100 Luck and the Dragon Tamer Skill! Arco 4-90

Capítulo 90: Black Company


[Punto de vista de Alkelios] 

Al día siguiente, partimos por la mañana, y se nos dijo que peleáramos todos y cada uno de los monstruos que se cruzaran en nuestro camino. Los otros dos grupos no movieron ni un dedo para ayudarnos, pero la única preocupada parecía ser la mujer, Risha, o siendo más preciso, se preocupaba del hecho de que terminaríamos consiguiendo el crédito por todos los asesinatos que podrían ser contados como un éxito para el grupo al final. 

Por otro lado, no me molestaba en lo mínimo el hecho de que se nos diera este tipo de tarea. Mientras que yo practicaba a controlar mi fuerza, Kalderan estaba consiguiendo niveles y experiencia en combate. 

No me contó de que se trataba su nueva habilidad, y yo no quería preguntar tampoco. Iba a esperar a verla en acción o a que él mismo me dijera. 

Viajamos de esa forma hasta llegar a la Villa Lineas. Era un simple asentamiento granjero en el medio de estas vastas planicies cuyo nombre no me molesté en aprender. Todavía quedaban un par de horas antes de que anocheciera, por lo que se nos dijo que tomáramos esta oportunidad para pasear por ahí y relajarnos. Los tres tipos encapuchados decidieron permanecer cerca de los carruajes haciendo guardia, mientras que los cuatro aventureros fueron directo a la taberna. Kalderan quería encontrar un lugar aislado para entrenar un poco, así que me quedé con la opción de hacer lo que se me diera la gana. 

Tomé esta oportunidad para aprender más sobre cómo se comportaban e interactuaban los humanos de este mundo. Hasta ahora, no había mucha diferencia entre ellos y los dragones. 

La Villa Lineas tenía una población de aproximadamente 3000 personas. En el Continente Dragón, esto sería considerado como un pueblo pequeño. No había edificios gigantes de dos pisos o maravillas de arquitectura impresionantes. Todo por aquí era simple y construido por manos campesinas. 

De cierta forma, me recordaba un montón a aquella ocasión cuando visitamos a mis abuelos en las afueras de la ciudad. A pesar de que siempre estaban regañando a mi padre con una cosa o la otra, pero nunca se les pasaba la oportunidad de dejarnos experimentar la vieja vida campesina. Mamá siempre se sentía en casa alimentando las gallinas y arreando las vacas en los suelos con pasto. Por mi parte, muy seguido me quejaba por la falta de internet y cosas por hacer, pero a su estilo, ese tipo de vida tenía su propio carisma. 

Desafortunadamente, me volví consciente de esto solo después de llegar aquí y casarme. 

Una vida sin internet… Con todo lo que me ha ocurrido, en verdad me olvidé de la ridícula comodidad que nos ofrecía la vida moderna. Ni siquiera puedo imaginar el tormentoso horror que deben estar pasando los aferrados de la tecnología cuando escucharon que no había tales cosas como computadoras e internet aquí. 

Toda la gente de aquí me saludaba con sospecha en sus miradas. No podía culparlos, llegamos como escoltas de una caravana un tanto extraña. Lo único que encontraba raro era como mantenían a sus hijos alejados de nosotros. Es como si no quisieran que los miráramos y les hiciéramos algo terrible. 

Me pregunto… ¿si fuera por ahí andando en mi forma mitad bestia sería mejor recibido? 

"¡WOOF!" 

Un ladrido repentino llamó mi atención, cuando giré mi cabeza, vi a un perrito mostrando sus dientes y meneando su cola. 

¿Quiere amenazarme o jugar conmigo? 

"¡Pebble! ¡Pebble! ¡Vuelve aquí!" 

"¡WOOF! ¡WOOF!" 

"¡Pebble! ¡No debes salir corriendo así! ¿Qué sucede si los hombres malos que quieres robar niños te encuentran?" 

Sus ojos entonces se encontraron con los míos, y se congeló en su lugar. 

¿Supongo que soy uno de los hombres malos? Me pregunté y luego le dije con una sonrisa incómoda "¿Hola?" 

"Erm… ¿Va a comerme?" 

"¿Te parece que soy un caníbal?" 

"¿Va a comerse a Pebble?" 

"¿Parezco alguien que quiere ser golpeado por su esposa?" 

