterrizaje fue duro, quebré unas cuantas ramas durante mi caída y mi cara fue lo primero que pegó en la base del árbol, asustando a un lobo solitario dormido.
Cuando me levanté, miré hacia arriba y froté mi barbilla.
"Eso dolió…" murmuré.
Ahora venía el momento de la larga caminata de vuelta al castillo. Aun teníamos que cortar el pastel y probablemente uno o dos discursos.
Cuando llegué a las puertas, los guardias preguntaron mi procedencia, y yo solo respondí:
"Acabo de ser golpeado por Brekkar dentro del castillo y aterricé en un árbol en las afueras de Drakaria, ¿necesito decir algo más?"
"Ah, tú debes ser el marido entonces. Si, recibimos el mensaje desde el castillo acerca de ti, pero por favor, ¿podría decirnos su nombre? Solo para asegurarnos."
"Alkelios Yatagai."
"Bueno, ya no más, luego de que el General Brekkar Draketerus lo golpeó, ahora será conocido como Alkelios Yatagai Draketerus." El otro rio.
Asentí mientras frotaba mi barbilla, entonces me metí a la ciudad.
Este era el otro significado detrás del golpe. El novio era bienvenido dentro de la familia de la dragonesa y obtenía el derecho a portar el nombre de su familia. Nunca era de forma contraria, o al menos nadie me contó de algún caso donde la dragonesa fuera traída dentro de la familia del novio.
También, estos dos guardias eran técnicamente supuestos de llamarme Duque Yatagai o Duque Draketerus ahora, pero dado que el título se me concedió esta mañana, era altamente probable que aún se les tuviera que informar de este peculiar cambio. Siendo golpeado por Brekkar era un evento predecible, pero el título que iba a recibir del Rey y la Reina de Albeyater ciertamente no era algo que alguien pudiera saber de antemano.
De cualquier modo, no importaba para mi si me mostraban el respeto de un noble o no. Por ahora, solo quería dirigirme al castillo y continuar con la fiesta.
Cuando llegué, todos me saludaron con una sonrisa y me dieron la bienvenida a la familia. Brekkar se lamentaba de no haber sido capaz de noquearme con un solo golpe, pero a pesar de lo que la tradición decía, él ya sabía que iba a tomar el cuidado de Seryanna y de nuestra familia justo como ella lo haría. Los principios matriarcales en una familia draconiana hacían un poco difícil que todo el trabajo se pusiera sobre los hombros del hombre. Las tan llamadas ideas de la mayoría de los humanos en la Tierra acerca de ser ‘el hombre de la casa’ eran arrojadas por la ventana en este lugar. En realidad, era visto como un insulto hacia la dragonesa si fuera yo a decir algo similar.
¿El dragón haciendo todo lo de la casa? ¡Disparates! ¡Éramos una familia, una pareja casada, ambos teníamos nuestros roles y responsabilidades!
Aunque por alguna razón, tenía el presentimiento de que ambos íbamos a atender las mismas clases de cocina…
La fiesta terminó tarde por la noche, pero en lugar de retirarnos a la comodidad de la habitación de Seryanna, la Reina Elliessara ordenó a un guardia que nos llevara a nuestro nuevo hogar. Era una cámara designada para acomodar a un Duque y no solo a un Caballero.
Algo que debe notarse, es que yo era un Duque en título todavía, así que a diferencia de muchos otros que tenían el mismo título, yo no tenía una tierra para administrar o un ejército para comandar. El Rey Feryumstark, sin embargo, me advirtió durante la fiesta que esto cambiaría con el tiempo. No se miraba bien para el Reino Albeyater, pero con respecto a que tierra iba a recibir, me dio la pista de que podría terminar administrando el viejo terreno de Brekkar si me las arreglaba para hacer algo con la situación actual en ese lugar.
Otra cosa era que aquí no existía el concepto de Luna de Miel, pero se nos concedió un mes para simplemente disfrutar de nuestra vida como una pareja recién casada. Al mismo tiempo, también íbamos a esperar por el anuncio de los embajadores enviados a los otros continentes donde podría encontrar los ingredientes para la cura de la Reina.
[Punto de vista de Feryumstark]
"¿Así que lo que me estás diciendo es que Draejan Andrakaryus Doesya ha huido de Drakaria?" le pregunté al dragón en frente de mí.
Era parte de un grupo encargado con la misión de mantener un ojo sobre Draejan, pero aparentemente, se desvaneció desde hace ya un mes. Asumí que se estaba ocultando por la vergüenza y no puse mucha atención en ello, pero Brekkar me pidió echar un vistazo más a fondo por esta repentina desaparición. El resultado fue este: una casa vacía; un ejército con más de la mitad de sus soldados habiéndose desvanecido justo debajo de mi nariz, dos armerías con armaduras y armas robadas hasta los cimientos, sobornos y dragones con el encargo de mentir y aparentar que él aún seguía en el Reino.
