100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-92.2

Capítulo 92: La Colección de Pieles (Parte 2)


Dentro del carruaje había varias mujeres de diferentes edades disecadas y en posiciones variadas. Desde unas muy normales hasta unas sexuales. Claramente eran resultado de horas de trabajo y de una mente retorcida que disfrutaba atormentar humanos de una forma tan perturbadora.


"¿Quién es Sofía?"

"Ella es… la de cabello rubio y ojos verdes." Respondió con apenas energía en su tono de voz.

Que doloroso debió haber sido mirar a su antigua pareja quien había sido reducida a un estado tan inhumano. Puse mi mano sobre su hombro, pero sin decir nada. Miré a estas mujeres por un momento y luego dejé a Kalderan para que llorara la muerte de su amada.

Este lugar se había convertido en un campo de batalla donde los únicos sobrevivientes a parte de nosotros fueron Tamara y Risha. Los caballos estaban curiosos con respecto a que haríamos con ellos, permanecieron increíblemente dóciles durante toda la batalla. Decidí que era mejor dejarlos libres, por lo que corte sus riendas y les di una palmada para corrieran lejos a otro terreno. Solo nos quedamos con los caballos con silla de montar de los aventureros.

Viendo sus cuerpos en el suelo, le pregunté a Risha "¿Qué quieres hacer con ellos?"

"¿P-Puedo por favor enterrarlos?"

"¿No se convertirán en zombis?"

"Si, pero… no tengo nada para incinerarlos."

"Remueve su equipo y acomódalos en un solo lugar. Yo me encargo."

En lo que ella hacia eso, yo caminé hasta el tercer carruaje, donde habían desollado vivas a las dos mujeres, y le prendí fuego. La esencia que expedía era repulsiva. Luego caminé hasta el segundo carruaje, y me di cuenta que a pesar de todas las especias diferentes que tenía, también contenía cuerpos de mujeres disecados. Decidí que era buena idea prenderle fuego también. La única cosa que salvaguarde era un cofre lleno con monedas y joyas. Eso fue directo dentro de [Black Hole].

Sin nada más que hacer, esperé a que Risha finalizara y luego prendí los tres cuerpos. Ella guardó su equipo y vació sus bolsillos para guardarlo en el suyo. Sin embargo, la mirada en sus ojos era una de pérdida y miedo ya que no sabía que iba a pasar con ella a partir de ahora. Con esos tres muertos, no tenía a nadie con quien apoyarse.

"¿Kalderan?" pregunté cuando vi al hombre levantarse y limpiándose las lágrimas.

"Vamos a incinerarlas."

"¿Estás seguro?"

Asintió.

"Muy bien. Retrocede un poco."

Kalderan hizo lo que dije y luego casteé una bola de fuego de baja potencia hacia el carruaje. El fuego se esparció con velocidad, emitiendo la esencia de carne quemada en el aire. Era repulsivo, pero nos aguantamos las ganas de vomitar.

Mientras observaba como las flamas engullían los restos de su amada, Kalderan empezó a contarme cómo fue que los dos terminaron juntos.

"Conocí a Sofía mientras me dirigía al trabajo utilizando la línea del metro Zamoskvoretskaya. Ella siempre abordaba el metro a las 10 de la mañana en la estación Novokuznetskaya. Era una situación de encuentro repentino. Algunas veces la veía, otras no. Un día, me las arreglé para juntar el valor para acercarme a ella. Inmediatamente comenzamos a platicar e intercambiamos números telefónicos. En nuestra primera cita, fuimos a un café cerca de su universidad y estuvimos cerca de 4 a 6 horas seguidas. Lo recuerdo como si fuera ayer, lo hermosa que era su sonrisa, lo encantadores que eran sus ojos."

"¿Ese era su nombre real?"

"No… Ese Dios me quitó la capacidad de recordar mi propio nombre y el de ella… Nadie podía recordar sus nombres reales o el de aquellos que conocían aquí o que habían conocido en la Tierra."

"¿Cómo terminaron ambos en esta situación?"

"Mi habilidad… no es nada, era basura, pero ella no pensaba igual que yo. Por alguna razón, ella creía que, de alguna manera, algún día, yo me haría bastante conocido con ella. Sofia dijo que era su habilidad. Ella podía ver el futuro cercano o algo así, no estoy muy seguro, no fue capaz de describirme con exactitud lo que veía."

"¿Crees que ella previó nuestra reunión?"

"Probablemente. En este punto, me inclino más a creer que así fue, pero… la única razón por la que fui capaz de hacerlo fue por su sacrificio. Este podrido país nos condenó con impuestos y con falsas acusaciones. Terminamos siendo forzados a tomar trabajos minúsculos como aventureros solo para tener la oportunidad de sobrevivir. Desafortunadamente, los impuestos eventualmente se convirtieron en algo insoportable. Fue entonces cuando la Black Company tomó interés sobre nosotros."

"¿Tomó interés?"

