100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-74.1

Capítulo 74: ¡Vaya, los Años Pasaron! (Parte 2)


[Punto de vista de Feryumstark]

"¡Morirás AQUÍ!" rugió el Wyrm Esquelético, pero ignoré su amenaza sin sentido.

En su espalda se formaron picos afilados como navajas y con sus puntas dirigidas hacia mí. En un parpadeo, todas volaron por el aire, apuntando a mi corazón. 


Las lanzas de hueso que el monstruo me lanzó eran tan lentas que pude cambiar fácilmente su trayectoria con un solo movimiento de mi espada. 

Al entrar en contacto con el suelo a mi alrededor, estas lanzas levantaron una nube de polvo en el aire. Salté hacia adelante e hice un tajo en diagonal. El Wyrm Esquelético, que solo era el esqueleto espinoso de una serpiente gigante reanimado, no tuvo el tiempo suficiente para evitar mi ataque. 

Mi cuchilla cortó a través de sus encantados huesos. Varias de sus costillas tuvieron un corte limpio y volaron en el aire. 

Siseó y rugió, intentando golpearme con su cola. El movimiento de látigo fue nada para mí y aterricé varios metros lejos de la bestia. 

Con un siseo audible, levantó su enorme cuerpo del suelo y me miró directo a los ojos con esas cavidades huecas de su cráneo, donde solo se podían ver destellos de luz amarilla tenue de no muerto. 

"¡¿Tu dragón tonto, realmente crees que tienes~sss lo que se necesita para derrotar al Gran Él?!" 

"Si, ¡y yo solo soy lo que se necesita!" declaré apuntando mi espada hacia él. 

Mi hechizo se estaba cargando mientras el monstruo hablaba. 

"¿Tú y que ejército? Mis amados secuaces~sss ya han empezado s~sssu marcha hacia es~ssste lugar. ¡Pronto, es~ssstarás rodeado por un número incontable de no muertos~sss, y serás forz~sssado a entregar tu cuerpo hac~sssia mí! ¡S~sssi, una adición hermos~sssa tú serás!" 

"¿Qué ejército? Tonta lagartija no muerta." Golpeé mi pecho y grité en un tono de voz fuerte, liberando el hechizo de autoridad que hacía que la moral de mis tropas se elevara y que la de mi enemigo disminuyera. "¡Soy Feryumstark Seyendraugher! ¡El Rey con Escamas Doradas, Gobernante de todas las tierras de Albeyater!" 

La presión de mi presencia fue liberada, haciendo que el monstruo retrocediera y se alentaran sus movimientos. 

Era similar al rugido de Alkelios hace tres años en el campo de batalla del Pueblo Pustia, pero el rango era de solo 200 metros a mi alrededor. Entre más Energía Mágica pusiera en el hechizo, más efectivo era su rango. Pero para pelear contra esta bestia, esto era más que suficiente. 

"Mientras yo estoy aquí, listo para tomar tu cabeza, mi ejército espera en la entrada de esta cueva, defendiéndola de tus criaturas." 

"¡¿Qué?!" 

Sonreí. 

La batalla era intensa, pero eran pocos contra los que podía ir a trote total. Si hablamos de este esqueleto gigante, apenas y hacia esfuerzo. 

Liberando mi Energía Mágica y dejando que fluyera a través de mi cuerpo Despertado, avancé hacia la bestia. Hice un salto en el aire. A mi derecha se formó una plataforma mágica y pisé en ella, impulsando mi cuerpo a la izquierda. Otra plataforma se creó y luego otra y otra. Salté en todas ellas, circundando a la monstruosidad a una velocidad que ninguna criatura ordinaria podría seguir. 

"¡DEJA DE MOVERTE!" 

Ahora. Pensé mientras empezaba a utilizar las plataformas para realizar ataques a gran velocidad. 

"¡GUHAAA!" 