"Esa es la conclusión a la que hemos llegado, todavía no tenemos explicación de cómo lo hizo, pero suponemos que podría haber utilizado algún hechizo de camuflaje durante la noche."
"¿Para miles de dragones?"
"Lo sé, su Majestad. Suena imposible, pero hasta ahora… no hay prueba concreta de que se hayan marchado de la ciudad… de otra manera hubiera sido imposible no darnos cuenta de tal cantidad de dragones, suministros, armas y armaduras siendo movidas sobre las planicies. A menos, ¿qué se puedan desvanecer en el aire?"
"Hm… ¡Deja que los señores de todas las tierras se enteren que Draejan Andrakaryus Doesya por este decreto es buscado por posibles acciones en contra del Reino Albeyater! ¡Lo quiero a él y a sus cómplices traídos CON VIDA ante mí!" le ordené usando un tono de voz claro y fuerte que hizo que el dragón se sacudiera hasta su centro.
"¡Entendido, su Majestad!" hizo una reverencia y se fue rápidamente.
Adentro de esta habitación solo estaban los Guardias Reales y yo, así que dejé que mi ser pensara sobre los asuntos actuales.
El más urgente e importante era por supuesto la repentina desaparición de mi nieto Draejan junto con incontables armas y armaduras de distintas armerías, así como una gran parte del Ejército Brekkar. Había suficientes dragones para iniciar una pequeña rebelión si lo quisiera, pero esto en si sería algo bastante estúpido.
A diferencia de los países humanos, donde cualquier hombre podía levantar una bandera e ir en contra de aquellos que gobernaban sobre él, en los países dracónicos eso sería visto como un movimiento tonto. La rebelión era declarada como victoria o derrota en el momento en que todos los Despertados Avanzados de dicho país decidieran de qué lado permanecer. Dependiendo de su poder acumulado, literalmente ellos podrían ser el factor decisivo en la batalla.
Sin embargo, había otro elemento que tenía que ser tomado en cuenta. Este era el de quien era el que lideraba la rebelión. Una dragonesa seria confiable y aceptada, en cambio un dragón… no tanto.
Una prueba de este hecho era el antiguo Reino Dragón Zerudan del cual Kataryna Greorg provenía. La historia de este en particular era algo compleja, y estaba llena de decisiones desagradables. Era uno de los pocos reinos en tener un sistema patriarcal en aquel tiempo, pero a diferencia del actual Albeyater o incluso un reino humano normal, la manera en que trataban a sus dragonesas y compartían su poder con ellas era… deplorable. Los dragones tenían un control absoluto en todas las ramas, mientras que las dragonesas tenían un solo trabajo, ser bellas y ganarse el derecho de ser una de las tantas esposas de los dragones más poderosos.
Declarar que a las dragonesas de Zerudan les faltaba inteligencia y astucia como las dragonesas de Albeyater sería algo equivocado. En ese reino estas valiosas características eran ignoradas o se pensaban de ellas como no existentes por los dragones. Como tal, era natural que tarde o temprano se presentaran desacuerdos internos que ayudarían a disminuir el poderío de ese reino. Un dato interesante, es que se alcanzó este estado cuando una rebelión organizada por un dragón había salido triunfante y subsecuentemente forzó su mandato a través de los poderosos dragones que tenía bajo su comando.
Quería creer que mi nieto no era tan tonto para pensar que podría tener éxito donde los antiguos zerudianos habían fallado. Aun así, en el transcurso del mes pasado, se me presentaron prueba tras prueba de su traición. Además de los muchos objetos robados y de los dragones coaccionados en seguirlo a él, también estaba el asunto que Alkelios me contó acerca del hombre con el que se encontró dentro de la Mazmorra Pertiko.
Un humano que se podía teletransportar… alguien que se podía desvanecer en un lugar y reaparecer en otro. Suena bastante similar que lo que les sucedió a estos soldados.
Si Draejan tenía a tal individuo bajo su control, eso lo explicaría todo, pero lo que no podía figurar y que esperaba que mi esposa pudiera tener una pista, era como es que exactamente planeaba en formar una rebelión que se elevara en contra de mi reinado cuando él no se acercaba siquiera a tener tantos Despertados Avanzados.
Aunque no es como que pueda llamarlos a todos al mismo tiempo tampoco… la mayoría se encuentran defendiendo las fronteras, manteniendo a los persistentes humanos a raya.
Mientras mi mente se enfocaba en esta cuestión, las puertas de la sala se abrieron a lo ancho mientras Kataryna Greorg entraba. Se detuvo en frente de mi trono, pero no se molestó en hacer una reverencia como saludo. Ella aceptó mi mandato, mis órdenes, pero por alguna razón conocida solo por mi esposa, esta dragonesa Despertada Avanzado se rehusaba a reverenciarme como era mandatorio.
