100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-88.2

Capítulo 88: Incendio en los Muelles (Parte 2)


Así, junto a Kataryna, volé de vuelta hacia el Bosque Silvertooth. Llegamos a la orilla del bosque para la hora en que el sol ya se había puesto y las dos lunas estaban arriba en el cielo. No nos detuvimos para tomar un descanso o para levantar el campamento, volamos directo y sin escalas sin parar.

Con el fin de seguir con este esfuerzo continuo, me bebí algunas pociones curativas. Los músculos de mis alas estaban un poco adoloridos, pero no pretendía detenerme hasta alcanzar el puerto. Las vidas de los relliars dependían de mí, y si se esparcía la noticia de que el asentamiento humano había sido destruido hasta sus cimientos, era altamente probable que los barcos zarparan para evitar problemas adicionales.

"¡Ya casi llegamos! ¿Como te sientes?" dijo Kataryna.

"¡Voy a sobrevivir! ¡No te preocupes!"

Desde arriba en el cielo, el puerto relliar se extendía en una gran masa de tierra, con bastantes molinos de madera, así como edificios a medio construir que me hacían creer que lentamente devoraban el bosque a su alrededor.

La guardia nocturna estaba patrullando como de costumbre, pero no se molestaban en voltear hacia el cielo por amenazas aéreas. En este puerto, lo peor que podían temer eran los bombardeos de las gaviotas, no dragonesas armadas listas para la batalla.

"¡Ahí están!" dijo Kataryna apuntando a tres barcos negros atracados en el puerto.

Eran los galeones del Imperio Akutan, la bandera roja con negro ondeaba con orgullo en el viento. Las anclas estaban tiradas y las velas izadas. Solo había un grupo de hombres en la cubierta, manteniendo guardia por cualquier sospechoso, pero que al igual que la guardia relliar, sin mirar al cielo.

"¿Cómo quieres hacer esto?"

"Tu ve y habla con el Señor de este pueblo, y cuéntale de las órdenes del Rey. Yo voy a ir a estos barcos para ver si hay esclavos a bordo."

"¿Y si los hay?"

"Serán liberados. Los humanos dormirán con los peces de cualquier manera."

Así, me dirigí al galeón que estaba a mi izquierda. Cuando descendía, uno de los marineros me miró y por un momento, sus ojos no creían lo que veían. Abrió su boca para pedir ayuda, pero arrojé mi espada hacia su cuerpo. Drachenkrieg voló por el aire y cortó su cabeza en dos. La sangre del humano salió disparada, formando un desastre en la cubierta.

Aterricé no muy lejos del cuerpo y recuperé mi espada. Sin molestarme en ocultarlo, caminé hacia la puerta que me dirigía a un nivel inferior. Había tres marineros en mi camino, tres cabezas que rodaron por el suelo luego de que conocieron el filo de mi espada.

Continué mi camino hacia el depósito, donde por un momento, esperaba encontrar nada más que bienes de comercio que planearan importar hacia el Imperio Akutan. Sin embargo, lo que vi no era nada de ese tipo.

Alineados a la derecha e izquierda del depósito, pasando las grandes cajas que preservaban la comida, cerveza y otros suministros, miré dos hileras de jaulas llenas hasta el tope con esclavos relliars. Todos eran niños entre los 10 y 16 años de edad. Las mujeres estaban separadas de los varones, y todos portaban collares en sus cuellos, lo que simbolizaba el hecho de que no eran nada más que esclavos para los humanos.

Cuando me vieron, algunos erizaron sus orejas e hicieron un sollozo de aflicción. Rompió mi corazón verlos así, separados de sus familias y forzados a un destino que no desearon.

"¡Por orden de su Majestad, el Rey Kragarr Ruvus, y sus aliados del Reino Albeyater, estoy aquí para liberarlos y regresarlos con sus familias!"

"¡Estamos salvados!"

"¡Vamos a ser liberados!"

"¡Hermana! ¿Escuchaste eso? ¡Vamos a volver con mamá y papá!"

Sus llamados de regocijo continuaron, pero no tenía tiempo que perder. Los humanos ya estaban alertados por lo que debía moverme rápido.

"¡Atrás!"

Todos obedecieron y se retiraron lo más que pudieron.

Con Drachenkrieg, corté las uniones de las puertas y las quité del camino. Cuando uno de los marineros bajó para ver que estaba pasando, tomé una de las puertas y se la arrojé. Sin lograr esquivarla murió en el acto gracias al golpe.

Hubiera sido muy problemático y lento llevar a los niños por la cubierta superior, por lo que abrí un agujero a cortes en el casco del barco, más o menos un metro por encima del agua. Utilizando la parte cortada improvisé un puente para sacarlos a todos a salvo.