El niño entrecerró sus ojos a mi comentario. 

"Oye niño. ¿Puedes por favor decirme lo que sepas sobre el comerciante que estoy escoltando?" 

"Erm…" miró alrededor a los preocupados adultos, pero ninguno se atrevió a acercarse. 

"No te voy a hacer daño a ti ni a nadie por aquí, tienes mi palabra." 

"Eres un desconocido señor, ¿por qué debería creerte?" 

"Erm… eso duele, pero es cierto, dudo que alguno de mis logros llegara a este lugar, pero oye, ¿qué tal si te doy algo a cambio? Puede ser una herramienta que tus padres necesiten o algo que tú quieras. ¿Qué te parece?" 

"¿Está tratando de sobornarme señor? He escuchado que los hombres malos secuestran a los niños de esa forma, pero usualmente les dan dulces." 

"Entonces llévame con tus padres. Si están de acuerdo, podemos seguir adelante con nuestro trato, si no, encontraré a alguien más." 

"Hm… Muy bien señor. Sígame." Asintió y me mostró una sonrisa. 

El chico que no era mayor de catorce años tenía un diente faltante. 

Momentos después, llegamos a una simple cabaña. A diferencia de los vecinos, esta tenía dos chimeneas. 

Eso es raro. 

Había mucho desperdicio metálico tirado alrededor, la mayoría en forma de herraduras o herramientas quebradas. Solo por esto, juzgué que la segunda chimenea en realidad pertenecía a una forja. 

El chico me trajo hasta la puerta y luego de entrar, la mantuvo abierta para que yo pudiera entrar. El lugar estaba un poco desgastado, pero aun podía mantenerse en contra de los riesgos del invierno si se manejaba apropiadamente. Había una mesa en el medio de la habitación y cuatro sillas haciendo juego. Al lado izquierdo, había una pila de leña amontonada y varias piezas de metal dejadas a secarse. A la derecha, miré un horno y un manojo de utensilios de cocina a su alrededor. Había otros dos cuartos visibles, pero tenían las puertas cerradas. 

Los padres del chico tenían cerca de treinta años de edad, pero en definitiva se miraban cercanos a los cuarenta debido a su dura vida. Mi abuela me enseñó que cuando se trataba de gente que vivía en las afueras de la ciudad, siempre era mejor sustraer una o dos décadas de su edad aparente. 

"Buen día, mi nombre es Alkelios." 

"¿Está aquí para llevarse a nuestro muchacho?" dijo el padre acercándose a la mesa, su mirada se movió a una pieza de metal puesta a un lado de la mesa. 

"No. Nunca me pasó por la mente. Solo estoy aquí buscando información, más en específico acerca del comerciante que estoy acompañando. Lo que sea que tengan es suficiente para mí. Les pagaré con herramientas o monedas si así lo prefieren." 

"¿Por qué quiere saber eso? ¿No lo está escoltando?" 

"En efecto lo estoy escoltando, pero eso es un trabajo que obtuve solo para moverme de un lugar a otro. Pero, no puedo negar el hecho de que estoy un poco preocupado sobre a quién estoy protegiendo en este viaje." 

El hombre miró a la madre, mientras que el chico todavía sostenía a Pebble en sus manos, el perro sucio estaba meneando su cola y sacando su lengua, sin que le importara en lo más mínimo la tensión que se sentía. 

"¿Dijiste que pagarás con herramientas?" 

"Así es." 

"Podría usar un nuevo martillo o una nueva pala." 

Asentí y activé mi habilidad [Black Hole], sacando uno de mis juegos de herramientas más débiles, el cual incluía un martillo de herrero, una pala, un pico, y un hacha contra incendios. Para ser honesto, también estaban encantados por mí, por lo que sabía que comparados con cualquier herramienta que fueran a conseguir en la ciudad, estas eran por mucho mejores. 

"¿Estas servirán?" 

"Estas… erm… Eso… ¿Qué fue eso?" 

"Una capacidad mía, por favor mantenga el secreto." 

"Entendido… Si, estas herramientas están bien… mejor que bien en realidad." Dijo levantando el martillo, ya encantado por el fino trabajo de artesanía. 