"Su Majestad, ¡un placer verlo vivo y coleando!" dijo con una gran mueca.
"En efecto. Un placer estar en tu presencia también, señorita Greorg." Respondí entrecerrando mis ojos hacia ella.
Ambos nos estábamos lanzando dagas con la mirada, un desafío inofensivo entre nosotros.
Perdí cuando parpadeé…
"Así que, ¿por qué me has llamado?" dijo con una sonrisa triunfante.
Su cola se meneaba de izquierda a derecha, complacida con el hecho de que me ganó.
"Ahem. Si. Quería discutir contigo un asunto de suma importancia. Se trata de Draejan."
"Estoy escuchando." Su sonrisa se desvaneció y su cola se detuvo.
"Tengo razones para creer que probablemente decidiera ir en contra de la corona. Dado que tu vivías en el antiguo Zerudan, puedo asumir que entiendes las consecuencias que una rebelión liderada por un dragón podría traer sobre nosotros si es que llegara a tener éxito."
"Pero él no tiene el poder para lograrlo. La mayoría de los Despertados Avanzados están de tu lado."
"Si, y sé que mi nieto no es ningún idiota, por lo tanto, solo puedo suponer que puede que tenga algún tipo de medio para balancear esa diferencia."
"¿Aliados?"
"Precisamente, hasta este punto, no puedo levantar ningún dedo a menos que quisiera empezar una guerra."
"Puedo ver como este delicado tema podría guiarnos a una guerra, pero lo que no veo es el por qué me estás diciendo esto a mí y no a Alkelios." Dijo cruzándose de brazos.
"El dragón está actualmente disfrutando de su tiempo al lado de su esposa, y todo es una mera suposición de todas formas. Sin embargo, tu eres una Despertada Avanzado y alguien que eligió estar del lado de mi hija, Elleyzabelle. Como tal, he de creer que tú no eres alguien que iría a aliarse con Draejan. De hecho, si alguien clamara esto, supondría que lo verías como una ofensa. ¿Estoy en lo correcto?"
"Si, bastante."
"A la luz de esto, quiero saber si puedo contar contigo para que desbarates cualquier plan tonto que mi nieto pudiera estar tramando. Todavía tiene que realizar algún movimiento, pero cuando lo haga, ¿me prestarás tu poder?"
"Hm… solo si para ese entonces Alkelios y Eleyzabelle tienen conocimiento de esto."
"Por supuesto, tienes mi palabra. Pero como dije, esto es una mera suposición. Como tal, no puedo hacer una declaración oficial, pero puedo sugerir e informar a un Despertado Avanzado en el cual confío de lo que pienso al respecto." Al decir esto, ella entendía lo que esto implicaba.
"¿Así que lo que me estás diciendo es que antes de molestar a Alkelios con esta cuestión, quieres tener más pruebas definitivas?"
"Precisamente."
"Muy bien, pensaré en ello, y también le informaré de esto a la Princesa Elleyzabelle."
"Muy bien, tienes mi aprobación para hacerlo."
"Cuando su Majestad encuentre pistas o necesite procurarlas, le daré una mano."
"Gracias. Aprecio tu servicio, Kataryna Greorg."
"Suena divertido, ¿así que por qué no? ¡Que tenga un gran día, su Majestad!" sonrió y se dio la vuelta para tomar su partida.
"Un buen día para usted también, señorita Greorg."
Normalmente, uno esperaría a que declarara mi despido o que dijera que se puede retirar. Sin embargo, los Despertados Avanzados no se molestaban con tales formalidades. Era esto por lo que yo ponía más énfasis en formar un lazo de confianza que uno de autoridad con ellos. Informar a Kataryna de esto antes que a alguien más podría ser la clave para asegurar su alianza.
Con respecto a mi nieto, no había nada que pudiera hacer más que enviar exploradores a través del reino con la esperanza de encontrar su paradero. A menos que él hiciera el primer movimiento, yo no podía declarar nada tampoco. A lo mucho, podía declarar que todos esos soldados perdidos no eran nada más que desertores y ladrones, pero incluso esto era un poco tramposo, dado que ellos también pudieron haberse ido por su propia voluntad, eligiendo otra carrera. El hecho de que esas armaduras y espadas habían sido robadas por ellos o por un solo ladrón que no tuviera conexión alguna todavía tenía que ser probado.
Por lo tanto, hasta que Draejan hiciera su movimiento o esos objetos fueran rastreados, no tenía nada más que una suposición. Sería algo bastante imprudente de mi parte el hacer una declaración oficial basada solo en esto, especialmente dado que aún existía esa pequeña posibilidad de que yo estuviera equivocado.
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