"Se acercaron a mí y ofrecían a Sofía una suma considerable de dinero si fuera a convertirme en un esclavo. Ambos nos rehusamos, pero siguieron viniendo." En este punto empezó a sentir aflicción y volvió a llorar por el dolor. "Una noche, Sofía se levantó y fue con ese repulsivo comerciante. Ella se vendió a si misma para que yo sobreviviera. Esa fue la condición de su contrato. Ella se volvió su esclava, y a mí se me dio una suma considerable, el doble de lo que ofrecieron por mí."

"¿Esa fue la última vez que la miraste?"

"Si… le prometí que todo estaría bien. Que encontraría una forma de liberarla… Que…" apretando sus puños miró de vuelta al carruaje con el humo elevándose en el aire "Lo siento tanto, Sofía… ¡Lo siento tanto!"

Puse mi mano sobre su hombro y dejé que llorara hasta que ya no pudiera. Lo único que podía hacer era estar de pie ahí como su amigo y ofrecerle mi apoyo.

[En los suburbios de la Ciudad Mathias]

[Punto de vista de cierto joven de cabello negro]

Una vez más, fallé en encontrar trabajo y me regresé tristemente a la pequeña casa que llamaba hogar. Mi pequeña hermana me estaba esperando con su amable sonrisa en su rostro. Tenía 12 años de edad, mientras que yo tenía 16. A mi edad, ya podía registrarme en el gremio de aventureros, pero para ello, tenía que pagar la tarifa de dos monedas de plata. Con ese dinero, podíamos vivir por una semana entera.

Con un gran suspiro escapando de mis labios, entré en nuestra casa y saludé a mi hermanita con una sonrisa. No podía dejar que me viera cabizbajo.

"Bienvenido de vuelta hermano. ¿Cómo te fue en la búsqueda de trabajo?"

"Fue… prometedora." Mentí.

"¡Eso es maravilloso! Tal vez obtengas un trabajo pronto. Ha pasado un tiempo desde que comí algo bueno."

"Si, realmente no se compara con nuestra lujosa comida en el palacio."

"Hermano, yo también extraño esa vida, pero de cierta manera es mejor ahora. Al menos no tenemos que preocuparnos de que nuestros familiares quieran asesinarnos mientras dormimos."

A pesar de que solo tenía doce, después de todo lo que hemos pasado, no había manera de que mantuviera su inocente punto de vista sobre la vida. Era por eso que, a veces, las palabras que decía eran mucho más maduras que las que decía una niña normal de su edad.

"Sí… Nuestra madre era la cuarta Princesa del Imperio Akutan, y aun así…" cerré mis ojos y esa memoria apareció en mi mente.

Madre, no importaba que tanto se esforzara en permanecer fuerte, era una cobarde. Temblaba como un gatito empapado en la lluvia de otoño.

Con una cálida sonrisa en sus labios, me entregó una cajita negra y me dijo: "Toma a tu hermana y váyanse del palacio a través de este pasadizo. Le di instrucciones a uno de mis más confiables guardias para que los escolte lo más lejos posible del Imperio Akutan. Una vez fuera… vivan con fuerza mi niño. Vivan por mí también y… sean felices. ¡Su madre los ama a los dos desde el fondo de su corazón!"

Estaba llorando ese día, y pude escuchar a los guardias del exterior luchando. Madre había perdido su batalla política y ahora se enfrentaba a la muerte a manos de su familia. Era una mujer amable, pero también un poco cobarde y no tan fuerte cuando se trataba de juegos políticos. Madre eligió al Obispo Marconium Bassar como su representante de confianza, o más como que fue puesto sobre ella por sus más maquiavélicos hermanos.

Al final, el Obispo probó ser un fracaso y terminó causando una gran pérdida para el imperio en términos de confianza y fuerza económica. De alguna manera se las arregló para enfurecer al Reino Sarakus, haciendo que cortaran lazos con nosotros a favor de los dragones. Fue un golpe tan duro que incluso los reinos vecinos estaban pensando si Akutan podía seguir siendo considerado un imperio poderoso.

No tengo idea de lo que ocurrió en el Continente Relliar, pero sabía que el Obispo era responsable de este desastre y de la muerte de mi madre. El único consuelo que tenía era saber que ya había sido asesinado por las fuerzas de Sarakus.

Casi dos años corriendo por nuestras vidas, finalmente pudimos asentarnos aquí, en un pueblo lejos del imperio, donde nadie nos conocía. Desafortunadamente, debido a que se nos lanzó a tener la vida de un plebeyo, no entendíamos como manejar nuestro dinero o como sentir a codicia de los demás. Fuimos timados tantas veces, que nuestras únicas posesiones ahora eran esta pequeña casa desgastada en los suburbios y la caja que nos dejó madre.

Luego de asegurarme que las puertas y ventanas estaban cerradas, camine hasta la mesa y levante una madera suelta. De ahí, saqué la cajita negra empolvada y la abrí con cuidado.

"¿Te sientes nostálgico hermano?"

"Sí…" dije mientras miraba la fruta de los Emperadores, la Naranja.




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