"Así que, acerca del comerciante…" 

"Por supuesto, por favor tome asiento…" 

Asentí, y luego de ponerme cómodo empezó a contarme por más de dos horas como los comerciantes de su tipo, que viajaban en carruajes negros, tenían muchos rumores sobre hacer desaparecer a la gente. Ellos comprarían y venderían bienes de la más alta calidad, pero no siempre al mejor precio. Compraban barato y vendían extremadamente alto. Muchos comerciantes tenían sus dudas sobre hacer negocios con ellos, pero si uno de ellos aparecía en sus tiendas, no podían hacer nada más que abriles sus puertas. 

De vez en cuando, los comerciantes tomarían lo que ellos llamaban ‘tarifas de protección’, lo que era una suma de dinero al azar o bienes que percibían necesarios para que la compañía no se metiera en sus asuntos. 

Para los comerciantes que trabajaban para esta rumoreada Black Company, tenían varios nombres, pero se decía que ninguno de ellos utilizaba su nombre original. Cuando comerciante fallaba, desaparecería para siempre. Ni siquiera los nobles se atrevían a oponérseles. 

"Eso es todo lo que sé, en verdad." 

"Es más que suficiente, gracias. ¿Pero cómo es que sabe de tales cosas?" 

"La gente habla, noble señor… la gente habla." 

Asentí y caminé hacia la puerta. Les agradecí una última vez y me fui. 

A esta hora del día, toda la villa estaba cubierta por un silencio horripilante. Podía escuchar un búho en la distancia, pero no había señales de personas o bestias en estas calles. Es como si algo estuviera a la espera para saltar hacia ti a la vuelta de la esquina. Eso no habría sido divertido, no quería gritar como una niñita. 

Aun así, mientras asemejaba el sentimiento horripilante dado por el silencio de la villa, pensé de vuelta en lo que me dijo el campesino. 

El comerciante son malas noticias… Esto también explica porqué tiene tanto dinero como para pagar por tantos escoltas. Antes de darme cuenta, ya tenía a los carruajes a la vista. 

Los tres poderosos aventureros estaban sentados silenciosamente en la fogata, pero sus sentidos estaban agudizados. El grupo de cuatro no se veía por ningún lado y tampoco Kalderan. 

Probablemente esté entrenando. Me pregunto si llegaremos a nuestro destino a salvo o algo interesante tomará lugar en el camino. Me dije mirando hacia el cielo. 

Con respecto a mi recién adquirida información, quería consultar con Kalderan y ver que es lo que pensaba. Sabía que a través de esta misión de escolta probablemente estuviéramos ayudando a un tipo malo, pero hasta que extensión podía ser visto como malo todavía quedaba al aire. 

A pesar de que no tendría problema alguno matándolo si llegara a darse el caso, había leyes dentro de este país que teníamos que obedeces, leyes que realmente no me importaban, pero que si quebrábamos podría dar muchos problemas a aquellos que me conocían. Por ejemplo, Kalderan podría ser visto como un cómplice mío y terminaría siendo buscado. 

El hecho de tener poder y ser capaz de arrasar con un Reino fácilmente no significaba necesariamente que podía obligar a la gente que vivía aquí a que me escucharan y siguieran mis leyes. 

Hubo una vez un hombre sabio que dijo, si deseas conquistar una nación, entonces has que la gente te ayude a hacerlo desde adentro. Cuando solo quede el gobierno de pie, todo lo que debes hacer es tomar asiento en el trono, no derramar sangre de aquellos forzados a luchar contra ti. En otras palabras, la fuerza bruta podría llevar a circunstancias desconocidas. 

Levanté el campamento no muy lejos de ellos y esperé porque regresara Kalderan. Me cociné un poco de cena al rostizar carne de conejo en el fuego. Agregué un poco de especias para que le diera sabor. 

Luego de una hora, Kalderan hizo su aparición. Se miraba cansado y con un poco de sangre en su ropa. La esencia me decía que no era sangre humana sino de monstruos. 

"¿Te divertiste?" dije ofreciéndole una cantimplora con agua. 

Kalderan la tomó y se la bebió rápido para saciar su sed. 

"¡Puha~! ¡Eso es lo que necesitaba! Y si, los monstruos de las cercanías ya no fueron un problema en realidad, y con esta nueva habilidad, sentí que podía derribar a objetivos más poderosos." 

"¡Bien! Por cierto, ¿has comido algo?" 