Sus huesos volaban a diestra y siniestra siendo cortados en pedazos por la cuchilla de mi espada. Empezó a perder Energía Mágica rápidamente, intentando regenerarla y seguir el ritmo de mis ataques, pero yo tenía más de donde esto venía. El objetivo era la gran esfera de energía blanca en el medio de su cuerpo no muy lejos de su cráneo. Era la locación donde un wyrm de carne y hueso tendría su corazón. 

Cuando todos los huesos alrededor del orbe de energía fueron removidos, me detuve en frente de él y entonces enfoqué mi Magia de Autoridad en una simple [Ice Spear]

"Muere." 

"¡¡NOOO!!" gritó, pero en ese momento, una lanza dorada de hielo se formó frente a mí y entonces voló a una velocidad más rápida que el sonido directo a través del orbe de luz. 

Al pasar lo destruyó por completo. La luz amarilla de las cuencas de su cráneo se desvaneció, dándome a conocer que la batalla había terminado. 

En la ausencia de la Energía Mágica que mantenía unidos a los huesos, el esqueleto gigante empezó a caer a pedazos. Todos cayeron al suelo, esparciéndose como piezas de un rompecabezas gigante. A diferencia de las serpientes regulares, los wyrms tenían más cuernos y espinas sobre sus cuerpos para ofrecerles una protección sustancial, así como formas de ataque más peligrosas. 

Un wyrm con vida ya era una criatura muy peligrosa, pero un no muerto era un oponente aterrador para la mayoría de aventureros. Entre ellos, el Wyrm Esquelético era conocido por ser el más peligroso de todos. Portando magia poderosa y capaz de controlar a distancia sus huesos espinas, este ser eran tan peligroso que era casi imposible derribarlo sin la ayuda de un Despertado Avanzado. 

Con eso dicho, este Wyrm Esquelético estaba lejos de ser considerado un oponente digno para mí. 

Caminando hasta su cráneo, vi los tres cuernos que necesitan ser molidos en un polvo fino para realizar la cura de mi esposa. En lugar de separarlos, guardé todo el cráneo junto con los huesos en un anillo [Bolso] especial que preservaría los restos del wyrm en la misma condición exacta en la que los guardé. 

"Está hecho." Dije mirando la caverna una última vez antes de dirigirme a la salida. 

Había un montón de cosas que podían ser recolectadas aquí, como minerales y los objetos de las víctimas previas de los monstruos. Planeaba darles la orden a mis subordinados de ir y agarrar todo antes de irnos hacia Albeyater. 

Caminando afuera de la cueva, vi los restos del ejército no muerto del wyrm en el suelo completamente hechos pedazos. 

"¡Su Majestad!" dijo el capitán Algadarn mientras me saludaba. 

"Descanse, capitán." 

Asintió y relajó su postura un poco. 

"Reporta." 

"Dos de nuestros hombres están lastimados, pero están siendo curados mientras hablamos. El enemigo está hecho pedazos en el suelo. Su Majestad, ¿qué ocurrió con el Wyrm Esquelético?" 

"Me encargué de él. Tomen un descanso y luego procedan a recuperar cualquier cosa de valor que encuentren en la cueva." 

"Como ordene." 

"Bien. ¿Alguna noticia de la familia real del Reino Davarin?" 

El Wyrm Esquelético estaba localizado en las fronteras de su reino, y para llegar aquí, no solo tuve que pagar mi debida tarifa en oro al Reino Solustia, sino que también tuve que asegurarme de que tanto Davarin como Solustia no planearan en interferir con mi misión aquí. Como Rey de Albeyater, yo era un blanco muy apetecible para ambos, pero ninguno de esos tontos de sangre real tenía el coraje de atacarme directamente. Incluso así, no podía bajar mi guardia dentro de su territorio. 

Si no fuera por el regreso de Kataryna Greorg y Seryanna Draketerus de sus misiones dentro de los territorios relliar, elfo y dwarf, ni siquiera me habría molestado en pensar acerca de volar todo el camino hasta este borde del Continente Dragón. 