Por supuesto, había varios marineros que me estaban esperando con sus espadas en mano, pero los maté a todos en un instante tomándolos de sus cabezas y aplastándolas como si fueran tomates.

Los niños no hicieron ningún comentario de la brutalidad que mostré ante ellos, algunos estaban felices de la forma en que me comporté, y no quería pensar como estas pobres excusas de personas se atrevieron a lastimar a estas jóvenes almas. Tales individuos no tenían lugar entre los vivos.

Luego de que los niños se escaparan del barco, la conmoción ya había alcanzado el nivel donde los guardias relliar hicieron su aparición, sin embargo, las primeras palabras que salieron de sus bocas no fueron las que yo esperaba.

"¿Qué están haciendo afuera de sus jaulas?"

Los humanos se las arreglaron para encontrar almas perversas que los apoyaran entre los guardias.

"Tu Rey me ordenó ASESINAR a todos aquellos que fueran cómplices del tráfico de relliars."

Me apresuré hacia él y lo golpeé en el pecho con la mitad de mi fuerza. Su cuerpo salió disparado hasta chocar en un edificio cercano. Murió al instante.

Cuando volteé hacia el otro guardia, dejó salir un chillido asustado, pero en el siguiente momento, estaba escupiendo sangre. La cuchilla de mi espada atravesó su pecho y expulsó llamas hacia afuera, incinerándolo desde adentro.

Luego de recuperar mi espada de su calcinado cuerpo, caminé hacia el siguiente barco. Mientras tanto, los niños se reunieron en un lugar tan alejado como fuera posible del área de peligro.

Dentro del segundo galeón me encontré a los adultos, cuyas edades variaban entre los 18 y 34, en su mayoría mujeres. Los hombres presentes se miraban fuertes y saludables. Cuando me vieron, reaccionaron con miedo y preocupación, pero una vez que les conté que estaba ahí en representación de su Rey, convirtieron su preocupación en alegría.

Los saqué de la misma manera que con los niños, con los cuales se reunieron una vez que todos salieron. Es como si familias enteras hubiesen sido secuestradas y traídas hasta este puerto. Tal vez los esclavistas creyeron que traer a los padres junto a los niños haría que los últimos se comportaran mejor, y al ponerlos en barcos separados, aseguraría que ningún lado se resistiera con miedo a que le sucediera algo al otro.

Afortunadamente, el último galeón no tenía a ningún esclavo a bordo, solo llevaba cajas con bienes de comercio como especias, comida preservada, joyería y cerámica. Había unas cuantas cajas que estaban llenas hasta el borde de espadas. Por un momento, uno pensaría que este podría ser un barco mercante cualquiera, pero con la bandera izada en su mástil, claramente se veía quienes eran los dueños del navío.

Con los esclavos fuera del camino, y los marineros empezando a reunirse para pelear conmigo, todo estaba preparado para el gran final. Subí hasta la cubierta y saludé al que supuse era el capitán y líder de este convoy.

"¡¿Qué razón tienes para entrometerte en los asuntos del Imperio Akutan?!" dijo con un tono de ira en su voz.

En lugar de usar el lenguaje humano, estaba hablando el de los relliars. ¿Tal vez pensó que no podría entenderlo?

"¡Cuando secuestraste a los esponjosos relliars, lo volviste parte de mi asunto!" declaré apuntando Drachenkrieg hacia él.

Las furiosas llamas acariciaron la cuchilla y se extendieron como un monstruo hambriento.

"¡Esa no es una espada normal!" uno de los marineros dijo lo obvio, mientras que los demás no se molestaron en utilizar un lenguaje conocido por mí.

"¡¿Quieres hacer un enemigo del Imperio Akutan?!" el capitán intentó escudarse tras el nombre de su país.

"Ya lo soy, humano. ¿No puedes notar que soy una dragonesa?"

"Eso puedo ver. Pero esto no es tierra de Akutan o reino de dragones. ¿Por qué estás aquí? ¡Exijo respuestas!"

Le mostré una sonrisa y luego cargué Energía Mágica, preparándome para la batalla.

"Ustedes se atrevieron a herir a alguien muy preciado para mí. Se atrevieron a ir en contra de las leyes de este Reino y convertir a sus ciudadanos en esclavos para venderlos en sus mercados. ¿Necesito decir más?"

"¡Tonterías! ¡Somos parte del Imperio Akutan! Este Reino Sarakus pronto será nuestro, así que ¿qué hay de malo en tomar unos cuantos plebeyos como esclavos? ¡Les hice un gran favor al convertir su desperdiciada vida en un propósito!" dijo casi como si estuviera orgulloso de su misión al esclavizar a otros.

"¿Todos ustedes piensan igual?"

Mi pregunta hizo que varios se miraran entre ellos y luego tomaron un paso atrás. Fue una decisión sabia de su parte. Si no atacaban, entonces les perdonaría la vida y los dejaría con los relliars para que ellos los juzgaran.