"Nada de cenar. Muero de hambre." 

"Caminé un poco por la villa… preguntando a la gente." Dije después de darle un poco de carne a Kalderan. 

"¿Qué encontraste?" 

"Bueno…" entonces le comencé a explicar acerca de la Black Company, el comerciante, y también que estaba preocupado con respecto a las leyes de este país. 

"Hm… a menos que lo veas absolutamente necesario, te aconsejo que no hagas nada en su contra. Este no es el Continente Dragón mi amigo. No solo yo me metería en problemas, pero escuché que aquellos que se meten con la Black Company no solo ponen a sus amigos y familiares en peligro, sino que también a meros conocidos." 

"¿Son tan peligrosos?" 

"Desafortunadamente, sí." 

"Entonces, ¿qué debería hacer?" 

"Por ahora, aguanta. SI, y solo SI te encuentras en una situación donde no puedes ignorar más sus fechorías, entonces te daré una mano. Pero entonces deberemos estar preparados para las consecuencias. No importa que digamos, seremos tratados como criminales por este país." 

"¿Los nobles no dicen nada en contra de tales fechorías?" 

"Si fuéramos nobles, tal vez, pero no solo no tenemos ninguna conexión con la nobleza de esta nación, sino que somos Héroes, con lo cual las leyes nos ponen en una categoría diferente a Plebeyo y Noble. Literalmente tenemos a la Ley trabajando en nuestra contra más de lo que quisiéramos." 

"*Sigh*… Supongo que, en el peor de los escenarios, nos haremos fugitivos." 

"Tal vez, pero sabes, peleando a tu lado me las arreglé para aumentar mi fuerza más de lo que hubiera sido capaz haciéndolo solo o con otros héroes en este mundo. Tampoco nunca me trataste como basura o te comportaste superior en frente de mí. Mantuviste tu palabra, es por eso que… si te encuentras en la situación donde eres forzado a actuar, ¡permaneceré a tu lado como amigo y aliado!" 

"Gracias, en verdad lo aprecio." 

Nos fuimos a la cama luego de terminar la cena y nos levantamos al amanecer del siguiente día. 

Mientras preparaba el desayuno, pregunté algo solo por curiosidad "Kalderan, dijiste que eres de Rusia." 

"Si." 

"¿La gente rusa todavía usa términos como ‘camarada’ o ‘tovarishch’ cuando se refieren a alguien?" 

"Solo los militares y oficiales, pero para alguien más sonaría extraño. La Unión Soviética colapsó el 25 de diciembre del ’91 si mal no recuerdo, y desde entonces hemos sido la Federación Rusa." 

"Creí que fue en 1989." 

"Estabas equivocado mi amigo." 

"Si, historia nunca fue mi fuerte. Durante un examen en la escuela, con respecto a historia internacional, escribí que Washington descubrió América cuando colocó su bandera en la Antártida, a donde viajó en un bote de remos. El maestro tuvo una buena carcajada al menos, pero aun así me quedé con un seis como calificación. Aunque unas cosas si las tuve bien." 

"Estoy seguro de que de ser cierto lo que escribiste, hubiese sido un muuuy largo y congelado viaje para uno de los padres fundadores de los EE.UU. La pintura de Washington Cruzando el Delaware es bastante famosa, así que no puedo culparte por confundirlo con algo más, ¡aunque como te las arreglaste para poner la Antártida en eso está más allá de mi imaginación!" 

"Sabes de historia ¿huh?" 

"Era un pasatiempo mío." 

Luego de terminar de almorzar, era hora de irnos, pero justo cuando los carruajes estaban siendo preparados, vi al comerciante de la Black Company ordenándole a alguien que se metiera en el último. Cuando miré en esa dirección, algo me pareció un poco raro. 

La primera cosa que llamó mi atención fue una esponjosa cola café que se meneaba antes de desaparecer en el carruaje, luego le siguieron dos mujeres de entre 20 y 24 años con collares de esclavo encantados en sus cuellos. El comerciante les siguió con una sonrisa horripilante en su rostro. 

¿Qué está sucediendo aquí? Me pregunté, pero en el siguiente segundo, se ordenó que los carruajes avanzaran. 

Mis preguntas tendrán que esperar, pero definitivamente no tenia un buen presentimiento con esto.





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