"No, su Majestad. Parece que mantendrán su promesa de no interferir a cambio de los bienes prometidos." 

"Eso es bueno." 

Mirando al cielo, pensé en mi esposa y me pregunté qué es lo que estaba haciendo ahora. Después de todo, era una carrera contra el tiempo para obtener su cura, y sin Alkelios por aquí, estábamos un poco apurados. 

[Punto de vista de Elliessara]

El paisaje era absolutamente hermoso aquí afuera, lejos de la capital y de la ocupada vida de los nobles. Desde el año pasado, he estado viviendo lejos del estrés y los problemas que usualmente me traerían mi vida como Reina. 

Si no fuera por esta maldición, no hubiera pensado en pasar mi tiempo de esta manera. Luego de la guerra con el traidor Draejan Andrakaryus Doesya, los asuntos políticos y económicos del Reino Albeyater se encontraban en un estado terrible. Junto a mi hijo Elovius, quien también actuaba como el Primer Ministro, y mi hija Elleyzabelle, trabajé casi cada día y noche para restaurar las cosas a como estaban. Desafortunadamente, los recientes asesinatos provocaron que muchas posiciones dentro del Palacio Real quedaran abiertas, y además de la experiencia, también teníamos el asunto de la confianza. 

Aquellos que habían sido asesinados podían ser considerados parte de los pilares principales dentro del Reino. Reemplazarlos requería de suma delicadeza y tiempo, lo cual era un lujo que en mis circunstancias actuales no podía darme. Mi mejor apuesta por ahora era mantener un ojo cerca sobre ellos hasta que pudiera pedirle a un equipo especializado que los revisara más adelante. 

"Mi Reina, le he traído su té." Aquella que llegó no era otra que Kleo y su familiar trayéndome una bandeja. 

"Gracias." 

El familiar en cuestión era un monstruo hecho de sombra pura, con ojos rojos y huesos picudos saliendo de su espalda. En una palabra, era aterrador, pero estaba segura de que, dentro de sus familiares, este era probablemente el más inofensivo de todos. Además, podía detectar el veneno con facilidad. 

Esta gran mansión para mi retiro estaba resguardada por los familiares de Kleo. En cada esquina se encontraban incontables criaturas de sombras. Un visitante normal no podría verlas, pero ahí estaban, observando cada paso y asegurándose de que no fueran una amenaza para mí. 

Luego de tomar mi taza de té, me recargué sobre mi silla y observé el calmante y pacífico escenario que la naturaleza tenía para ofrecerme. 

Este lugar se localizaba en la orilla de un pequeño lago no tan lejos de la capital. Fue construido por mi esposo, el Rey de Albeyater, a mi petición de tener un lugar para retirarme en el desafortunado evento de que mi cura no estuviera lista a tiempo. 

Alkelios me dijo que este Té Cura Todo iba a ayudar a ralentizar los efectos del [God’s Demise Poison], pero no sabía que tan efectivo era. La última vez que lo revisó, me dijo que aún tenía cuatro años y varios meses de vida, esto siendo antes de que la batalla de Pustia empezara. Si el té no tenía efecto, entonces en aquel tiempo, solo me hubiera quedado con dos años restantes de vida, no cuatro. Con esto dicho, no sabía si ahora tenía más de un año o si me estaba acercando a mis días finales. 

"Si que deseo que regrese pronto." 

"¿Quien, mi Reina?" dijo Kleo, sentada no muy lejos de mí. 

Para ahora, esta dragonesa se había convertido en la sirvienta perfecta y también en un guardaespaldas de confianza. Kataryna Greorg se aseguró de entrenarla en el arte del combate y mi sirvienta maestra le enseñó la forma y métodos de tomar cuidado de la realeza. 

"Alkelios, nuestro amigo." 

"Pronto, espero… Y cuando lo haga, le voy a dar una buena golpiza por tenernos esperando por tanto tiempo." 

"Supongo que todos lo haremos." 

"En cualquier caso, todos deseamos por su retorno…" 

"En efecto yo también."



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