"¿Qué significa todo esto? ¡¿Es que son traidores?!"

"Capitán, hemos servido bajo su comando durante este viaje, e hicimos nuestro trabajo como se nos ordenó, pero la esclavitud nunca fue algo de lo que quisimos tomar parte."

"¡Entonces lárguense de mi barco en este instante, y no se atrevan en volver al Imperio Akutan!"

Los hombres me miraron una vez y luego a su capitán. Con una última oportunidad de cambiar su decisión, se mantuvieron firmes a su resolución y tiraron sus espadas. Siete de ellos desembarcaron, mientras que los marineros de los otros barcos se reunían en los muelles, preparándose para ofrecer ayuda a aquellos en la cubierta.

"Supongo que no todos morirán hoy. Una lástima." Dije y cerré mis ojos para recordar una vez más como encontré a Shelly bajo la iglesia en el medio del bosque.

Un alma tan pura y gentil como la de ella nunca debió ser lastimada de esa manera, y el saber esto me llenó de ira. Un fuego intenso se encendió en mi interior, y las llamas se liberaron a través de mi Energía Mágica.

"¡Mátenla!"

Cinco de ellos se apresuraron hasta mi posición, con espadas en mano y refuerzos mágicos para el cuerpo activados.

No mostraron duda cuando balancearon sus espadas o vacilación en la mirada de sus ojos. Apuntaron a mis puntos vitales e intentaron derribarme de inmediato. Aun así, no importaba que tan poderosos y rápidos fuesen, no había comparación alguna ante mí. Incluso si dejaba que me golpeasen, no podrían ni astillar mi armadura.

Desenfundaron sus espadas para matarme. Querían tomar mi vida. Con eso en mente, no había necesidad de que dudara en tomar las suyas. En realidad, estaba agradecida de que eligieran este camino. Me daba el legítimo derecho de matar a cada uno como yo quisiera.

El primer marinero vino a mí, esquivé su espada y le corté las manos, luego tomé su rostro y lo estampé en el piso, destrozando su cráneo. El segundo lo corté por la cintura con mi espada. Al tercero le di una bofetada con mi cola, y luego lo empalé con mi espada. Lo levanté y lo separé en dos, para así sembrar un poco de terror en mis enemigos.

Una parte de ellos se hizo para atrás, pero yo tomé este momento para mi ventaja y liberé un aliento de fuego sobre ellos. Mientras gritaban de dolor y saltaban por la borda al agua, volé a lo alto y cargué una poderosa [Fireball]. Era un hechizo básico, pero en mis manos no era ninguna broma.

Cuando la bola de fuego hizo contacto con uno de los barcos, explotó y esparció un mar de llamas sobre toda su cubierta. Luego utilicé una [Wind Scythe] para cortar el barco por la mitad, sentenciándolo a hundirse en el fondo del mar.

Al presenciar este despliegue de poder, el capitán no tenía palabras.

Pero yo todavía no terminaba.

Volé en dirección del segundo barco y lo golpeé en la popa con toda mi fuerza. La madera encantada se fracturó y luego se destrozó, esparciendo astillas y pedazos de madera por todos lados. Con un hoyo abierto para mí, tomé un respiro profundo y liberé mi fuego adentro.

Ahora mismo, el cambiar a mi forma de mitad bestia sería demasiado para esta tarea.

Con las llamas barriendo el piso de las cubiertas, empecé a volar alrededor, cortando todo el barco de proa a popa. No tomó mucho tiempo antes de que el navío se empezara a hundir hacia el fondo de la bahía.

Ahora, solo quedaba un barco en pie, aquel en donde se encontraba el capitán. Sin embargo, se me hacía algo raro que los otros capitanes y primeros oficiales no se asomaran por ningún lado, por lo que pregunté.

"¿Dónde están los otros capitanes?"

"¿Huh? Con el obispo Marconium Bassar."

Sonriendo respondí. "Entonces están muertos."

Me encontraba feliz. Ninguno se escaparía de esto, puse Energía Mágica en mi espada y liberé un torrente de hechizos de fuego sobre todos ellos.

Bolas de fuego, guadañas de fuego, tornados de fuego, flechas de fuego, serpientes de fuego, flamas danzantes, y fuego guiado devoraron por completo a la tripulación y al barco, pero aun podía sentir la ira dentro de mi corazón que no se podía aplacar, así que mientras se quemaban hasta la muerte, hice cenizas todos los remanentes esparcidos, con excepción de aquellos que bajaron sus espadas.

Cuando atrapaba a los soldados que se querían escabullir, los hacia pedazos con mis manos desnudas y luego arrojaba los restos de vuelta a las llamas. La esencia de carne quemada se podía sentir en todo el puerto.




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